A finales de 2025 recibimos una nueva entrega —la décima de su carrera— de mis queridos Avatar, una de las formaciones más representativas del Metal Contemporáneo. Con cada lanzamiento, el grupo ha seguido escalando peldaños dentro de la escena actual. Cierto es que su más reciente “Dance Devil Dance” (2023), aunque volvió a demostrar la capacidad del quinteto para llevar su teatralidad y su mezcla de metal, groove y espectáculo a nuevas cotas, terminó sintiéndose algo por debajo de joyas previas como “Feathers & Flesh” o “Hail the Apocalypse”. Sin embargo, lejos de dejarse arrastrar por la opinión de la crítica, Avatar jamás ha renunciado —ni lo hará— a seguir el rumbo que su instinto creativo les dicta. Y en este nuevo álbum, titulado “Don’t Go In The Forest”, la banda vuelve a dejarse guiar por su ambición y su empeño en no repetirse jamás.
Desde el primer corte se percibe que quieren jugar sus cartas con el riesgo habitual. “Tonight We Must Be Warriors” no es una apertura convencional, pues su ritmo épico y pausado puede no convencer a quienes prefieren su faceta más vertiginosa. Yo, sin embargo, confieso que estoy enganchado a esta canción tan singular y arriesgada, que desde el inicio te hace sentir parte de su legión de inadaptados. Los arreglos de viento iniciales, el canto a la unidad y la resistencia que transmite su letra, la teatralidad con la que Eckerström interpreta cada verso, el solo de guitarra que irrumpe a mitad del tema... todo conforma una composición que merece ser escuchada con calma para apreciar todos sus matices.
No encuentro pega alguna en mi adorada “In The Airwaves”, segundo sencillo del LP y auténtica declaración de principios de una banda capaz de sacarse de la chistera piezas con tanta carga de Death Metal como este corte. Los guturales de Johannes, escupidos con la fiereza y confianza que le caracterizan, son acompañados por una formación que avanza sin piedad como una ametralladora (mención especial al gran John Alfredsson) y culmina en un duelo de solos devastador. El puente-estribillo aporta un giro de 180 grados al introducir melodías inesperadas que encajan a la perfección. Todavía recuerdo cuando los suecos la presentaron en primicia al telonear a Iron Maiden en Madrid… ¡¡qué temazo, señorías!!
La ya archiconocida “Captain Goat”, elegida como primer adelanto del álbum, representa ese giro hacia lo imprevisible que el grupo promete en sus obras más recientes. Un tema lento y denso, repleto de teatralidad, acentuada por la versatilidad vocal del gigante Johannes y por unos coros marineros tan atmosféricos como llamativos. Lejos de caer en la reiteración estructural, la banda nos regala en su parte intermedia una sección de solos incisiva y rítmicamente afilada. Puedo dar fe de que esta pieza también brilla con fuerza en directo. Gran tema que no ha dejado de crecer desde su estreno a finales de mayo.
El bajo de Henrik Sandelin da inicio a la deliciosa “Don’t Go In The Forest”, una composición concebida para resonar en grandes arenas y que reúne todos los elementos que uno espera de un tema destacado de los suecos: potencia rítmica desbordante, voces imponentes, un estribillo memorable y esa fusión tan propia de oscuridad y melodía que defienden con orgullo desde sus inicios.
La primera mitad del álbum se cierra con la curiosísima “Death And Glitz”, cuarto single del disco, que me hipnotizó desde la primera escucha con su extraño riff de apertura y un estribillo con matices discotequeros (sí, lo que leen), pero al estilo Avatar: guturales, un solo solvente y una letra ácida sobre el precio de la fama y del espectáculo.
Las revoluciones descienden considerablemente con “Howling at the Waves”, tema que da continuidad a la faceta moderna y radiofónica mostrada en “The Dirt I’m Buried In”, pero con un añadido de pianos y sintetizadores que realzan su carga emocional. Es una canción que crece con las escuchas, en la que Johannes demuestra una vez más su impresionante versatilidad vocal: poderosa y contenida al mismo tiempo.
Aunque su groove resulta irresistible, admito que “Dead and Gone and Back Again” necesitó varias escuchas para convencerme. Su descaro vocal (una de las mejores interpretaciones de Johannes en todo el disco) y su tono pegajoso predominante, aunque efectivos, me resultan algo fríos. Aun así, vale la pena escucharla completa para disfrutar de una notable ración de solos de guitarra mientras Johannes suelta una risa malévola de fondo.
Una vez más, el bajo marca el camino desde los primeros compases en “Take This Heart and Burn It”, un tema agresivo y teatral que encajaría sin problema en cualquier etapa del grupo. La batería de Alfredsson brilla con fuerza a lo largo de la pieza, marcando un ritmo demencial que las guitarras acompañan con un trabajo de gran complejidad.
Todo concluye con la hipnótica “Magic Lantern”, donde las guitarras tejen una pared sonora inquietante que se percibe como un trance experimental, cerrando el álbum del mismo modo en que comenzó: recordándonos que esta banda no conoce límites dentro de su vasto espectro sonoro.
CONCLUSIÓN
Lo primero que puedo decir de “Don’t Go In The Forest” es que no es una obra de la que se pueda sacar una conclusión definitiva tras una sola escucha. A lo largo de sus diez canciones, Avatar reafirma su compromiso con la superación creativa, cuidando al detalle el apartado narrativo que se traduce en composiciones más elaboradas que las de etapas anteriores.
El tiempo dirá si supera o no a sus trabajos más recientes, pero tengo claro que es un LP digno del legado tan ecléctico de este grupazo. Lo incuestionable es que, en sus diez álbumes de estudio, Avatar jamás se ha repetido, y eso, sin duda, merece reconocimiento.
 


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