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Judas Priest - Firepower (2018)

Calificación:*****

Siempre es un lujo tener la oportunidad de sentarse a escuchar música nueva de grupos  con un nombre en el género, pero cuando se trata, además, de bandas con la historia y el legado musical de Iron Maiden o, como ocurre en este caso, de Judas Priest la importancia de la situación es mucho mayor. No todos los años recibimos novedades musicales de estos legendarios monstruos británicos (de hecho desde 2014 no habían lanzado nada nuevo), por lo que estamos ante un acontecimiento muy especial y que debe ser reseñado.

 No somos quienes para detenernos a repasar ahora la sobresaliente carrera de nuestros queridísimos Judas (hay páginas en internet que están muy bien documentadas sobre esta), pero nunca está de más recordar que este grupazo originario de Birmingham, cuyo nombre tanto respeto suscita (no es para menos), lleva prácticamente medio siglo engrandeciendo el Heavy Metal. “British Steel”, “Sad Wings Of Destiny”, “Screaming For Vengeance”, “Painkiller”, “Defenders Of The Faith”, “Stained Class” o “Turbo” son algunas de las tantas obras magnas que prueban que abalan la trayectoria de Rob Halford y compañía.

Llegado el año 2018, con la friolera de 49 años a sus espaldas, nuestros protagonistas vuelven a la carretera con un nuevo trabajo bajo el brazo. “Firepower”, su décimo octavo álbum de estudio (¡se dice pronto!), fue grabado durante los meses de marzo y junio de 2017 bajo la supervisión de Tom Allon y Andy Sneap en la producción (ya os hablaremos un poco más del segundo en breve).

Como suele ocurrir cuando se va a producir un lanzamiento de esta magnitud es inevitable empezar a realizar comparaciones, aun incluso sin haber escuchado el nuevo trabajo, con “Redeemers Of Souls” (2014), el trabajo predecesor a “Firepower”. Hay que reconocer que “Redeemers” fue un disco que necesitó varias escuchas para convencer (la ausencia de la guitarra de KK Downing era un golpe difícil de asumir), pero, a día de hoy, es un disco que se ganado el cariño de los seguidores de Judas. De aquel trabajo hay que reconocer el gran papel que desempeñó Richie Faulkner, un grandísimo guitarrista a quien no le pesaron las dudas que crecieron sobre su figura cuando fichó por los Judas para sustituir a Ken. El sonido, en líneas generales, de aquel trabajo coqueteaba con el Metal actual (nótese la savia nueva que supuso la inclusión en el grupo de Faulkner y el peso compositivo del que este gozó), algo que, escuchando las entrevistas promocionales concedidas por los miembros del grupo y tras escuchar el nuevo LP al completo varias veces, no ocurre. En esta nueva entrega la banda ha vuelto a sus raíces y ha apostado por ofrecernos 14 composiciones que, para bien, nos harán mirar al pasado del grupo. Hay muchos riffs que despiertan las clásicas afirmaciones de “me suena a” o “me recuerda a”, algo que ni nosotros hemos podido evitar en el análisis de cada tema que encontraréis a continuación.
 
Hay un hecho que no podemos ignorar antes de entrar en materia porque creemos que añade un punto de emotividad al trabajo y, tristemente, despierta serias dudas sobre el futuro del grupo: la obligada retirada de Glenn Tipton por culpa del Parkinson.

Un mes antes de salir a la luz “Firepower” la banda emitió un comunicado en el que anunciaban la retirada del veterano guitarrista del grupo, Glenn Tipton, debido a un avanzado Parkinson que padece desde hace 10 años. Esto provocó, a su vez, que en la gira promocional del disco Glenn no pudiera estar presente junto a sus compañeros siendo Andy Sneap (productor del disco) su sustituto. No obstante esta marcha forzada, según el propio comunicado, no supone que Tipton se aleje del todo del grupo ya que no descartan que aparezca por sorpresa en algún show futuro del grupo y/o que grabe nuevo material con la banda. Por tanto, “Firepower” también debe escucharse teniendo en mente que podría ser el último testimonio musical que nos deja uno de los guitarristas más grandes en la historia del Metal (nadie puede negarlo).

