Yes son una institución indiscutible del Rock Británico. Su elegancia progresiva llevada a la máxima expresión en legendarios álbumes como “Close To The Edge”, “90125”, “The Yes Album” o “Relayer”, por citar unos pocos, sumada al encanto de sus portadas, mérito total y absoluto para Roger Dean, los han convertido en símbolos audiovisuales del Rock Mundial. Por ello, el simple hecho de que estos mastodontes acaben de lanzar un nuevo doble álbum, “The Quest”, el primero tras la muerte de Chris Squire en 2015, con canciones completamente nuevas solo me despierta un inmenso sentimiento de alegría.
Está claro que la formación es nueva y es difícil no extrañar a miembros pasados, pero creo, y más escuchando el álbum completo, que los experimentados Steve Howe, Alan White y Geoff Downes, además de Jon Davison y Billy Sherwood, llegados al grupo hace menos años, se han ganado todo el reconocimiento a seguir tocando bajo el nombre de Yes.
Siete años después de “Heaven And Earth” (2014), el quinteto vuelve a la carga con una obra ambiciosa (¿cuál no lo ha sido?) que, como tantas en los últimos tiempos, nació durante el confinamiento obligatorio por el Covid-19. Este nuevo trabajo ve la luz en varios formatos y no tardaré en adquirirlo. Lo puedo garantizar.
Con “Dare To Know”, elegida como segundo single, necesité un par de
escuchas para terminar de amoldarme a la idea. El hecho de que Davison y Howe
decidieran compartir la función vocal es un acierto. No obstante, Howe dio a
esta canción un tono muy parecido a las canciones que aparecieron en su trabajo
solista “Love Is” y, de alguna manera, no termina de sonar 100% Yes y eso no
todo el mundo puede entenderlo. Es una canción, eso sí, tremenda en su
instrumentación (especialmente en el plano de cuerda) sobre la segunda mitad de
la canción, pero el concepto en sí puede dejar un poco desubicado al oyente más
clásico.
Llegamos al primer corte compuesto a medias entre Sherwood y Davison.
“Minus The Man” empieza con elegancia a través de arreglos orquestales que
empastan con naturalidad y belleza con la instrumentación propia del grupo. Me
resulta especialmente grande la sección que correspondería al puente, en un
sólido in crescendo que, tras una contundente pausa, termina en el sencillo
pero espacial estribillo. Howes vuelve a sacarse de la chistera un agradable
solo de guitarra y a dejarnos con un dulcísimo sabor de boca. No sé a ustedes,
pero a mí me ha transportado a los primeros trabajos del grupo. Por cierto, la
letra alude a los peligros de la inteligencia artificial.
Para mí la sorpresa del disco es “Leave Well Alone", una pieza que en
su inicio amaga con optar por ritmos lentos para, en poco tiempo, mutar en un
corte con numerosos matices de Funk y estructuras cambiantes donde se suceden
arpegios lentos, solos llenos de técnica y limpieza sonora, otros momentos más
jazzísticos (elegante batería) y gran cantidad de detalles puramente
progresivos recordándome por momentos (minuto 2:43 por ejemplo) a los discos
más movidos de otro icono como Peter Gabriel. Ocho minutos dura esta majestuosa
pieza compuesta por Howe y ejecutada a las mil maravillas por una banda digna
de ovación.
“The Western Edge”, la segunda composición de la dupla
Davison-Sherwood, me gustó más con el
paso de las escuchas, especialmente cuando aparece un ritmo más rápido y, al
mismo tiempo, las voces (en esta ocasión interviene el propio Sherwood) se
doblan construyendo unas melodías dulces y que, nuevamente, nos hacen viajar a
otros tiempos y sentirnos afortunados de estar escuchando nueva música de estos
talentos. Howes vuelve a dejarnos sin aliento con los efectos de pedal tan
atmosféricos y que resultan imprescindibles en el resultado final de la pista.
La balada más pura, como tal, es “Future Memories”, un tema maduro y que
mantiene vivo el ADN del grupo. No importa qué miembros estén o no en estos
momentos tras la maquinaria de Yes, si el sonido se mantiene tan fiel a su
esencia (por supuesto que lo mínimo es tener un veterano en el grupo..¡y encima
aquí hay tres!). Las líneas de bajo, los adornos arpegiados de Howe tras las 12
cuerdas, la voz de Jon Davison (no creo que sea el único que haya pensado en
Chris Squire al escuchar esa voz tan delicada),…¡maravilla!
Como en “Dare To Know”, “Music to My Ears" cuenta con la labor vocal
compartida de Davison y Howe, siendo este último además el compositor de la
misma. Como en la primera, volvemos a enfrentarnos al debate de si es una
canción fiel al estilo de Yes o suena más al álbum solista de Howe. Si dejamos
esta duda a un lado os puedo garantizar que es una canción bella, donde esas
armonías vocales alcanzan otra dimensión gracias a los limpios punteos de
guitarra que alcanzan su máximo nivel a
partir de los dos minutos y medio, con arreglos casi barrocos (buena sintonía
con los teclados).
El primer CD termina con una sentida pieza compuesta
por Downes y Davison que lleva por título “A Living Island” y que lanza un
mensaje de amor a la humanidad, dibujando al planeta como una gran isla
viviente que ha tenido que enfrentarse a una enorme pandemia. El corte rinde
homenaje a todos por soportar el año de encierro y sufrimiento, así como a
quienes ya no están. Aunque Howe hace un gran labor, esta vez creo que destacan
más otras intervenciones como la percusión y batería de White o los teclados de
Downes. Tal vez como pieza de cierre de esta primera cara muchos esperarían un
tema más movido, pero, a fin de cuentas, no está nada mal.
Lo que no termino de entender es la inclusión de un
segundo CD que cuenta con solamente 13 minutos de música, frente a los 45 del
primero. No sé si era necesario o no (juzguen ustedes mismos), pero desde luego
que llama la atención en la escucha.
El caso es que el primer tema que nos topamos es “Sister
Sleeping Soul”, un corte de guitarras acústicas y, en ocasiones, inspiradas por
la música oriental, además de una línea de bajo adictiva. La suma de las
aportaciones crea un ambiente realmente bucólico y brillante. Las otras dos
canciones restantes no enganchan tanto como esta que acabamos de mencionar. “Mystery
Tour” es un cariñoso homenaje en el título, la música y la letra a los Beatles
que no pasa de lo anecdótico y “Damage World” que vuelve a sonar más similar a
Howe en solitario (de hecho es él quien canta en la pieza al completo).
Sinceramente, yo hubiera incluido “Sister” en el primer disco y me hubiera
ahorrado el segundo CD, pero Yes hacen lo que quieran y yo los respeto por
ello.
Tras escuchar en repetidas ocasiones “The Quest” puedo concluir que esta nueva formación de Yes sigue siendo capaz de producir música a la altura de la leyenda. Obviamente no es una obra maestra, ni puede compararse a sus mayores clásicos, pero da continuidad a una leyenda de más de medio siglo de vida. No todos los números presentes en este LP son igual de buenos (Howe brilla como músico y productor, pero sus composiciones tal vez hayan flojeado un poco más). Para mí han superado notablemente el difamado “Heaven And Earth”, lo cual siempre es buena señal, pero no puede compararse, como decía, con los grandes títulos de su discografía. Para mí es un trabajo de notable (7).
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