Si hay algo maravilloso en esto de rescatar del olvido álbumes que la historia se encargó de maltratar o dejar en un segundo plano eso es poder conocer los primeros pasos de algunos artistas que, antes o después, terminarían por convertirse en auténticas leyendas del género. En esta entrada vamos a hablar de Samson, la banda liderada por el enorme guitarrista Paul Samson (nadie puede negar su importancia en la evolución del Heavy Metal y la consagración de la NWOBHM) que sirvió para presentar en sociedad a un joven talento británico llamado Bruce Dickinson, quien grabaría junto a ellos tres álbumes (en realidad dos LPs originales + regrabación de un lanzamiento previo), antes de convertirse en la voz de Iron Maiden. Hoy vamos a hablar de “Head On” (1980), la obra cumbre de este cuarteto.
Los orígenes del grupo se
remontan a McCoy, una banda llamada así por el apellido de su líder, el bajista
John McCoy. En esta formación militaba Paul Samson, un talentoso guitarrista
británico que, cuando en 1978 quedó al mando del grupo tras el abandono del
propio McCoy, y no sin antes contar con el beneplácito del recién llegado Chris
Aylmer (sustituto de John al bajo), decidió cambiar el nombre del grupo a
Samson. En sus primeros meses de existencia la banda contó con un batería
llamado a hacer grandes cosas que se llamaba Clive Burr (¿a alguien le suena de
algo?) quien abandonaría la formación para unirse a unos todavía desconocidos
Iron Maiden. Como si de una especie de trueque se tratara, Barry Purkis, quien
había tocado durante un tiempo para Maiden, abandonó “La doncella” para incorporarse
a Samson. Barry, mejor conocido como Thunderstick, se convirtió en seguida en
una especie de símbolo del grupo debido a su peculiar apariencia. Y es que un
tipo que llevaba una máscara sadomasoquista y tocaba dentro de una jaula no
podía causar indiferencia.
El primer LP de la banda,
“Survivors” vio la luz en 1979, mostrando a una banda en plena búsqueda de su
propio sonido. Cabe señalar que, debido a la negativa del bajista Chris Aylmer
a firmar el contrato con su sello discográfico, John McCoy, su antiguo compañero,
regresó temporalmente a la banda para producir y grabar las líneas de bajo de
este LP. Paul Samson, además de tocar la guitarra también se encargó de grabar
todas las voces del disco, algo que no le motivaba en absoluto, aunque hay que
reconocer que hizo un buen trabajo. Ya con los problemas discográficos
resueltos, y alentados por Thunderstick a tratar de encrudecer su sonido hasta
acercarlo al de bandas contemporáneas como Saxon o Judas Priest, la banda
vuelve a entrar en el estudio para grabar “Head On”. Por decisión unánime, Paul
dejaría a un lado las tareas vocales del grupo, cediendo esta labor a un
jovencito que se hacía llamar “Bruce Bruce” (un guiño a un popular sketch de
sus adorados Monty Python) y cuyo apellido era Dickinson, quien había superado
una pequeña audición con el grupo con el fin de dar sus primeros pasos en el
negocio musical.
A finales de junio de
1980 veía la luz “Head On”, una obra que presentaba a Thunderstick en portada y
que supondría el mayor éxito comercial de esta banda, así como el bautismo de
fuego para nuestro querido Bruce Dickinson.
Ya desde la inicial “Hard
Times” la banda manifestaba su intención de cambiar considerablemente su
sonido. Sobre un juguetón riff de guitarra y una poderosa percusión, el bueno
de Bruce Dickinson comienza a rugir con una voz bastante juvenil, pero fácilmente
reconocible que nos mecerá en ese simple pero enorme estribillo que se graba
fácilmente en nuestra cabeza.
Similar en cuanto
sencillez compositiva y, al mismo tiempo, una enorme efectividad, encontramos
“Take It Like A Man”, pieza en la que debo destacar los arreglos melódicos que
Paul Samson introduce en los primeros versos y que, poco después, mutan en unos
acordes de quinta más sólidos y veloces. Aunque la producción deja mucho que
desear y no nos permite disfrutarlo en esencia, el trabajo vocal de Dickinson
aquí es realmente bueno, cantando con garra y firmando, justo al final del solo
de guitarra, un agudo que hacía presagiar lo que un par de años más tarde nos
entregaría con Iron Maiden. Una pieza de Metal clásico a la que no puedo poner
pega alguna.
Y si lo que queremos es
ver una interpretación sobresaliente a nivel vocal por parte de nuestro querido
Bruce Dickinson solamente tendremos que dejarnos llevar por el encanto de la
hipnótica “Vice Versa”, una pieza lenta y cimentada en un sólido bajo que
solamente crece en intensidad en ese puente-estribillo memorable y en un no
menos destacable solo de Paul. Dickinson canta con mucha teatralidad los versos
para, posteriormente, sacar a pasear un registro más poderoso en el chorus.