Sin más preámbulos, como amantes de los Judas y del buen Metal nos disponemos a  comenzar el análisis “tema a tema” del esperadísimo “Firepower”, un álbum que estamos completamente seguros de que no decepcionará a ningún seguidor del grupo:

Firepower

Diego: Primer contacto con el disco y primer tema mayúsculo. Un inicio salvaje que recuerda a la gloriosa época de “Painkiller”. Halford nos regala la primera exhibición al micrófono de tantas que podremos disfrutar a lo largo del álbum. La potencia del estribillo solo es comparable con la del breve solo que firma Richie a golpe de palanca y el espectacular momento de guitarras casi gemelas entre Faulkner y nuestro querido Glenn. Tampoco hay que dejar de destacar la base de Scott e Ian, sonando con una solidez que tal vez se extrañó más en “Redeemers Of Souls”.

Fede: ¡Qué manera de abrir un álbum Judas! El disco comienza con este tema homónimo, el cual fue el segundo corte de difusión escogido por la banda. Una auténtica bomba Speed Metalera. Los riffs que acompañan la canción son muy pesados, casi dignos del Thrash. Si hay alguien que este álbum posee es melodía. El primer segmento instrumental con guitarras hermanas armonizando la melodía es sublime. Esto funciona como perfecto antecesor para el gran solo que se marca Faulkner más adelante. Para el final hay una interesante variación en los compases. Todos estos elementos conforman un perfecto opener.

Lightning Strike

Diego: Descomunal y un claro ejemplo de lo que han sido los Judas Priest en casi medio siglo de trayectoria musical. La actitud y la agresividad de las guitarras se combinan con un pletórico Halford y con la solidez del tándem Travis-Hill para construir un breve corte que podría estar entre los mejores de todo el trabajo. El estribillo es muy bueno, pero personalmente disfruté mucho más el puente (estoy seguro de que muchos fans de Judas se emocionaron tanto como yo cuando lo escucharon por primera vez). En algunos instantes (especialmente en la introducción y el puente) el corte me recuerda  a un tema de “Angel Of Retribution” titulado “Deal With The Devil” cuya escucha, si nunca has escuchado, te recomiendo encarecidamente.

Fede: La primera novedad musical que nos brindó la banda después de cuatro largos años. Un tema bastante distinto a su antecesor. La canción se desarrolla a un tempo medio, con un riff en tresillos machaqueros. Los riffs que conectan estribillos con estrofas siempre cuentan con un pequeño solo de guitarra líder. Nuevamente la melodía vuelve a adueñarse de la canción con las guitarras hermanas de Tipton y Faulkner. Después de un riff más que pesado, llega un muy buen solo, el cual precede la última estrofa de la canción. Muy bueno el layering de las voces de Halford en la frase “Waiting for lightning to strike”, como esta asciende de más grave a más aguda.

Evil Never Dies
Diego: Turno de una de mis preferidas de “Firepower”. Los Judas Priest más diabólicos reviven con “Evil Never Dies”. Un trallazo de Metal de la vieja escuela con un sonido más moderno gracias a la producción tan cuidada que presenta el álbum. El protagonista absoluto del corte es Rob Halford, el “Metal God”, debido al espectáculo que ofrece con sus cuerdas vocales durante toda la canción, cambiando de registros durante los diferentes momentos del tema y destacando especialmente en los agudos del estribillo y el dramático intermedio atmosférico, donde saca un registro de tonos medios desgarrador. La fiereza del estribillo contrasta con la sencillez y el aparente buen rollo que pretende transmitir el puente. Ian Hill brilla con luz propia gracias a su compleja pista de bajo. Un tema, a mi parecer, superior a cualquiera de los discos de los Judas publicados después de “Painkiller”.

Fede: La primera novedad entre las novedades. Tuvimos que esperar hasta el día del lanzamiento del disco para escuchar esta canción y muchas más que antes no habíamos oído. Un riff a puro machaque abre la canción para estrofas con Halford llevando las riendas de Priest. Puentes más melódicos marcan el camino para un estribillo con Scott Travis proveyendo una sólida base de batería con doble bombo para que Rob “The Metal God” Halford cante las palabras “Evil Never Dies”. Después de un pequeño solo, se da un breakdown acompañado de una guitarra limpia, con un Halford cantando suave al principio. Sin embargo, la distorsión comienza lentamente a hacerse presente y la voz de Rob comienza a aumentar su intensidad. Después de otro solo y una última repetición de puente (este último contiene un excelente agudo de Halford llegando a su final) y estribillo, la canción termina de una manera brillante.

