“Chama” —palabra brasileña que significa “llama”, pero también “vocación” o “llamado”— es el decimotercer álbum de estudio de los siempre sólidos Soulfly. Al frente, Max Cavalera continúa liderando el proyecto junto a sus hijos Zyon Cavalera (batería y co-producción) e Igor Amadeus Cavalera en el bajo.
Para
este nuevo capítulo, el grupo parece decidido a recuperar el espíritu crudo y
primitivo de su debut, pero sin caer en la simple nostalgia. Las expectativas
eran altas tras el excelente “Totem” (2022), y la banda no decepciona.
El
álbum se abre con “Indigenous Inquisition”, una introducción instrumental que
funciona como un auténtico ritual tribal. En poco más de dos minutos, entre
percusiones, cánticos chamánicos y un riff denso, Soulfly nos arrastra a un
mundo ancestral. Un arranque perfecto para preparar el cuerpo y la mente para
lo que viene después.
El
primer sencillo, “Storm The Gates”, es un grito de guerra que parece sacado
directamente de los primeros discos del grupo. Max ruge con la ferocidad de
antaño, Zyon marca un ritmo intrincado y el riff groove-metal golpea con
fuerza. No es nada que Soulfly no haya hecho antes, pero aún así consigue
impactar como la primera vez.
La
agresividad se intensifica con “Nihilist”, una descarga extrema que deja claro
desde su riff inicial que será uno de los puntos álgidos del álbum. El caos
domina entre guturales y una instrumentación apocalíptica que no da respiro.
Aunque
Soulfly nunca ha sido una banda “pegajosa”, “No Pain = No Power” se siente
ligeramente más accesible (si es que puede decirse eso de Soulfly), gracias a
su estribillo con voces limpias y las percusiones tribales que laten en el
fondo.
En
menos de dos minutos, “Ghenna” desata toda su furia: un tema breve, sucio y
demoledor, donde destaca el impresionante trabajo de Zyon tras el doble pedal.
Una auténtica embestida que marca el ecuador del disco.
“Black
Hole Scum” ofrece un pequeño respiro dentro del caos, con un sonido más denso y
toques de sludge en las guitarras. Aunque en un inicio puede parecer un corte
menor, gana fuerza con las sucesivas escuchas.
Con
“Favela/Dystopia”, la banda combina un groove pesado y una sucesión constante
de cambios rítmicos, sin abandonar su ADN tribal. Liricamente es uno de los
momentos más inspirados del álbum, abordando la distopía urbana en la que se
han convertido las favelas brasileñas. Un auténtico temazo.
Tras
la algo irregular “Always Was, Always Will Be…”, que no termina de despegar
pese a su buen ritmo, llega la tradicional pieza instrumental “Soulfly XIII”,
que continúa la saga homónima de la banda. Una composición atmosférica y
meditativa que aporta calma tras la tormenta.
Finalmente,
la homónima “Chama” cierra el álbum entre riffs demoledores, guturales
viscerales y una reivindicación de la resistencia indígena. Un cierre que
resume con precisión la esencia de todo el disco.
CONCLUSIÓN
Poco
había que dudar sobre lo que Soulfly ofrecería en “Chama”: la banda mantiene su
fórmula consolidada, aunque aquí logra evitar los altibajos de otros trabajos.
Casi tres décadas después de su debut, el proyecto de Max Cavalera sigue
golpeando con su característico metal tribal, honrando sus raíces brasileñas y
demostrando que aún tienen mucho que decir.
Si
tuviera que situarlo, diría que “Chama” se encuentra entre lo mejor que Soulfly
ha entregado en los últimos años, y es un digno sucesor de “Totem”.

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