El destino quería que
dos de las bandas más emblemáticas de la última década del siglo pasado se
fusionaran en un solo proyecto llamado Audioslave. Tras la marcha de Zack de la
Rocha de Rage Against The Machine por “diferencias creativas”, sus compañeros
restantes (Tom Morello, Brad Wilk y Tim Commerford) no tardaron demasiado en
emprender la búsqueda de un nuevo cantante. Tras barajar varias opciones, Rick
Rubin recomienda a Morello que contacte con el mítico Chris Cornell,
quien, ya por aquellos tiempos, tenía
una exitosa carrera a sus espaldas junto
a Soundgarden, sin olvidar tampoco The Temple Of The Dog, que le convirtieron
en uno de los vocalistas más reconocidos de los 90s. Rubin había trabajado junto
a Chris en Soundgarden y estaba convencido de que el melenudo podía congeniar
bien con la filosofía de la banda. Desde la disolución de Soundgarden en 1997,
Chris había estado volcado en el lanzamiento y posterior gira de promoción de
su álbum solista “Euphoria Morning”. Cuando Chris recibió la llamada de Morello
y Rubin, este aceptó con la condición de cambiar el nombre del grupo. Una
noche, en plena búsqueda de un nombre, Cornell, por fin, obtuvo un nombre
adecuado para este nuevo proyecto: Audioslave.
Pocos meses después, el
esperado debut de este supergrupo estaba preparado para salir a la venta entre
tanta expectación.
Sería pecado, por mis
orígenes, no detenerme un momento en la portada del álbum, que es todo un
clásico del Rock contemporáneo. Aludo a mis orígenes porque la portada, aunque
pocos lo saben, muestra un paisaje volcánico de la isla de Lanzarote, que
pertenece al archipiélago de las Islas Canarias del que provengo. Según el
diseñador de la portada, Storm Thorgerson, líder del grupo de diseño Hipgnosis
(las portadas de Pink Floyd llevan su firma), eligieron Lanzarote porque “los volcanes se adecuaban a la inquietante
amenaza de Audioslave”.
Este experimento podía
haber sido un fracaso, como tantos supergrupos que quedaron en el olvido, pero
con un tema como “Cochise” nada podía fallar. Unos primeros segundos de ascenso
instrumental (me encanta el efecto de pedal que añade Morello), para dar
entrada a un riff muy en la onda de Led Zeppelin, una influencia notable en
Chris Cornell. Y es que el señor Cornell, a quien tanto extraño, empieza por
todo lo alto, variando registros agudos con un intermedio más grave que deriva
en uno de sus gritos más reconocidos. A los fans de los videoclips siempre les
recomiendo el de este tema, con una pirotecnia descomunal que lo hace más
vistoso.
Sin quitar el pie del
acelerador (muy acorde esta frase con el videoclip) es el turno de la rabiosa
“Show Me How To Live", con una nueva exhibición de Chris al micrófono y de
Morello, punteando con mucha calidad y jugando con su fiel wah. El estribillo
bien podría ser el mejor de todo el plástico (los agudos de Chris…madre mía).
La instrumentación
tiene mucha presencia en “Gasoline”, aunque sea, de nuevo, Cornell quien se
lleva la mayor parte de los elogios, siendo capaz de evolucionar su registro de
unos agudos y suaves versos a una explosión de rabia contenida durante todo el
estribillo. Algo similar ocurre en “What You Are”, una colérica dedicatoria de
Chris a su exnovia, y en “Shadow On The Sun”, en las que el mencionado arsenal
de registros del cantante, una vez más, vuelve a brillar por su amplitud. Ambos
estribillos son extremadamente vibrantes. Otro aspecto a destacar,
concretamente en el primer tema, es el solo distorsionado de Morello sobre una
sugerente base de bajo a manos de Tim Commerford.
Si hay un tema que
quedará para la historia del Rock contemporáneo, esa es “Like A Stone”, que
bien podría ser la canción por excelencia de Audioslave. Tome asiento, querid@
lector/a y disfrute de una de las mejores interpretaciones que nos dejó ese
genio llamado Chris Cornell, desplegando un potencial de armonías vocales y de
emotivos fraseos que alcanzan su mayor emotividad en un estribillo mundialmente
conocido.
"Set It Off"
es una de mis debilidades personales, así como una de las más salvajes de todo
el catálogo de este grupo. La esencia de Rage Against The Machine se cita con
un cantante como Chris Cornell, que vuelve a optar los agudos característicos
que ya pudimos disfrutar durante los dos primeros temas del LP, así como en su
etapa con Soundgarden. La fórmula ganadora volverá a repetirse más tarde en
“Exploder” (atención al final tarareado por Chris) con una letra que parece
hablar sobre la necesidad de tener la mente sana y los peligros de perder el
juicio. Hay frases como “Un chico que se volvió loco, tenía luces en la
cabeza…” o “y entonces me di cuenta de que me había suicidado”, que leyéndolas
ahora que Chris se ha ido, a veces pienso que trataba de avisarnos sobre su
depresión, algo que también me ocurre cuando escucho algunos clásicos de
Soundgarden como “The Day I Tried To Live” (el videoclip, para más inri,
muestra a Chris intentando ahorcarse) o “Black Hole Sun”. Una tragedia…
Con “I Am The Highway”,
como ya ocurrió en “Like A Stone”, el conjunto se vuelve a marcar una balada
muy sentida, llena de arreglos acústicos y con Chris completamente pletórico
(Chris no se adaptaba a la música…la música se adaptaba a Chris). Otra balada que merece nuestra atención es
“Getaway Car”, con un sonido mucho más clásico.
“Hypnotize” muestra a
los Audioslave más alternativos, con una producción formidable de Rick Rubin
que aporta ese toque aparentemente “tecno”, que realmente nace de los instrumentos
del trío de músicos. “Bring Em Back Alive” o la potente “Light My Way”, vuelven
a resucitar la rabia hecha música, con un aumento de la distorsión en la voz.
Probablemente esta sea la canción más pesada de todo el LP.
El disco cierra con la
enigmática “The Last Remaining Light”, una canción melódica de más de cinco
minutos con un sonido poco cambiante en el que Chris se desenvuelve a la
perfección. Un final a la altura de un gran debut.
No, realmente no
encontramos letras de carácter político como las que engrandecieron a RATM, ni
tampoco hay muchas referencias al Grunge de Soundgarden. Audioslave se había
constituido con un proyecto nuevo, con la solidez instrumental que tres grandes
músicos como Tom Morello, Brad Wilk y Tim Commerford poseen y con la eterna voz
de Chris Cornell. “Out Of Exile”, posteriormente, conquistó a un mayor número
de personas, pero siempre me quedaré con este primer LP.
Es un trabajo muy
atractivo
, lleno de temas realmente buenos y que recomendaría sin duda alguna a
cualquier amante del Rock contemporáneo.
Me gustaría darle la máxima nota por su trascendencia como álbum y por
el buen puñado de clásicos que contiene.
Quería dedicar esta
reseña a la memoria de Chris Cornell, quien nos abandonó en la oscura madrugada
del 18 de mayo de 2017, dejando un legado imborrable.
Excelente!! Estoy leyendo esta reseña mientras escucho este discazo que me traslada a mi adolescencia..
ResponderEliminarComo se extraña Chris!. Viva el rock.