Never The Heroes
Diego: Paradójicamente “Never The Heroes” me gusta mucho pero, a la vez, me parece el corte más flojo del conjunto. Seguramente sea el que más se aleja de la tónica general del trabajo. Cuando lo escucho siempre termino pensando en el álbum “Point Of Entry” y, en menor medida, a “Defenders Of The Faith”. El Riff inicial tiene algo de Accept (los alemanes tomaron claras influencias de los Priest) y cuenta con un fabuloso estribillo al que, únicamente, se le puede achacar una repetición algo excesiva.

Fede: Tercera y última canción elegida por Judas para formar parte de los cortes de difusión del disco. Con Diego coincidimos en que este es quizás uno de los temas más flojos del disco. No es para nada una mala canción, sin embargo queda algo opacado por el resto de los temas y siento que no encaja mucho con la propuesta ofrecida por la banda para este trabajo discográfico. Las estrofas van acompañadas de una guitarra limpia y una voz más calma de Halford. Me da la sensación de que este tema fue compuesto con el propósito de ser interpretarlo en vivo. El estribillo es muy pegadizo y muy entretenido de cantar a la par de Halford. Esta es quizás una de las canciones menos pesadas del disco, siempre manteniendo bases simplistas y con solos más melódicos y con menos notas que los demás. Un buen tema, pero hay cosas mucho mejores por delante.

Necromancer
Diego: Mucho más cruda es “Necromancer”, una demostración de agresividad por parte de los británicos que por momentos parece que va a transformarse en un tema de Thrash Metal, pero que no termina de explotar, optando por un medio tiempo muy interesante. El estribillo es sencillo pero sobradamente convincente. Sin duda el momento de mayor gloria vendrá con el duelo de guitarras que libran Tipton y Faulkner, a la altura solamente de músicos de una técnica superior. Siguiendo con las referencias a trabajos anteriores, este recuerda más a trabajos como “Painkiller”, “Ram It Down” o el ya mencionado “Angel Of Retribution”. El riff principal también tiene una progresión de punteos que me han hecho recordar el reciente trabajo “Gods Of Violence” de Kreator y, más concretamente, su tema “Satan Is Real”. 

Fede: ¿Acaso esto es Judas Priest? Un brutal y destructivo riff con guitarras afinadas en Re ataca desde el comienzo de la canción, anticipando lo que parece ser un corte 100% thrashero. Sin embargo, la agrupación convierte esta canción en un potentísimo corte metalero cargado de riffs y cambios de ritmo. Probablemente el tema más pesado de todo el disco. Diría que la canción es portadora de los mejores riffs del álbum, pero todavía queda mucho por recorrer. Sin ser un tema thrashero, “Necromancer” cuenta con muchas influencias de bandas de dicho género, como por ejemplo Megadeth. ¿Quién iba a imaginarse que aquellos muchachos que lanzaron “Rocka Rolla” en 1974 iban a entregarnos semejante bestia musical? Me saco el sombrero ante esta composición.

Children Of The Sun
Diego: “Children Of The Sun” guarda algunas similitudes en ese Riff entrecortado con el trallazo del “Stained Class” que lleva por título “Better By You, Better Than Me”. En un principio puede pensarse que es un tema sin grandes sobresaltos, pero no es así. Poco antes de llegar a la mitad del mismo el ritmo cambia y se convierte en una balada arpegiada sobre la que Halford se luce con una voz limpia y muy bella. Poco después la potencia volverá por sus fueros con un gran solo y una repetición del pegadizo estribillo que tiene el tema.

Fede: Antes había dicho que “Never the Heroes” era de los temas más flojos del álbum. Esa canción junto con “Children of the Sun”, a mi parecer, se llevan el título a peores canciones de este trabajo. No son malas composiciones. Simplemente no están a la altura del álbum en su totalidad. Hay secciones interesantes en este tema, como por ejemplo el breakdown que se da llegando a la mitad de la canción con una guitarra acústica acompañando la voz de Halford. También podemos destacar los dos solos, tanto el de Richie Faulkner como el de Glenn Tipton. No mucho más para destacar de esta canción.

Guardians
Diego: Podríamos haber optado por conectar “Guardians” con “Rising From The Ruins”, ya que esta es una breve introducción instrumental de la segunda, pero es tal la belleza que emana el piano y el in crescendo que se va sucediendo con la entrada de guitarras que era necesaria una mención especial. Al más puro estilo de “Prelude”, aquella emocionante pieza completamente instrumental de “Sad Wings Of Destiny”, “Guardians” prepara el cuerpo para el siguiente corte a base de elegancia.

