Def Leppard sigue sonando a Def Leppard en “Diamond Star Halos”. Su nuevo LP contiene altas dosis de Rock accesible, estribillos difíciles de sacar de la cabeza, alguna balada memorable y todos esos elementos que los han definido como grupo. Sin ser memorable es mejor que otros de su pasado reciente y, en resumidas cuentas, el álbum soñado por todo grupo veterano de Rock a estas alturas.
La historia se ha encargado de confirmar a Def
Leppard como una de las bandas más fieles a su propia identidad sonora, además
de una de las más reconocidas mundialmente. Desde el masivo éxito de “Hysteria”
allá por 1987, el quinteto británico optó por desarrollar con más insistencia
esa fusión de Pop y Rock radiofónico a modo de mantenerse en la cresta de la
ola y, salvando alguna excepción o invento algo innecesario, el resultado no ha
sido desacertado.
Está claro que más de tres décadas después no es
sencillo sorprender al oyente que demanda innovación (pedirle eso a los
muchachos en 2022 es absurdo) y menos cuando su más reciente obra hasta hace
pocos días, el homónimo “Def Leppard” (2015), despertó críticas de todos los
colores. No obstante, e independientemente del resultado final, cada nueva
entrega de estos muchachos debe ser celebrada (¡son los malditos Def Leppard!)
y valorada como el acontecimiento que es.
Siete años después de su última referencia
discográfica, los originarios de Sheffield están de vuelta con “Diamond Star
Halos”, su duodécimo trabajo de estudio, cuyo título nace de una línea del
mundialmente conocido hit de T-Rex, “Get It On”, banda de la que Def Leppard,
como muchos sabrán, tomó muchas
influencias. Para la producción del material han vuelto a contar con
Ronan McHugh.
Un elemento a destacar antes de entrar en materia
musical es la elaborada portada (desde “Retro Active” no tenían una ilustración
tan vistosa) que han elegido para esta ocasión, así como para cada uno de los
sencillos que han ido lanzado. Según mencionan algunos comunicados oficiales de
la banda y webs especializadas, tanto el dibujo de la portada como los retratos
(o caricaturas) de los miembros del grupo presentes en el álbum toman su
inspiración del mundo del tarot y el esoterismo. Todo el trabajo visual ha
corrido a cargo de Anton Corbijn, Maryam Malakpour y Munden Brothers.
Comenzando ya con las canciones, podemos afirmar sin
correr grandes riesgos que “Take What You Want” es un opener ideal para el
disco, nacida a partir de un riff
contundente y con mucho Glam que va golpeando tu mente con más y más fuerza,
mientras Mr. Elliot se muestra todavía realmente bien en el plano vocal. Las
guitarras también gozarán de un pequeño momento solista, con Campbell y Phil
repartiéndose dicha labor. Uno de los grandes momentos del álbum sin duda
alguna y una apuesta segura para sus futuros directos. De hecho, hace pocos
días la interpretaron a la perfección en el show de Jimmy Fallon.
Desde la primera escucha de “Kick”, elegida como
single, la he definido como una especie de muestra de cómo sonaría T-Rex si
Marc Bolan siguiera entre nosotros. Numero lleno de colorido Glam, pero
endulzado por elementos algo más accesibles y “poperos” como esos constantes
aplausos que marcan el ritmo o el pegajoso “na-na-na-na” que incluyen en cada
estribillo. Reconozco que necesité un par de escuchas para disfrutarla como es
debido, pero al final termina convenciendo mucho.
Menos suerte tuvo conmigo “Fire It Up”, el más flojo
de los tres adelantos que pudimos escuchar previos a la publicación del LP. Por
supuesto que hay elementos reconocibles de nuestros Leppard, pero también
encuentro cierta falta de frescura con esta pieza (tiene un riff de guitarra
muy bueno, pero lo explotan demasiado poco). Sí rescataría la interpretación
vocal de Joe o el gancho tanto del puente como del estribillo.
“This Guitar” supone la primera de las
colaboraciones de Alison Krauss en el álbum. Hablamos aquí de una balada melosa
con reminiscencias de Country en la que la voz de esta experimentada cantante y
la de nuestro querido Joe enlazan con encanto, derivando en un número dulce y
de agradable escucha.
Me quito el sombrero ante “SOS Emergency”, no tanto
por ser un tema para el recuerdo, sino por la frescura con la que Def Leppard
sigue sonando pese a llevar tantas décadas haciéndonos disfrutar de un Rock sin
gran innovación (tampoco es que ellos necesitaran innovar para seguir
haciéndonos disfrutar). Número también suave en sus versos, pero que gana
cierto fuelle en el puente y termina explotando en otro colorido estribillo. A
estas alturas de la audición resulta necesario quitarse el sombrero ante el excelente
trabajo de Ronan McHugh tras la
producción, obteniendo el sonido más nítido posible de cada instrumento.
