Seguramente si te preguntara si conoces a los Funky
Juction, tu respuesta sería un no, salvo casos muy concretos, y una cara de
sorpresa como si nunca hubieras escuchado ese nombre. Sin embargo, si te
pregunto por Thin Lizzy seguro que ya te suenan más, aunque tristemente no
hayan tenido nunca el reconocimiento que se merecen.
Pues resulta que los Funky Juction eran realmente
los músicos de Thin Lizzy (eso sí que no te lo esperabas, ¿eh?). Tras la publicación del homónimo debut y de
“Shades Of Blue Orphanage”, estos jóvenes irlandeses, en un intento de darse a
conocer aún más, y también de ganar algo más de sustento, aceptaron la oferta
de David Miller, cuyo alias era Leo Muller, quien fue un afamado productor y
dueño de varias compañías discográficas de segundo nivel, quien les propuso grabar un álbum que contendría,
mayoritariamente, temas de Deep Purple, además de incluir algún que otro cover y una composición del propio Muller. Lynott se sentía incapaz de cantar como Ian
Gilllan, por lo que contactó con un cantante, también irlandés, llamado Benny
White para que se encargara de la voz, ya que este con su banda Elmer Fudd,
solía cantar temas de Deep Purple. Además, Dave Lennox, teclista de Elmer Fudd,
fue contratado para los teclados. Esta nueva mezcla de miembros de Lizzy con
otros músicos ajenos fue bautizada como “Funky Junction”.
Se dice que la banda necesitó un par de horas
solamente de ensayo para grabar en un solo día todo el álbum. Curiosamente,
Muller les impidió poner el nombre de Thin Lizzy en el proyecto y, encima, en
la portada no aparecería ninguno de los miembros presentes en el proyecto, sino
que optó por poner la foto de una banda llamada Hard Stuff que pertenecía al
sello de Deep Purple.
La producción del disco suena bastante acertada,
aspecto que podrá comprobarse desde los primeros segundos de “Fireball”.
Guardando las distancias, hay que reconocer que Benny White hizo una gran labor
con el micrófono, logrando llegar a un registro similar (no igual) al del
maestro Ian Gillan. “Hush”, el primer gran éxito que tuvo la banda púrpura,
suena bastante fiel a la versión original, logrando hacernos experimentar la
misma necesidad de corearlo hasta la saciedad. “Strange Kinda Woman”, también
originaria del álbum “Fireball”, suena tal vez algo más lenta que la creación
de Purple, aunque también deja un buen sabor de boca. Del “In Rock” no faltarán
versiones de “Black Night”, tal vez la más floja de todas por la voz (aunque el
bajo de Lynott suena especialmente bien), y de “Speed King”, mucho más acertada.
A estas versiones hay que sumar una del “House Of
The Rising Sun” de los Animals, en la que brillan por encima del resto la
guitarra de Eric Bell y los teclados de Lennox, quienes se encargan de puntear
la famosa sección vocal que popularizó el dotado Eric Burdon. Aunque en los créditos Muller se autodenominó
el compositor de la canción “Dan” (atent@s a la jugarreta del ricachón), esta
es una versión instrumental del clásico
himno irlandés “Danny Boy”, una canción que tiene más de un siglo de vida, y
que el señor Muller, cual Gene Simmons, decidió apuntarse el mérito. Realmente,
las dos creaciones de Leo, como tal, fueron “Palamatoon”, más orientada a un
sonido psicodélico, y la rockera “Corina”.
Este disco es un objeto de coleccionismo muy
preciado por muchos fans de Thin Lizzy y melómanos de todo el mundo. Muchas
copias se han revendido a precios escandalosamente altos. Si bien es cierto que
no deja de ser un disco de versiones, este es un material realmente interesante
que sirve para documentar mucho mejor los orígenes de Lizzy, una banda que, si
bien nunca obtuvo el reconocimiento que merecía, escribió su nombre con letras
de oro en la Biblia del Rock. No quería ponerle una calificación al LP puesto a
que no es original, salvo por los dos temas de Muller, pero me aventuraré a
ponerle 3 estrellas y lo recomiendo bastante para todos los interesados.
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