Fede: De las primeras sorpresas “shockeantes” del disco. 1:06 minutos bastan para que Judas haga lagrimear los ojos de varios oyentes. Una concreta y concisa interpretación de piano, la cual trae muchas reminiscencias a “Prelude” del disco “Sad Wings of Destiny”, se encarga de erizarle la piel a cualquier amante de la melodía y armonía. Para la tercera y última vuelta de Piano, se suma una melodía ejecutada por la guitarra que poco a poco va tomando cada vez más color. Esta canción decanta en la siguiente bestialidad de canción…

Rising From Ruins
Diego: Conectada perfectamente con su predecesora es el turno de otra de las grandes composiciones de “Firepower”. “Rising From Ruins” destaca por sus armonías, por un sonido épico construido por Glenn y Faulkner (¡cómo suenan las guitarras durante el intermedio instrumental!), por el veterano Rob Halford luciéndose una vez más con el micrófono y por un estribillo sencillamente magistral. Igual que dije con “Evil Never Dies”, y como repetiré más tarde, creo que estamos ante una de las mejores canciones de Judas Priest en dos décadas, y lo dice alguien que siente un inmenso respeto y cariño por el quinteto.   Las dos canciones con las que compararía su sonido serían “Battle Cry” del predecesor “Redeemers Of Souls” y a “Blood Red Skies” de “Ram It Down”.

Fede: La primera de las tres maravillas que yo destaco de este disco. “Rising from Ruins” es una canción que lo tiene todo. En primer lugar, el comienzo del tema está perfectamente enganchado con el final de la canción “Gurdians”. Las estrofas son llevadas a cabo por unas contundentes líneas de bajo por parte de Ian Hill y una base de Piano. Hay mucho bombo que va marcando también por parte de Scott Travis. Es impresionante como Halford, si bien notamos que su voz no es la misma que hace 30 años, puede pasar de graves y notas suaves a muy buenos agudos. Algo fundamental para destacar de esta canción son los solos. ¡Qué solos! Son solos que mezclan tanto velocidad como melodía. La cantidad de notas ejecutadas por Faulkner y Tipton es perfecta en cada oportunidad. Y ni hablar del final de esta sección instrumental con las guitarras hermanas construyendo impecables melodías. Una belleza auditiva.

Flame Thrower
Diego: ¡Cómo disfruto con este! Al más puro estilo “Turbo”, pero sin sintetizadores, los Judas nos sorprenden con un poderoso tema más cercano al Hard-Rock que cuenta con un estribillo atípico a lo que acostumbran nuestros protagonistas. Conforme avanza la canción se va volviendo más adictiva y superior en todos los sentidos. Halford está muy cómodo en todo momento, cuajando una actuación sobresaliente en la que juega con numerosos registros diferentes. Faulkner y Tipton se volverán a batir en un breve, pero cargado de adrenalina, duelo de punteos de guitarra. Necesitará un par de escuchas, seguramente, para convencer del todo (a mí me ocurrió), pero se ganará el corazón de todo oyente.

Fede: De entrada voy a decir lo siguiente. Es un tema que está muy bien, pero no es nada fuera de lo común. Estructura de una canción típica con estrofa, puente y estribillo. Me gustan mucho los coros y como Halford utiliza las segundas voces. Creo que de esta canción es de la que menos voy a escribir. Como dije antes: Es una buena y típica canción de metal.

Spectre
Diego: Se viene otro temazo monumental. “Spectre” viene cargadísimo de rabia, con una actitud y una sonoridad inconfundibles. Como en todos los temas del trabajo, es necesaria reseñar la exhibición de Rob, esta vez cantando con más furia y dramatismo. En este tema se encuentra, además, uno de los riffs más oscuros de todo el álbum. Richie y Tipton mantienen la tónica y se marcan una sección de solos y estructuras rítmicas efectivas.

Fede: La segunda canción de este disco que forma parte de trío fantástico. Un tema con un riff de entrada más que pegadizo. El tempo lento del tema ayuda a que los riffs tomen un mayor protagonismo. El estribillo de la canción es el mejor de todo el disco. La nota que alcanza Halford al final del mismo, si bien no es tan alta, acompañada por la guitarra provoca una sensación simplemente hermosa. Con el breakdown la canción baja un poco la intensidad y el riff se escucha algo más de fondo. Detengámonos un momento en la sección instrumental de este tema. ¡Solos, virtuosismo, melodías, lo tiene todo!!!! Una canción majestuosa.

