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Dokken - Tooth And Nail (1984)

Calificación:*****

Pocas bandas aportaron tantos álbumes grandiosos e influyentes durante la década de los ochenta como hicieron nuestros queridos Dokken, grupo que cuarenta años después siento que no está recibiendo todos los reconocimientos que merece. Y es que sus primeras cuatro referencias discográficas me parecen de obligada escucha para cualquier amante de los sonidos más clásicos. En esta entrada he querido reivindicar “Tooth And Nail”, segundo LP del grupo, mi preferido y, probablemente, les acercó más a los cánones del Metal.

 

Tras un debut de lo más prometedor como fue “Breaking The Chains” (1983), en el que contaron curiosamente con el bajista Juan Croucier en sus filas antes de que diera el salto a la fama con Ratt, el nombre de Dokken comenzó a sonar con más intensidad, especialmente en Europa. Su sonido por aquellos tiempos tomaba mucha inspiración de grupo polifacéticos como Def Leppard o Rainbow, que lo mismo eran capaces de firmar una canción llena de Rock Duro como de marcarse una pista enormemente comercial (en su debut, por ejemplo, encontramos pistas radiofónicas como “Seven Thunders” o “In The Middle”).

 

No obstante, la irrupción de este cuarteto en el mercado musical no fue un camino de rosas, sino un infierno digno de un buen documental.  El fracaso de una segunda reedición del álbum en USA, la cancelación de su gira como teloneros de Blue Oyster Cult y las constantes amenazas de su discográfica elevaron las tensiones entre Don Dokken, vocalista y líder del grupo, y del guitarrista George Lynch, llegando la frustración hasta tal punto que varios medios reportan que el segundo fue despedido y readmitido en varias ocasiones (Don en ese sentido siempre tuvo fama de dictador). Tras probar suerte con varios guitarristas y no dar con uno a la altura de Lynch, Don volvió a contar con este grandioso músico, quien, por cierto, había aprovechado sus constantes idas y venidas del grupo para probar suerte en las audiciones de Ozzy Osbourne para el puesto que había dejado vacante malogrado Randy Rhoads (el puesto, como sabrán, terminó siendo asignado a Jack E. Lee).

Una vez entraron en el estudio las tensiones entre Don y George volvieron a reaparecer debido a los diferentes criterios a la hora de componer, al abuso de las drogas, así como para elegir un productor para el álbum: Don quería repetir con su amigo Michael Wagener (uno de los grandes “culpables” del sonido de Accept, además de encargarse de mezclar el mismísimo “Master Of Puppets” un par de años después) y el resto de miembros preferían apostar por alguien más experimentado. Finalmente, la discográfica dio la razón a Lynch y compañía y apostó por un veterano Tom Werman para esta labor. Si bien este hizo una labor estelar, tal y como se puede comprobar en el resultado final, lo cierto es que este tuvo que presenciar numerosos enfrentamientos físicos y verbales entre Don y George. Si a esto le sumamos la leyenda urbana que dice que, cuando Werman no estaba en el estudio trabajando Don Dokken y Wagener aprovechaban sigilosamente para ajustar las pistas vocales a su antojo…¡vaya tiempos!

Costaría sangre, sudor y lágrimas, pero el 14 de septiembre de 1984 vería, por fin, la luz “Tooth And Nail”, una obra que consolidaría definitivamente a Dokken como el grupo de masas que estaba llamado a ser a través de una colección sobresaliente de nueve canciones que iban desde lo más Heavy, hasta lo más comercialmente adictivo.  

¡Pasemos a hablar de cada canción! 

La audición comienza en clave instrumental con “Without Warning”, un épico corte de poco más de minuto y medio en el que los arpegios de la guitarra acústica van ganando presencia con el paso de los segundos, al mismo tiempo que los teclados y una serie de punteos nos preparan el cuerpo para lo que será el primer cañonazo del disco…

…¡boum! La batería de Mick Brown redobla sin piedad y, en combinación con un hiriente riff de George Lynch, nace una pista inspirada por el Speed Metal de la época. El tema que da nombre a la obra ha terminado convirtiéndose, como cabía esperar, en uno de los más queridos por parte de los seguidores. El número es metálico a más no poder, avanzando sin un atisbo de pausa y siendo siempre coronado por un estribillo coral impresionante. No obstante, para mí lo más impresionante de este primer golpe al mentón es el extenso y veloz solo que firma nuestro adorado Lynch, quien exhibe aquí su personalísimo estilo a la hora de desenvolverse por el mástil (uno de los más grandes de su gremio, no hay debate). En la letra podemos leer frases como “Todas nuestras esperanzas colisionan y los sueños que una vez tuvimos solo vemos que se desploman”, en las cuales da la sensación de que el grupo nos estaba contando indirectamente la odisea de problemas a la que se habían enfrentado para poder lanzar el LP.

