En los más de 40 años (quizá sean 50) de vida del Heavy Metal pocas bandas me parecen tan sinceras y fieles a su estilo como Overkill. Desde su fundación en 1980, se han mantenido década tras década fieles a una fórmulas de Thrash Metal que les han permitido convertirse en auténticos iconos de este subgénero. Obvio que no toda su discografía es excelente (soy poco fan de sus lanzamientos durante la década de los 90), pero es realmente raro que el quinteto te decepcione con cada nueva publicación.
Llegado el año 2023, podemos celebrar la publicación
de “Scorched”, el vigésimo lanzamiento de los naturales de Nueva Jersey (¡se
dice pronto!). Tras varios lanzamientos recientes que han estado a un nivel más
que aceptable es normal crearse unas expectativas más o menos altas ante esta
novedad.
Sí, serán pocas las ocasiones en que la banda rompa
con los moldes sonoros a los que nos tiene acostumbrados, pero a estas alturas
de la película uno sabe perfectamente cómo suena Overkill y de lo que son
capaces.
Si el objetivo era abrir el disco a la máxima
velocidad posible, la homónima “Scorched” lo logra sin duda alguna. En sus seis
minutos de extensión la banda presenta una candidata clara a abrir sus futuros
conciertos…y es que es difícil no imaginarse ese punteo inicial emergiendo
entre el mar de histeria creado por sus seguidores. Auténtica declaración de
intenciones de una banda que parece mantenerse ajena al paso del tiempo. Riffs
y coros de primer nivel, buenas alteraciones rítmicas que evitan cualquier indicio
de monotonía y un siempre cumplidor Bobby Ellsworth tras el micrófono.
Los sonidos más clásicos y oscuros emergen en las
posteriores “Goin’ Home” y “The Surgeon”, dos de mis piezas preferidas de este
nuevo material. Ambas están marcadas por los ritmos más dinámicos e
incendiarios, donde los riffs se van hilando hasta conformar piezas de alto
calibre que, en sendas ocasiones, encuentran su punto más álgido en unos
escandalosos estribillos que no puedes perderte. Destaco en ambos, además de a
los habitualmente alabados Bobby y la dupla de guitarras conformada por Dave
Linsk y “The Skull”, el trabajazo que firman tras el bajo y la batería,
respectivamente, “DD” Verni y Jason Bittner (la base rítmica erigida por ambos
brilla especialmente en ambas piezas.
En un inicio “Twist Of The Wick” amaga con bajar las
revoluciones, pero lo cierto es que el despliegue sónico carece completamente
de cualquier tipo de clemencia hacia el oyente. Estamos ante otro número
trepidante (muy clásico también) en el que las guitarras inyectan su veneno en
nuestra mente a través de una colección de riffs extremadamente agresivos.
Bobby fuerza al máximo sus agudos en otro puente-estribillo de matices épicos,
recordando por momentos al estilo del mismísimo King Diamond.
La primera mitad de la obra termina de una manera algo
convencional de la mano de “Wicked Place”, pieza que ha pasado por mí sin pena
ni gloria. Me gusta su trabajo de guitarras (el riff que nos introduce en el
puente-estribillo y los solos está logrados), pero se siente algo menos
inspirada que la mayor parte de las canciones que conforman este disco. Veremos
si el tiempo le permite ganar enteros.
Para nuestra fortuna, “Won’t Be Coming Back” rompe con
cualquier indicio de monotonía que la pista previa puede haber generado y nos
ofrece una pista más rítmica. El bajo de “DD” Verni en su inicio parece evocar
la introducción de “Holy Diver”, aunque el resto de la canción diste
completamente de aquel clásico de Ronnie James Dio. Estamos ante una pista con arreglos de
guitarra melódicos en sus versos (contrasta con la fiereza de las primeras
canciones) y, obviamente, un estribillo coral más que aceptable. Mi momento
preferido de este número es el oscuro y veloz solo de guitarra sobre una no
menos imponente línea de Verni al bajo.
Algo similar sucede en “Fever”, una pieza
absolutamente rompedora desde su inicio. Aunque se aleje por completo de la
destrucción musical a la que nos tienen acostumbrados, me resulta fascinante
ese primer minuto atmosférico en el que, sobre una sucesión de acordes limpios,
Bobby deja a un lado su voz rota para apostar por un hipnotismo menos habitual.
Obviamente, no faltarán los momentos más incisivos y fieles al ADN del grupo,
los cuales se irán incorporando progresivamente. En su parte intermedia emerge
un riff chulesco que inyecta un giro de 180 grados a la pista, convirtiéndola
en un medio-tiempo ácido y machacón.
La experimentación, no obstante, queda aparcada de
manera casi definitiva para la irrupción de “Harder They Fall”, un trallazo que
combina el Thrash y el Punk. Golpe certero al mentón que va ganando enteros
hasta desembocar en un estribillo cuyos coros incitan a ser coreados hasta
perder el aliento (no pueden no tocarla en futuras giras).
La traca final del álbum la ponen dos pistas bien
engrasadas y de un talante clásico como “Know Her Name” y “Bag O Bones” (adoro
el riff principal y el estribillo de la segunda). Ninguna aporta nada nuevo, no
nos engañemos, pero ¿a quién no le va a gustar una buena ración de Thrash Metal
firmada por una de sus bandas insigne? Una experiencia de lo más placentera
para quienes llevamos escuchando a los de Nueva Jersey.
CONCLUSIÓN
Con más de 40 años a sus espaldas, Overkill parecen
negarse a tomarse un merecido descanso. “Scorched” es un LP compacto y sin
grandes bajones de calidad que fácilmente ubicaría por encima de los recientes
“The Wings Of War” y “The Grinding Wall”, dos LPs que, a mi parecer, sí
mostraban ciertas irregularidades en diversos momentos de la escucha. El caso
es que el quinteto se mantiene en plena forma y nos hace presagiar que nos
queda Overkill para rato todavía.
Uno de los grandes lanzamientos de Metal de 2023.
Comentarios
Publicar un comentario