Traitors Gate
Diego: ¡QUE SE PARE EL TIEMPO! Es el turno de la que para mí es el mejor tema del álbum, del año 2018 y, cuidado a esto, el tema más grande de los Priest de las dos últimas décadas (¡desde Painkiller no oía algo así!). El diabólico arpegio inicial da paso al que para mí es el riff de “Firepower” (un siniestro punteo tocado al unísono por dos dioses de la guitarra como Faulkner y Tipton). Todo esto precede a la entrada del mejor Rob Halford, una de las voces más grandes de la historia de la música contemporánea (para mí junto a Dio y Bruce Dickinson conforman la Santísima Trinidad del Heavy Metal), quien se marca unos versos sobrenaturales, cargados de alteraciones de registros, pasando de graves a agudos en milésimas de segundo. Otro momento de primerísima calidad es el estribillo (¿el mejor del disco?), cargado de una ira que extrañaba, y en la que predominan unos inspiradísimos agudos del “Metal God”. La última sorpresa del corte (por si fueran pocas ya…) es el solo de guitarra, con dos genios avanzando sin piedad con sus 12 cuerdas. Tipton y Faulkner no rozan la perfección, la producen con sus manos. 

Fede: ¡Acá quería llegar! La mejor canción del disco y uno de los mejores temas que yo le he oído a Priest. Una introducción calma con una guitarra acústica antecede el caos mismo. Este riff luego es replicado y acelerado con guitarras eléctricas. Parece que James Hetfield de Metallica se hubiese adueñado de la guitarra rítmica. El downpicking de este riff es absolutamente insano. Estrofas muy melódicas en cuanto a líneas vocales. Estribillos con ritmos de batería muy buenos con redoblantes excelentemente colocados. El puente pre-instrumental de la canción sube el tono del riff. Sin embargo, es en el breakdown donde la magia aumenta. El riff principal sufre una alteración para pasar a liderar un perfecto instrumental. Para el solo, la guitarra rítmica se limita a hacer “strums” únicos para que brille la guitarra líder. Y ni hablar de la sección melódica de este instrumental. Esta canción me deja sin palabras, aunque irónicamente haya escrito todo este párrafo. Una tormenta riffera y melódica. Por lejos lo mejor del disco.

No Surrender

Diego: Breve pero 100% convincente. “No Surrender” es un tema sencillo, sin grandes complicaciones técnicas. Su estribillo se pegará en tu mente y difícilmente podrás quitártelo. Me encanta su pequeño solo de guitarra y la atmósfera instrumental sobre la que este se desarrolla. Le encuentro similitudes con el tipo de composiciones de “British Steel”, “Turbo” o “Killing Machine”.

Fede: “No Surrender” es otra composición algo distinta a lo que veníamos escuchando hasta el momento. Es un tema con esencia hard-rockera llevado al metal. Los riffs entrecortados, la batería estilo Bon Jovi o Ratt. El solo también trae muchas reminiscencias del Hard-Rock ochentero. Una canción muy divertida y de lo más distinto que tiene para ofrecer este álbum de Priest.

Lone Wolf
Diego: Junto  a “Never The Heroes”, este “Lone Wolf” podría ser el corte que más se aleja del sonido que impera en el trabajo. No obstante, reconozco que me ha encantado. Igual que Metallica hizo en su tema “Manunkind” de su reciente “Hardwired…To Self-Destruct”, los Priest parecen rendir un pequeño homenaje a Black Sabbath con un tema construido a partir de riffs pesados y una estructura que recuerda a los dioses de Birmingham. Halford, aunque no era necesario, vuelve a hipnotizarnos con su voz y a demostrar que sigue siendo uno de los mejores cantantes del Metal actual. También hay un pequeño pasaje de guitarras gemelas antes de llegar al último estribillo que guarda numerosas similitudes con Iron Maiden.