Seguimos por la senda de los clásicos de la mano de “Just Got Lucky”, una canción cuyo ritmo y tono más radiofónico contrasta enormemente con la ración de potencia musical que acabamos de presenciar, lo cual no considero como un punto negativo en ningún caso. Hay mucho Glam tras esas líneas de guitarra (un punteo famosísimo que, aunque no hayas escuchado nada del conjunto, seguramente te suene) y ese estribillo que parece sacado de los dos primeros trabajos de Def Leppard. Don Dokken canta con su habitual encanto, añadiendo más calidez a este corte sobre desamor. Tenía todos los elementos para ser un hit y, finalmente, lo logró.

Si te gusta el Rock Ochentero te puedo asegurar que vas a disfrutar de lo lindo con “Heartless Heart”, un corte que combina ese gancho melódico de la década con una instrumentación algo más Heavy en el plano de la distorsión. La ausencia de un solo de guitarra como tal (una pena teniendo a Lynch en tus filas) es solventada con un estribillo directo y unos coros omnipresentes. Si te gustan bandas como Quiet Riot, Twisted Sister o los primeros Bon Jovi puedo asegurarte que vas a disfrutar con esta propuesta.



Si echaba de menos una mayor presencia de la guitarra de George Lynch en la pieza anterior, creo que todo queda perdonado con “Don’t Close Your Eyes”, una canción donde su hacha nos hipnotiza con una serie de riffs afilados y termina de ebullir en otro de esos solos estratosféricos. En líneas generales es una pista pegadiza, donde llama mucho la atención la base rítmica que crean Mick Brown y Jeff Pilson tras sus respectivos instrumentos y en la que Don Dokken se desenvuelve sobradamente bien.

Siempre ubicaré “When Heaven Comes Down” entre mis preferidas del disco. Su propuesta sonora es aquí mucho más densa, con una guitarra que no deja de mutear mientras la base de bajo-batería marca el lento ritmo de este gran acierto musical. Sobre la mitad de la pista emerge un solo algo más rápido en el que Lynch imprimirá toda su técnica. Adoro ese agudo que lanza Don poco antes del final. No entiendo muy bien por qué ha quedado en un segundo plano dentro de su catálogo…¡no lo entiendo!

“Into The Fire” es un clasicazo en toda regla. Las pistas de guitarra de Lynch se van sucediendo, variando entre lo acústico y lo distorsionado, mientras Don canta con especial encanto. También hay que valorar aquí la presencia de algunos teclados durante los versos y, por supuesto, debo quitarme el sombrero ante el pegadizo y atemporal estribillo que el grupo se sacó de la chistera. Un nuevo solo para enmarcar de Lynch (¡cómo corre por el mástil!) pone la guinda a este número legendario.

Aunque pueda pecar de no innovar nada, no es ni mucho menos un relleno. Lo cierto es que “Bullets To Spare” ofrece un Hard-Rock puro que ha sido construido a partir de una sección rítmica sólida y que encuentra su mayor potencial en el estribillo (mucha influencia de Accept aquí) y en el ÉPICO solo de guitarra de Lynch donde plasma nuevamente su estilo tan personal.

Casi al final emerge una de las más grandes Power Ballads jamás escritas. “Alone Again” combina perfectamente las melodías más lacrimógenas con un poderío guitarrero apabullante (¡cómo retumban esas líneas de guitarra acústica en tu corazón!), haciéndose este último más notorio en el breve, pero efectivo, solo. Don canta como los ángeles, desgañitándose con un poderío dramático enorme que encaja a la perfección con una letra que trata sobre una los sentimientos depresivos que sufre una persona tras una ruptura amorosa. No era de extrañar que se colara en las diferentes listas de éxitos de la época…¡espectacular!

Y después de hacernos llorar, el cuarteto opta por cerrar el álbum de la manera más Heavy posible. “Turn On The Action” recupera la mordida de “Tooth And Nail” con un tema marcado por la velocidad, los constantes punteos de Lynch (¡atención al solo que nos tenía guardado para el final!), el trabajo vocal de un Don Dokken lleno de energía y ese estribillo difícil de olvidar.

 

CONCLUSIÓN

A nivel personal, y como muchos otros seguidores del grupo, “Tooth And Nail” es mi obra predilecta de estos americanos. Su capacidad para sintetizar en nueve canciones los diferentes subgéneros y movimientos que emergían a principios de los ochenta (NWOBHM, Glam, Speed,…) y, ya de paso, elevarlos al máximo exponente de calidad posible lo convirtieron en uno de los álbumes más importantes de 1984, año en el que no pocas bandas de similar estilo sonoro comenzaron a emerger y publicar álbumes de alto calado.

La legión de fans de Dokken comenzó a multiplicarse por todo el mundo llegando al puesto 49 en Billboard y colocando sus singles entre las posiciones de honor para la lista Mainstream. El cuarteto no tardaría en volver a entrar en el estudio para tratar de aprovechar el tirón comercial que estaban experimentando, aunque para ello tuvieran que dejar de lado las cada vez más habituales confrontaciones entre Don Dokken y George Lynch. Pronto verían la luz “Under Lock And Key” (1985) y “Back For The Attack” (1987) y, con estos, comenzarían a enforcar su sonido a terrenos más cercanos al Glam…¡pero eso es otra historia!

 

¡“Tooth And Nail” es una obra maestra!




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