Aunque en el cine y la música existe la frase rotunda que asegura que “segundas partes nunca fueron buenas”, en el universo del rock esta máxima suele quedar en entredicho. De hecho, basta revisar los segundos álbumes de algunas bandas míticas —“Led Zeppelin II”, “Overkill”, “Shout at the Devil”, “Killers”— para confirmar que, en muchas ocasiones, estas obras consolidan el sonido y la identidad de los artistas. Hoy nos adentramos en una de esas gemas que, si bien el paso del tiempo ha relegado a un segundo plano dentro de la discografía de Kiss, está muy lejos de quedar eclipsada por los éxitos más reconocidos del grupo.
Después de su debut homónimo a comienzos de 1974, Paul
Stanley, Gene Simmons, Ace Frehley y Peter Criss empezaban a destacar como una
de las bandas más prometedoras del momento. Su fama fue creciendo gracias a
explosivos espectáculos en vivo y a una estética visual impactante que los
diferenciaba del resto. En este contexto, Casablanca Records, su sello
discográfico, decidió acelerar el ritmo: necesitaban que el cuarteto publicara
rápidamente un segundo álbum para consolidar su ascenso y, de paso, capitalizar
su reciente éxito. La presión era alta, pero la recompensa podía ser aún mayor.
Con el final de la gira promocional del primer álbum,
la banda se sumergió en un proceso de grabación nada sencillo. Durante estas
caóticas sesiones, Ace Frehley sufrió un accidente de coche que afectó la
sesión de fotos del disco; a Paul Stanley le robaron varias guitarras, y Peter
Criss estuvo cerca de abandonar el grupo (más adelante profundizaremos en este
incidente). A pesar de las dificultades, Kiss logró sobreponerse y dar forma a “Hotter
Than Hell”, una obra que apostaba por un sonido más crudo y contundente en
comparación con su predecesor.
Uno de los aspectos más memorables del álbum es, sin
duda, su portada, una referencia directa a la estética asiática. Según la
banda, esta elección buscaba simbolizar su ambición de conquistar el mercado
global (en especial, el japonés, que en aquellos años era fundamental para
aspirar a la inmortalidad en el rock). En la contraportada, podemos ver
detalles curiosos como a Frehley aparentemente inmovilizado tras su accidente,
a Gene Simmons escupiendo fuego —acto que pronto se convertiría en un ritual de
sus presentaciones en vivo— y a Peter Criss y Paul Stanley en poses sugerentes
con dos mujeres, un guiño al apodo de Kiss como "la banda más caliente del
planeta".
Desde el arranque, “Hotter Than Hell” deja claro que
no estamos ante una repetición de su debut. El álbum abre con “Got to Choose”,
una pieza más pausada que las del primer disco, pero que conserva las armonías
características y un estribillo pegajoso que se grabaría en la memoria de los
fans. Aunque muchos dudaban de que la banda pudiera igualar la energía de un
tema inicial como “Strutter”, Kiss respondió con creces con esta composición
festiva y contagiosa.
El siguiente tema, “Parasite”, escrito por Frehley,
marca un cambio hacia un tono más agresivo. Este corte ha sido versionado por
numerosas bandas a lo largo de los años, y desde el primer acorde impone un
ambiente callejero con un riff abrasivo que encaja a la perfección con la percusión
tensa de Peter Criss y la voz de Gene Simmons. Frehley aún no se atrevía a
cantar sus propias composiciones, pero su destreza como guitarrista brilla con
un solo vertiginoso que eleva la canción a lo más alto. La producción
deliberadamente sucia del álbum le aporta un encanto adicional, haciendo que
esta pista suene más visceral y adictiva.
“Goin’ Blind” es otro momento destacado del disco, con
raíces en Wicked Lester, el proyecto previo de Stanley y Simmons que
eventualmente se transformaría en Kiss. Esta balada melancólica rompe con el
tono predominante del álbum, ofreciendo un sonido más sombrío y reflexivo.