Fede: Hablando de diversidad, acá llega otra canción que se diferencia mucho de las anteriores. Un tema con mucho de Black Sabbath, con mucho aire al disco “Load” de Metallica también. Medio tempo tirando a lento en las estrofas, ralentizando el ritmo en los estribillos por momentos. Excelentes notas alcanzadas por Halford en la parte de “Lone Wolf calling”. El breakdown también es muy bueno, con una guitarra limpia y la voz de Halford cantando más grave al micrófono. El solo de esta canción es uno de los mejores del disco. Casi todos los buenos solos de este trabajo (que se dan en casi todas las canciones) cuentan con una primer parte de solo puro y una segunda parte a dos guitarras ejecutando preciosas melodías. Esto hace que las secciones instrumentales se disfruten a pleno en cada canción. Un tema único, original y muy destacable.

Sea Of Red
Diego: Por todo lo alto cierra un disco que dará mucho de qué hablar en el futuro. “Sea Of Red” es una gran balada que tiene como elemento distintivo la maestría vocal con la que el “Metal God” se desenvuelve. El puente y el estribillo tienen un sonido más épico (¿tiene cierto parecido a “Journeyman” de Iron Maiden?)  Progresivamente la intensidad va aumentando hasta llegar a una sublime sección de solos de guitarra melódicos. La única “pega” que le pondría a este temazo es la extensión (con 5 minutos creo que hubiera sido más que suficiente). Un final a la altura y que deja con ganas de mucho más.

 Fede: El disco cierra con una balada ¿Buena decisión? No lo sé. Lo que sí sé es que la canción me gusta y mucho. Al escucharla por primera vez no me pareció la gran cosa. Después de escuchar tantas obras maestras juntas me pareció un cierre de álbum algo flojo. Sin embargo, hicieron falta un par de escuchas más para que pudiese apreciar todo lo contiene esta composición. El protagonista de esta canción es Halford mismo, tanto en las secciones acústicas como en las eléctricas. Por momentos siento que estoy escuchando una balada de Helloween. Para las vueltas de riff instrumentales, la banda utiliza sintetizadores al final de cada compás. Un solo muy melódico y sentido por parte de Faulkner se lleva el galardón a otro de los mejores solos del álbum. Una muy buena balada y un muy bien cierre de disco.

Conclusión: Cincuenta y ocho minutos de música hicieron falta para convencernos de una sola cosa. THE PRIEST IS BACK. Y mierda que volvió Judas. Una banda que daba sus primeros pasos en la década del setenta, y que hoy tranquilamente podría estar viviendo de su fama y de sus clásicos editados en el siglo pasado, hace unos días atrás regresó con una auténtica bomba metalera. “Firepower” es un disco muy pesado, muy melódico y muy instrumental. Pero sobre todas las cosas pesado. Escuchándolo, uno se halla ante una especie de “Painkiller 2.0”. Excelentes riffs, melodías y armonías de guitarra. Aquí hay que felicitar a Richie Faulkner por sus encomiables aportaciones en estos últimos años a los Judas (ha rejuvenecido el espíritu del grupo), pero, por encima de todo, al valiente Glenn Tipton, para quien, probablemente, “Firepower” suponga su retirada artística. Lo dio todo en esta grabación y eso es de agradecer.  Scott Travis tras los parches sigue demostrando el porqué de su importancia en la banda. Sin él, la banda nunca hubiese llegado a ser lo que es hoy. Un personaje que se encargó de marcar un antes y un después en la carrera de la agrupación. Excelente ritmos, brutal dominio de doblo bombo y una solidez igualable por pocos. Por supuesto, como dejar afuera al dios de dioses, el señor Rob Halford. Con 66 años de edad, el cantante británico sigue demostrando que su voz todavía se mantiene firme, a pesar de no ser lo que era hace muchos años. Los graves ejecutados por Rob son muy contundentes y todavía posee cierto manejo de los agudos, sin llegar a esas notas inhumanas que alcanzaba en los ochenta Si bien es algo pronto para hablar del mejor disco del año, creemos que estamos ante una de las mejores obras que deparará el metal este año. Y otra pregunta fundamental ¿En qué puesto ubicamos este álbum en la discografía de Judas Priest? Difícil. Muy difícil puesto que estamos ante una banda con dieciocho trabajos discográficos. Sin embargo, creo que es certero decir que este es el mejor álbum del conjunto desde aquel “Painkiller” editado en 1990. Este álbum, en lo que a nosotros respecta, es un 8,5. Y no lo comparamos con álbumes como el “Sad Wings of Destiny” o el “Screaming for Vengeance” que también lo son. Estamos tomando este disco por lo que es y por los méritos que tiene. Y esto es una puta bomba de metal.

LARGA VIDA A LOS PRIEST!!! EVIL NEVER DIES!!


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