Pocas bandas modernas
me gustan más que los nórdicos Avatar, un quinteto capaz de cargarte de energía
con su sonido veloz y lleno de agresividad. Tengo que reconocer que los descubrí
cuando ya habían publicado un par de sus discos más famosos (si no habéis
escuchado “Black Waltz” y “Hail The Apocalypse” estáis tardando en hacerlo),
pero eso no me impidió adentrarme en su universo oscuro de Metal.
El álbum que aquí
reseño viene a confirmar el ascenso de popularidad que estos chicos han
experimentado en los últimos años. Y es que el éxito de “Avatar Country”, su
obra más reciente de estudio, les abrió la posibilidad de convertirse en una de
las principales atracciones de los festivales europeos del verano de 2018, así
como iniciar una exitosa campaña de crowfounding para financiar futuros
proyectos del grupo, entre los que se encuentra este LP en directo.
“The King Live In
Paris” viene a documentar el ya mencionado tour que el grupo desarrolló por algunos
de los festivales europeos, en este caso en el Download Festival parisino, tras
volarnos la cabeza con “Avatar Country”. La producción, como comprobaréis, es
tan buena que capta con absoluta fidelidad el derroche de energía que esta
banda siempre ofrece en cada presentación en directo ante un público entregado
de principio a fin. Como bien dijo su líder, el descomunal Johannes Eckerström,
a quien alabaré bastante a lo largo de la reseña (el que avisa no es traidor),
este concierto “parece más un documento
de una batalla fundamental que un álbum en vivo”.
Debido a que es el show
se desarrolló en un festival, el repertorio del LP se ve reducido a diez
canciones más la introducción. Esta es la única gran pega que lo pongo al
material, ya que, cuando llega el final del disco, te quedas con ganas de más
por lo bien que suena todo.
Tras una introducción
radiofónica breve en francés en la que se anuncia la entrada del rey, ese
personaje encarnado por el guitarrista Jonas Jarlsby, que protagonizó el
conceptual “Avatar Country”, se inicia
la fiesta con “A Statue Of The King”. Johannes suena imponente y no tarda en
sacar a relucir sus primeros guturales, así como su extensa variedad de
recursos (¡qué bueno es!). La banda suena compacta y nos permite hacernos una idea
de lo que vamos a presenciar durante el resto de temas de esta obra en directo.
Posteriormente, tras un pequeño diálogo del cantante con la audiencia, resonará
el inconfundible riff de “Let It Burn” del “Black Waltz”, todo un clásico de la
banda que, como no podía ser de otra forma, funciona a las mil maravillas en
vivo. Nuevamente, Johannes está imparable, permitiéndose el lujo de exhibir sus
mejores agudos para esta ocasión tan especial.
Otra canción que suena
descomunal en cada show del grupo es “Paint Me Red” (¿he alabado ya los
guturales del señor Johannes?), gran tema que sirve para preparar el cuerpo
justo antes de ser sacudidos por “Bloody Angel”, uno de los temas insignia del
quinteto. Metal de alto voltaje, cargado de cambios y que en directo suena, aún
si cabe, más incendiaria que en el álbum (lo que es bastante complejo, ¿eh?).
Tras la original “For
The Swarn”, que siempre me ha sonado a una versión salvaje de los System Of A
Down, seremos partícipes de una sobresaliente interpretación de “Tower” en la
que vuelve a ponerse de manifiesto la amplitud de registros que el señor
Eckerström posee en sus cuerdas vocales (es inhumano lo de este tipo).
Es a partir de este
momento cuando el concierto termina de despegar, si es que ya no lo había hecho,
y la banda, además de intercalar una extensa versión de “The Kings Welcome To
Avatar Country”, uno sus temas más rockeros, nos deleita con tres clasicazos como
“The Eagle Has Landed” (mantiene el nivel de dramatismo del estudio), “Smells
Like A Freakshow” (sinónimo de triunfo) y la siempre ÉPICA “Hail The
Apocalypse” (Johannes nos da su última masterclass de guturales).
Si eres fan del grupo o
deseas adentrarte en el universo tan peculiar de estos personajes, “The King
Live In Paris” es, sin lugar a dudas, tu álbum ideal. Un fiel reflejo de lo que
esta banda ha sido capaz de hacer desde sus primeros años que justifica el más
que merecido éxito que estos chavales han tenido últimamente.
Cinco estrellas y…HAIL
THE APOCALYPSE!
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