Hace un par de días tuve la suerte inmensa de poder ver por primera vez en vivo a M-Clan, en un íntimo set acústico que trajo a mi ciudad a dos iconos del Rock patrio como Ricardo Ruipérez y, por supuesto, mi querido Carlos Tarque (la voz de nuestro Rock sin duda alguna), lo cual me hizo tener muchas ganas de rescatar algún trabajo de estos muchachos de origen murciano y que han llevado con mucha dignidad la bandera de nuestro música más cañera durante más de 20 años. De hecho, además de una de las bandas en español que más me gustan y que han puesto la BSO a mi vida, cabe señalar la curiosidad de que este Blog debe su nombre al inicio de un verso de la recomendada canción “Calle Sin Luz” (Para No Ver el Final, 2010), así que os podéis hacer una idea de lo mucho que nos encantan.
Hoy, por tanto, he querido rescatar “Un Buen Momento”, aquel monumental debut de un grupo, por aquel entonces, joven y que aspiraba a conquistar al público más melenudo a partir de un Rock con tantos elementos de la música sureña que resulta imposible con cada escucha no sentirse transportado al árido desierto que cruza la mítica Carretera 66 mientras la boca nos sabe a Jack Daniels. También resulta difícil no encontrar similitudes en sus primeros trabajos con los mismísimos Black Crowes (influencia innegable), uno de los mejores grupos de ese Southern-Rock, quienes estaban viviendo su mejor momento en 1995, año de publicación de este debut de los murcianos. Y claro. Cuando tus referentes son tan buenas bandas y tu grupo está formado por músicos tan dotados, lo normal es que la música sea tremendamente buena.
El slide de Santi nos
da la bienvenida a una injustamente olvidada “En Mis Manos”, canción donde la
banda brilla al completo por su riquísima instrumentación, así como por el
papelón de un Tarque a quien no se le resistía registro alguno (¡y sigue así!).
Estribillo agradable y de fácil memorización.
Es imposible no amar el
tema que da título al LP. Velocísimo número de Rock And Roll más clásico donde el
piano Iñigo Uribe, así como de Santi Campillo con sus arreglos solistas (slide
incluido) y de la base rítmica de Ricardo, el fallecido Oti y Pascual Saura.
¿Por qué no se valora
tanto a Santi Campillo? Está claro que Carlos Tarque es la mayor atracción de
M-Clan por tener una voz inhumana y por la que no pasan los años, pero los años
de Santi Campillo en el grupo nos mostraron, seguramente, la faceta más técnica
y veloz de un guitarrista a la altura de muchos guitarristas de Rock Sureño.
“Volando Alto” contiene una de las mejores pistas que este amo de las seis
cuerdas nos dejó con un par de monumentales solos y arreglos.
Tras un comienzo
movido, era normal que tuviéramos a continuación un número más lento. En este
caso se trata de “Miro Atrás”, un dulce número que coquetea con el concepto de
“balada” y que nos trae una nueva interpretación maravillosa de Tarque, aunque,
y esto es cuestión de gustos, yo me quedo con la más emotiva “Hermana”, una
estilizada balada 100% sureña donde Tarque y el piano de Uribe acaparan el
protagonismo del número. Y es que aquí encontramos una prueba irrefutable de
que no hay vocalista en nuestro Rock más grande que Carlos. Numerazo que, para
terminar de ser redondeado al alza, cuenta con un demoledor solo de guitarra
que solo aporta más momentos de grandeza al resultado final.
“Dentro de la Esfera”
se inicia cambiante, variando entre momentos melódicos y otros más mordientes,
pero termina decantándose por los primeros. Medio tiempo cariñoso y accesible
que, eso sí, tiene un estribillo que particularmente disfruto.
“Perdido En La Ciudad”
fue la primera canción compuesta por el grupo, así como la que mayor y mejor
acogida tuvo por los seguidores. Un número de Blues-Rock de batería trabajada,
guitarras pegadizas y un Tarque con tono rebelde nos muestra el lado chulesco
de un grupo con ganas de poner el mundo a sus pies con una música tremendamente
buena. El estribillo, repetido numerosamente como buen tema de Blues que es, me
resulta adictivo.
Tal vez el otro tema
que realmente perduró en la memoria de los seguidores fue “Donde El Río Hierve”,
una nueva masterclass de cómo hacer buen Rock con estructuras clásicas y pocos
adornos. Pasan los años y sigo sin poder quitarme de la cabeza su resultón
estribillo.
A excepción de la
hipnótica y casi progresiva “Ron Vudú” con sus más de ocho minutos de riffs
lentos, pocos cambios estructuras y un solo monumental, el resto de canciones
que faltan por reseñar siguen por la misma senda de sus predecesores con un
buen puñado de grandes momentos de guitarra (el riff principal de “Como Una
Piedra” recuerda un poco al de “Eat The Rich” de Aerosmith), una actitud
chulesca (“No Sabes Hacerlo Bien”) y ese buenrollismo que siempre les ha
caracterizado (“Hasta Cuando”), que nos llevan en volandas hasta el final de la
obra con una sonrisa dibujada en la cara.
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