Simmons se luce con una interpretación vocal conmovedora, mientras Frehley
aporta un solo que añade aún más profundidad emocional a la pieza. Como dato
curioso, años más tarde, Rush parodiaría este tema con “I Think I’m Going Bald”
en su álbum “Caress of Steel”.
El tema homónimo, “Hotter Than Hell”, parece hecho a
medida para los conciertos en vivo. Con sus letras provocadoras y su ritmo
seductor, recuerda a la esencia de “All Right Now” de Free, capturando un
espíritu festivo que lo convierte en un clásico instantáneo. No es de extrañar
que esta canción se haya mantenido en el repertorio de la banda durante
décadas.
“Let Me Go, Rock 'N Roll” es otro himno fundamental
del álbum. Originalmente concebido para el primer disco, finalmente encontró su
lugar en “Hotter Than Hell”, donde brilla como una especie de precuela del
icónico “Rock and Roll All Nite”. Es una pieza explosiva que encapsula a la
perfección la esencia del rock'n'roll despreocupado que define a Kiss y que ha
perdurado en sus giras a lo largo del tiempo.
Entre las joyas menos reconocidas del álbum
encontramos “All the Way”, un tema liderado vocalmente por Simmons que
sobresale por sus complejas transiciones rítmicas. Aunque nunca alcanzó la
popularidad de otros cortes, su estribillo pegajoso y el trabajo sólido en el
bajo lo convierten en una pieza digna de reivindicación.
“Watching You” es otro de los momentos más oscuros del
disco. Inspirada en la película “La Ventana Indiscreta” de Alfred Hitchcock,
esta canción, también heredada de los días de Wicked Lester, destaca por sus
guitarras serpenteantes y su atmósfera opresiva, reforzada por el cencerro y la
contundente percusión de Criss. Aunque Simmons lidera la interpretación vocal,
los agudos de Stanley en los coros aportan una textura adicional que
intensifica la composición.
Entre las pistas menos conocidas, pero igual de
fascinantes, se encuentra “Mainline”, donde Peter Criss asume el protagonismo
vocal. La influencia del blues, especialmente de los Rolling Stones, es
evidente aquí, y la interpretación de Criss evoca su inolvidable actuación en “Black
Diamond”. Su voz rasgada y poderosa es una de las sorpresas más agradables del
disco, demostrando que su talento va más allá de la batería.
“Comin’ Home” ofrece una mirada introspectiva a la
vida en la carretera, abordando el agotamiento que conlleva la rutina de las
giras. Con un sonido más ligero y accesible, este tema de hard rock melódico es
un excelente ejemplo de la versatilidad de la banda. Resulta significativo que
Kiss haya elegido abrir su “MTV Unplugged” con esta pista, reivindicando así
uno de los cortes menos reconocidos de su catálogo.
El álbum cierra con “Strange Ways”, una pieza poderosa
marcada por la solidez instrumental y la feroz interpretación vocal de Criss.
El riff inicial es aplastante, y el solo con efecto wah-wah de Frehley está
entre los más destacados de su carrera. La canción casi provoca la salida de Criss
del grupo, ya que Paul y Gene se negaron a incluir un solo de batería que el
Catman deseaba añadir, lo que generó tensiones internas.
CONCLUSIÓN
Aunque las menciones habituales a los grandes discos
de Kiss suelen incluir títulos como “Love Gun”, “Dressed to Kill”, el debut
homónimo o “Creatures of the Night”, “Hotter Than Hell” merece un lugar en ese
panteón. Pocas veces la banda logró un sonido tan pesado y oscuro como aquí,
comparable quizás solo con “Revenge”. A pesar de su producción áspera, que
recuerda más a una demo que a un álbum oficial, esta obra es esencial para
entender el desarrollo del grupo. Sin “Hotter Than Hell”, Kiss difícilmente
habría alcanzado las alturas que definirían su carrera, y por ello, este álbum
es una pieza fundamental en su legado.
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