La saga post-Black
Sabbath comenzó en 1979 cuando Ozzy fue despedido del icónico grupo debido a
sus batallas públicas con las adicciones. En lugar de caer en la oscuridad,
Osbourne optó por dar un giro audaz y lanzarse a una carrera en solitario. El
encuentro con el prodigioso guitarrista Randy Rhoads dio origen a una
colaboración que redefinió la música rock, produciendo álbumes legendarios como
"Blizzard Of Ozz" (1980) y "Diary Of a Madman" (1981).
Sin embargo, la tragedia
se cernió sobre Ozzy en 1982 cuando Rhoads perdió la vida en un trágico
accidente aéreo. Este golpe devastador arrojó a Ozzy nuevamente a la vorágine
de las adicciones y la desesperación. Fue un momento crítico en su carrera, pero
el apoyo inquebrantable de Sharon Arden y la entrada de Brad Gillis en la
guitarra permitieron que Ozzy completara la gira programada para ese año,
incluso resultando en el lanzamiento del álbum en vivo "Speak Of The
Devil".
El año 1983 marcó una
nueva era con el lanzamiento de "Bark At The Moon". Jake E. Lee, un
guitarrista consumado con experiencia en bandas notables, se unió a Ozzy. Sin
embargo, el contrato controvertido que Jake tuvo que firmar, eximiéndolo de créditos
compositivos, dejó un sabor agridulce en el proceso creativo.
"Bark At The
Moon", lanzado el 15 de noviembre de 1983, fue una respuesta valiente a la
adversidad. La portada, por cierto, es todo un clásico del género, con esa
especie de hombre lobo encarnado por el propio Ozzy en primer plano y
sosteniéndose en el tronco de un árbol durante una noche de luna llena.
Desde el primer segundo
de la inicial "Bark At The Moon", queda patente que la elección de
Jake E. Lee no fue fruto de la casualidad. Ese riff inicial se convirtió
rápidamente en uno de los más célebres de toda la trayectoria de Ozzy en
solitario. La pista irradia electricidad y alegría a partes iguales, con un
estribillo destacado y toques de velocidad sobre una base mayormente
influenciada por el hard rock comercial de la época. Jake se presenta de manera
contundente con uno de los solos más destacados de su carrera.
Aunque en ocasiones pueda
parecer un intento de reproducir las fórmulas que hicieron eterna a "Mr.
Crowley", "You're No Different" se adentra en terrenos más
melancólicos y melódicos. Aquí, el trabajo fundamental de un icono de los teclados
como Don Airey teje una pista impregnada de matices ochenteros, sobre la cual
tanto Jake con su guitarra como Ozzy con sus registros más dulces terminan por
coronarla.
Todavía recuerdo la primera
vez que escuché "Now You See It (Now You Don't)", composición que, al
menos para mí, se convirtió en una de las grandes canciones de este LP. El riff
de Lee martillea la mente con una actitud demoledora y una dosis extra de
distorsión que crea el patrón rítmico perfecto para que Ozzy aporte toda su
intensidad vocal. El solo de Jake resuena de manera muy similar a los que el
talentoso Vivian Campbell solía grabar en sus años junto a Dio.
"Rock ‘N’ Roll
Rebel" desafía a cualquiera que se atreva a encontrarle algún
inconveniente. Es un corte callejero lleno de actitud y furia, donde un riff
infernal y la precisa ejecución de Tommy Aldridge tras los parches son los
protagonistas principales. La estructura sonora aquí desarrollada parece simple
y familiar, pero tiene todo lo que se espera del Madman. Su estribillo, casi
"de manual", merece todo mi reconocimiento.
"Centre Of
Eternity" (titulada en el mercado europeo como "Eternity") es
una ruptura en la discografía de Ozzy, mostrando su faceta más progresiva y
ambiciosa. Desde su inicio coral y con teclados (otro acierto del señor Airey),
el grupo se empeña en dejar boquiabierto al oyente a través de pasajes
enormemente cambiantes que, sin embargo, siempre desembocan en un estribillo
soberbio. Aquí es donde disfrutamos de uno de los mejores solos de guitarra
firmados por Jake en toda su carrera.
Aunque pueda resultar
difícil incluir "So Tired" en el concepto sonoro desarrollado por
Ozzy a lo largo del disco, esta balada melosa y más cercana al pop, a pesar de
todo, desprende una belleza enorme gracias a la interpretación sobria de Ozzy y
a los arreglos de cuerda firmados por el gran Louis Clark (Electric Light
Orchestra).
Aunque originalmente
incluida únicamente en la edición americana, es afortunado que las posteriores
reediciones nos hayan permitido disfrutar de "Slow Down", un corte
luminoso y vital que irradia alegría a raudales. Destaco aquí los pequeños arreglos
de teclado que Don intercala con el paso de los versos, así como la destacada
actuación de Ozzy.
La versión original del
disco llega a su conclusión con la ochentera "Waiting For Darkness".
Ozzy, además de ser uno de los creadores del heavy metal, siempre supo
adaptarse a las tendencias sonoras del momento. Este corte evoca a otros
grandes títulos lanzados en esta década (véanse los tres primeros LPs de Dio,
por ejemplo), encontrando el equilibrio perfecto entre la distorsión más
metalera y los distintivos teclados. Admiro aquí el trabajo de Jake tras su
mástil, no solo por el estelar solo que firma, sino también por los pequeños
detalles que va introduciendo en diferentes versos.
Las posteriores reediciones nos han permitido escuchar dos canciones que se habían mantenido ocultas y que datan de esa época. En un primer momento, nos sumergimos en "Spiders", una canción que otorga una presencia considerable al bajo, creando así un aura de misterio más que disfrutable. Finalmente, "One Up The ‘B’ Side" se siente como un comprensible descarte que, aunque suena convincente y eléctrico, no aporta nada nuevo más allá del riff principal de Mr. Lee.
CONCLUSIÓN
No resulta descabellado afirmar que "Bark At The Moon" figura entre las obras más notables lanzadas por Ozzy Osbourne durante su extensa carrera en solitario. Sin perder la esencia sonora de los destacados "Blizzard Of Ozz" y "Diary Of A Madman", y contando con la colaboración de Jake E. Lee para esta tarea desafiante, el Madman logró explorar de manera excepcional la vertiente más neoclásica de su amado Metal, dando origen a composiciones de un nivel excepcional.
Por razones desconocidas, a excepción del tema
titular, las canciones que se detallan aquí han quedado en segundo plano en
cuanto a trascendencia popular, eclipsadas por éxitos como "Crazy
Train" o "Mr. Crowley". Sin importar su nivel de popularidad,
"Bark At The Moon" es un disco imprescindible en el catálogo de
nuestro querido Ozzy.
Aprecio la consistencia y la calidad que mantienes en cada publicación. ¡Gracias por tu dedicación incansable a la excelencia!
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