Con “Liquid Dust” nos hallaremos delante de un nuevo
medio-tiempo cercano a los cánones de la balada, con guitarras que puntean en segundo plano
para otorgar más protagonismo a la voz de Joe, a Allen tras su kit de batería
con extras de efectos y a unos pequeños arreglos orquestales que han querido
añadir en diversos momentos de la pieza.
Otro de mis números preferidos es “U Rock Mi”. Sin
perder su esencia, la banda nos regala una especie de invento electro-acústico
donde el bajo de Savage pone tus tripas a botar, mientras las guitarras dibujan
líneas de indudable inspiración funky. Para poner la guinda al pastel, Collen y
Campbell firman pocos segundos una imperdible sucesión de solos cuya única pega
es la duración (ojalá durara un poquito más).
Desde que entra la batería electrónica de “All We
Need” en primer plano y se escuchan unos punteos de guitarra sencillos de fondo
no pude evitar pensar en los primeros U2. Curioso número con obvias pinceladas
comerciales, pero que agrada desde su primera reproducción.
Como ya sucedió con “Man Enough” en el anterior
disco, el bueno de Rick Savage tiene también un tema hecho por y para el
lucimiento de su bajo. “Open Your Eyes” avanza con cierto serpenteo durante sus
diferentes secciones, presentando un estribillo facilón (nada raro) pero con
una sección coral algo diferente. Este es otro ejemplo de canción que con las
escuchas gana puntos en el corazón del oyente.
“Gimmie A Kiss” cuenta con la habitual ración de
Hard-Rock de digestión sencilla y, salvo que te coja en un día con ganas de
algo más contundente o elaborado, de disfrute seguro. Buen arsenal de riffs,
juegos corales marca de la casa, estribillo de toda la vida,…todo está aquí
presente y en buenas dosis.
Reconozco que se me ha atragantado un poco “Angels
(Can’t Help You Now)”. Supongo que se debe al hecho de ser otra balada de
tintes comerciales, cuando a estas alturas ya llevábamos escuchadas otras dos.
De no haber incluido las previamente escuchadas, seguramente hablaría de ella
con mejores términos, pero es que esa repetición del mismo patrón y la ausencia
de algún momento más llamativo la convierten en una de las más prescindibles de
todo el LP.
Alisson Krauss vuelve a saltar a escena para
“Lifeless”, canción que volverá a causar división de opiniones entre sus
oyentes. Y es que no todo el mundo está preparado para escuchar canciones tan
edulcoradas y descaradamente Pop. Para mí, si tuviera que mojarme, diría que no
está mal, pero completamente prescindible, más aún si tenemos en cuenta que el
disco presenta un minutaje y número de temas algo excesivo.
Los mejores momentos de “Hysteria” o “Pyromania”
parecen querer emerger por momentos en la más movida y distorsionada
“Unbreakable”. Rick Allen firma un excelente trabajo tras la batería
electrónica, marcando los cambios de ritmo de una canción sobradamente
disfrutable. También resalto el trabajo vocal de Elliot, así como el solo de
guitarra que incluyeron aquí (y de buena duración además).
Fue un enorme acierto que decidieran cerrar la obra
con "From Here To Eternity", uno de los números más peculiares de
todo el disco, donde las voces dobladas y las guitarras van tejiendo una
canción algo más enigmática que de costumbre en la que no es difícil encontrar
influencias a bandas pasadas como Queen (precisamente en esas armonías corales
o en los cambios de ritmo) o Pink Floyd en ese emocionante solo (el mejor de
todo el disco sin lugar a dudas).
Llegados al final del duodécimo trabajo de estos
británicos tan respetados por todos uno puede afirmar que, lejos de ser un
álbum memorable, Def Leppard logra facturar un buen puñado de canciones a la
altura de su legado y que escucharemos más veces de las que creíamos
originalmente. Por supuesto que sigue habiendo mucho relleno y que con once
canciones hubiera sido más que suficiente, pudiendo eliminar un par que no
aportan absolutamente nada, pero en líneas generales me he quedado mucho más
satisfecho con este “Diamond Star Halos” que con el previo “Def Leppard”. Si
quisiera escuchar un disco magistral de Def Leppard creo que todo el mundo
recurriría a “High N’ Dry”, “Hysteria” o “Pyromania”, pero os puedo asegurar que no serán
precisamente pocas las veces que celebraré el legado de Leppard poniendo temas
de este notable disco.
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