Phil Campbell y Mikkey Dee vivieron muy de cerca el fatídico final de Motörhead en 2015, cuando un cáncer destructor acababa con la vida de Lemmy Kilmister, icono absoluto del Metal, a finales de 2015. Con el obvio final del grupo más querido del Speed Metal ambos músicos se vieron forzados a seguir sus respectivas carreras con otros proyectos. Mikkey, aprovechando la vacante dejada por James Kottak en Scorpions, se convirtió a los pocos meses en el nuevo batería de los alemanes (¡poco se habla de lo bien que lo está haciendo!), mientras que Phil optó por dar a luz un proyecto junto al vocalista Neil Starr y sus hijos que terminaría llamándose Phil Campbell And The Bastard Sons. Este debutaría en vivo en una inolvidable actuación en el festival de Wacken interpretando una serie de canciones nuevas que estuvieron incluidas en su primer EP, de título homónimo, así como un gran número de versiones de Motörhead. En 2018 fue cuando, por fin, pudimos escuchar “The Age Of Absurdity”, su primer “Long-play” en el que ya podíamos saborear con bastante ilusión el inmenso potencial que todos y cada uno de los músicos poseía (me remito a cortes como “Dark Days” o “Welcome To Hell” para probarlo).
En pleno 2020, el año más apocalíptico de las últimas décadas, el grupo ha aprovechado el confinamiento provocado por el Covid para dar un salto de calidad más que importante como grupo que se refleja en este nuevo “We’re The Bastard”, obra recién salida del horno y que es motivo de análisis en esta entrega.
Lo primero que me ha llamado la atención del disco es su elaborada y más que convincente portada en la que podemos ver a los miembros del grupo retratados mientras toman unas birras y charlan tranquilamente. Creo que, a fin de cuentas, define de qué va este proyecto: pasarlo bien entre gente cercana, hacer buen Rock y mojar el gaznate con fresca cerveza. ¡Salud!
Y si hay algo que guardaré eternamente en el corazón de este disco es que tuve la posibilidad de hablar largo y tendido con el mismísimo Phil en una entrevista publicada hace un par de semanas en la que esta leyenda analizó con sumo cuidado este LP y nos prometió que nos iba a encantar (¡ya os podemos decir que no se equivocaba!)
“We’re The Bastards” abre de manera festiva con el tema título, el cual aspira a convertirse en un himno del grupo que desatará la locura en cada concierto que estos ofrezcan. Los riffs de Phil suenan juguetones (tampoco se quedará atrás su solo muy en la línea de lo que el galés nos tiene acostumbrados), Neil está fresco y desde los primeros compases saca sus mejores registros, así como el estribillo, aunque simple, es irresistiblemente pegadizo (mucha atención a los arreglos melódico-acústicos que posee la canción). De esta manera, ¿quién no quiere seguir adelante con la escucha?
Motörhead parece resucitar en una salvaje pieza como “Son Of A Gun”. El bajo, la batería y las guitarras marchan a un ritmo cercano a lo Speed que, de manera más que digna, Neil vuelve a clavar con la voz. Phil vuelve a brillar con un escandaloso solo de guitarra sobre el que añade, además, unos acertados efectos de wah. Uno de mis cortes preferidos del disco, aunque quedan todavía un par de highlights por aparecer. En la mencionada entrevista Phil dijo que había más canciones que nos recordarán a Motörhead en el disco, así que vamos a seguir expectantes porque en cualquier momento seremos sacudidos por decibelios destructivos.
El Hard-Rock de “Promises And Poison” es accesible y eléctrico, pero también esconde una mayor madurez compositiva por parte de un quinteto que, con el paso de los años, se nota más unido en lo musical y no solo en los propios vínculos de sangre que ya mantenían, a excepción de Neil. Aunque el primer indicio de ese crecimiento como banda llegue justamente después, con la llegada de una pieza sorprendente como “Born To Roam”, nacida a través de una guitarra acústica arpegiada con clase y elegancia que marca el camino sobre el que la distorsión terminará apareciendo. Medio tiempo de inspiración sureña que no deja de fascinarme con cada nueva escucha que le doy.
Vuelve la furia de Campbell con “Animals”, otro tema deudor de los 30 años que el líder del grupo estuvo en Motörhead. Corte rápido, tal vez no tan mordedor en su estribillo como “Son Of A Gun”, y que me recuerda a “Ringleader” de su obra previa. “Bite My Tongue” también pudo haber estado incluido en su primer LP, con una secuencia de riffs más rítmica y una estructura tan predecible como convincente.
¡Qué placer de canción es “Desert Song”! Ese primer riff y la aparición de la armónica nos vuelven a trasladar al sur de los Estados Unidos y sus inconfundibles sonidos áridos. Canción que, como haría “Dark Days” en el debut, pero con una dosis comercial más descarada en su estribillo, aporta frescura al álbum. Impresionante el abanico de riffs y punteos que podemos encontrar en esta canción. Una vez más, Phil corta el bacalao con un solo de guitarra a la altura de su reconocimiento y leyenda. Buenísima pieza.
El riff principal de “Keep Your Jacket On” parece un guiño sonoro a “Stay Clean” de Motörhead, pero en el fondo nos encontramos, inconfundiblemente, ante un tema esperable de estos músicos que me ha hecho pensar en “Big Mouth”, el primer cañonazo que pudimos escuchar de estos tipos hace ya unos años.
Tras dos más que aceptables “Lie To Me” y “Riding Straight To Hell” se viene otro golpe al mentón como es la veloz “Hate Machine”, tema lleno de mala hostia y electricidad construido a partir de una sólida estructura de riffs, grandes coros, un Neil en su mejor versión y uno de los solos más grandes del disco.
En resumidas cuentas, “We’re The Bastards” propone más, y mejores, cosas que “The Age Of Absurdity” debido, seguramente, al crecimiento de sus miembros como banda que suena más compacta que nunca y que permite esperar grandes cosas de cara al futuro.
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