Calificación: ***** Alemania y el Metal…¡qué buena combinación! Los años 80, en general, fueron una etapa gloriosa para el desarrollo del Metal en sus diversas subcategorías. Primero surgió la NWOBHM con bandas que todo el mundo adora como Maiden, Judas Priest o Motörhead), pero poco tiempo después ya comenzaríamos a hablar también de otros derivados del Metal como el Thrash (Metallica, Megadeth, Slayer,…). Como podéis imaginaros, Inglatera y Estados Unidos eran las principales potencias musicales que no dejaban de exportar nuevas bandas al estrellato. No obstante, Alemania estaba preparando su reivindicación como potencia musical y este álbum que hoy es motivo de reseña fue uno de los principales factores que propiciaron que el país teutón siga siendo, a día de hoy, una “tierra santa” del Metal. Ya en los setenta y, por supuesto, durante todos los ochenta, esta nación había presentado al mundo a los Scorpions (¡qué gran regalo para la humanidad!) y Accept, banda prot...
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