La NWOBHM influyó
enormemente a la hora de componer “Manwatcher”, una canción con tintes
callejeros cuya agresividad guitarrera me recuerda a los más hirientes Thin
Lizzy, y que nos permite volver a disfrutar de una eléctrica interpretación por
parte de Bruce, especialmente en los versos. A destacar aquí el cumplidor y más
melódico estribillo firmado por la banda, dando un mayor peso a los coros que
en el resto de pistas.
La primera mitad del
álbum finalizará con “Too Close To Rock”, un corte de curiosa estructura en la
que el cambio rítmico entre los pausados versos y el espídico estribillo al
principio puede parecer algo forzado, aunque termina convenciendo a todo quisque.
De hecho, creo que nadie puede negar que, en su segunda mitad, cuando
Thundersticks eleva considerablemente la velocidad para la entrada del solo de
Paul encontramos una de las primeras piezas de Speed Metal de la historia. Por
si fuera poco, Bruce Dickinson cerrará el número con un prolongado agudo tan
espectacular como los que pronto se marcaría junto a “la doncella”.
Como gran curiosidad, “Thunderburst”,
sexta pieza del disco, fue co-escrita por Paul Samson y el mismísimo Steve
Harris, siendo esta concebida como una pista instrumental breve que Iron Maiden
luego incorporaría a su álbum “Killers” bajo el título de “Ides Of March” y con
un par de modificaciones ligeras. Con secciones instrumentales épicas, la
canción se convierte en una especie de preludio musical de talante épico y con
reminiscencias de la música clásica que, pese a su poca extensión, enamora a
cualquiera.
“Hammerhead” tiene un sonido
veloz e inocente que, si bien queda relegado a un segundo lugar en este LP,
funciona bien y se mantiene fiel al concepto musical del LP. Si tuviera que
destacar algo, creo que ese sería el estribillo, muy simple pero pegadizo.
Aunque tampoco sea una pista que
haya trascendido, debo confesar que me gusta mucho la acidez de “Hunted”, una
pieza serpenteante en sus versos y más incisiva en sus posteriores secciones,
que nos permite disfrutar de una faceta más tranquila de Bruce Dickinson (se
nota mucho que por esos tiempos todavía estaba tratando de encontrar su propio
estilo como cantante).
Los decibelios vuelven a elevarse
ante la llegada de “Take Me To Your Leader”, un corte algo caótico a nivel
rítmico (enorme el trabajo de Thundersticks tras la batería) donde podemos
apreciar la faceta más punkarra de la banda y que me recuerda a algunos temas
de la primera etapa de Maiden junto a Paul Di’Anno (“Women In Uniform”,
“Burning Ambitions”,…). Me gusta mucho aquí el interludio instrumental que
despliega la banda y el acojonante trabajo de Chris Aylmer tras el bajo,
gozando de una enorme presencia. Tampoco hay que dejar de escuchar el nuevo
recital de agudos que Dickinson nos regala aquí.
Todo llega a su final con una
ambiciosa y sobresaliente “Walking Out On You” donde la banda trata de
desprenderse de sus influencias más duras para explotar su menos conocida
faceta progresiva. Y es que, a lo largo de sus más de seis minutos de extensión,
el cuarteto nos atrapará en su cambiante telaraña sonora, con esos versos
lentos y algo distorsionados antes de abalanzarse sobre nosotros con un
estribillo hiriente. A nivel instrumental, probablemente estemos ante la pieza
más lograda en la carrera de Samson, con unas pistas de guitarra tanto rítmicas
como solistas de una técnica magnánima (Paul era un auténtico maestro de las
seis cuerdas) y un acompañamiento no menos destacado de bajo y batería, por no
hablar de la vibrante interpretación de nuestro querido Bruce Dickinson.
CONCLUSIÓN
Además de ser su LP más recordado,
“Head On” permitió a la banda disfrutar de un mayor tirón de popularidad
alcanzando el puesto número 32 en las listas británicas de éxitos. Fue en ese
momento cuando, aprovechando el tirón, decidieron regrabar parte del previo
“Survivors” con la voz de Bruce Dickinson, cuyo talento vocal había comenzado a
llamar la atención de los amantes del Rock de dentro y fuera del Reino Unido.
Pronto llegaría al mercado “Shock
Tactics”, una obra mejor producida y con un gran número de canciones
destacables (hay días que me parece superior a “Head On”), pero que fue un
fracaso en términos comerciales, provocando la inminente salida de Bruce Dickinson…¡otro
día hablamos de ese disco!
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