Los titanes alemanes, que en 2025 cumplen la friolera de 45 años dedicados al noble arte del Heavy Metal, no podían pasar por alto semejante cifra y acaban de lanzar al mercado un nuevo álbum de estudio, el número 22º de su discografía, bajo el sello RPM Roar.
Bajo el título de “Bone Collector” la banda nos
presenta un total de once canciones completamente nuevas donde volveremos a
encontrar ese tan característico Power Metal de tintes épicos y narrativa
histórica que tantas alegrías les ha dado a lo largo de las décadas, pero
apoyándose en una producción más contemporánea. Capitaneados por el eterno Chris
Boltendahl, la banda la completan el recientemente incorporado Tobias Kersting
(guitarra), Marcus Kniep (batería) y el ya veterano Jens Becker (bajo).
La canción que da título al álbum inicia la
experiencia sonora apostando por un riff enérgico y macizo que bien podría
haber formado parte de sus primeros trabajos, empleando esa precisión
instrumental tan característica que, unida a la todavía poderosa voz de Mr.
Boltendahl (¡sigue en plena forma!), terminan erigiendo una canción de
muchísimos quilates.
En segundo lugar encontramos “The Rich The Poor The
Dying”, canción de líricas comprometidas con la sociedad que combina ritmos
veloces (honor al riff thrasher que irrumpe desde el inicio) con un estribillo
algo más melódico y accesible dentro del estilo de Grave Digger.
Tras dos números vibrantes la banda apuesta por algo
más de densidad y oscuridad en “Kingdom Of Skulls”, una canción que te engancha
desde la irrupción de esa corrosiva línea de bajo que marca por completo el
desarrollo de la canción. Mucho ojo al sobresaliente solo de guitarra que
Tobias firma aquí, corriendo por el mástil a placer mientras hace gala de una
técnica envidiable.
La fusión perfecta entre Metal añejo y contemporáneo
la encontramos en “The Devil’s Serenade”, una canción de riffs macizos al más
puro estilo Accept que es rematada por un estribillo coral que tiene grandes
papeletas para sembrar el caos en sus futuras giras alrededor del globo
terráqueo. Y es que ni el paso de las décadas ha podido acabar con el estilo
clásico de Grave Digger. Una de mis preferidas de esta producción.
Con un título que puede recordar al debut de Megadeth,
“Killing Is My Pleasure”, se erige como una de las canciones más agresivas de
todo el LP donde a una instrumentación malintencionada (honor al trabajo de
batería) debemos sumarle el excelente nivel vocal que vuelve a exhibir el gran
Chris Boltendahl.
Mucha atención a la dupla conformada por “Mirror Of
Hate” y “Riders Of Doom”, dos canciones de tintes dramáticos y líricas góticas
que bajan notoriamente las revoluciones para ofrecernos otra faceta del grupo.
Sin duda alguna, dos de las composiciones que más crecen con el paso de las
escuchas.
Menos llamativas me han parecido “Made Of Madness” y “Graveyard”,
en las que la banda vuelve a apostar por la fusión de riff sólidos con
elementos melódicos (especialmente en la primera), pero que no terminan de
sorprenderme de sobremanera. Afortunadamente, “Forever Evil & Buried Alive”
nos devuelve a los mejores Grave Digger con un tema incisivo que me ha recordado
a los últimos álbumes de mis queridos Testament. El trabajo vocal de Chris a
sus 63 años de edad no deja de sorprenderme, escupiendo furia como en su pasado
más glorioso. Temazo.
Llegamos al final de nuestro viaje con la
sobresaliente “Whispers Of The Damned”, un reflexivo cierre de seis minutos de
extensión, donde hay hueco tanto para los momentos lentos y emotivos como para otros
más distorsionados (honor para el gran solo de guitarra que se marca aquí
Tobias).
CONCLUSIÓN
Como en sus últimos álbumes de estudio, "Bone
Collector", vuelve a reivindicar la capacidad de Grave Digger para
mantenerse relevantes en la escena del Heavy Metal actual. Nadie les iba a
exigir a estas alturas que se marcaran un disco del nivel de “Tunes Of War” o “Excalibur”,
pero me parece que estamos ante una obra digna de su extenso legado.
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