Nacido el 10 de febrero
de 1962, Cliff desde muy pequeño mostró curiosidad por el Rock y sus variantes
más duras. No tardó en comprarse su primer bajo y comenzar a tocar en diversas
bandas, siendo Trauma su primera gran participación.
En 1982, en un concierto
con dicha banda en el Whiskey Go Go, se produjo un acontecimiento clave en la
vida del joven Burton. Lars Ulrich y James Hetfield andaba por el mismo recinto
tomando un par de copas. Metallica ya existía
en aquel momento, pero les faltaba un bajista tras la aparatosa salida
de Ron McGovney, quien tuvo una grave discusión con Dave Mustaine, quien
militaba también en la banda por aquellos tiempos. Según la leyenda, Lars y
James se sorprendieron al escuchar un solo procedente del bajo de Cliff, cuando
en un principio pensaban que lo estaba tocando un guitarrista. Fue en ese
momento cuando el dúo le ofreció el puesto al bajista, quien aceptó en seguida.

Los siguientes trabajos
que editaron junto al melenudo mantuvieron ese nivel magistral, siendo
"Orion" la cumbre técnica de Cliff. La pista de bajo que se marca en
el instrumental por excelencia de Metallica es una de las mejores líneas que se
han tocado. Es tarea difícil lograr emular semejante trallazo.
Tras finalizar su concierto en Estocolmo (26 de septiembre de 1986), la banda
tomo su autobús de la gira para ir hasta Copenhague donde tocaban al día
siguiente. Como era tradición cuando existía indecisión para elegir las camas
en las que dormiría cada uno, los miembros de la banda sortearon los puestos y
Cliff se impuso logrando quedarse en la deseada cama de Kirk.
El destino fue muy
cruel con el pobre músico. Alrededor de las 6:15 de la mañana, el conductor
perdió por completo el control del autobús y trató de enderezar el volante para
volver a la carretera. Las asustadizas maniobras del piloto terminaron por
hacer rodar el camión, saliendo Cliff disparado por su ventana y siendo
aplastado por este. Al levantar el auto
para ver el estado del músico, lo descubrieron muerto. Un final horrible para
un chico tan prometedor.
Hubiera sido genial
poder escuchar más discos de Metallica con Cliff. Seguro que no habrían caído
en malos álbumes como "St. Anger" o "Lulú". Sea como fuere, el pequeño legado que nos
dejó va a quedar siempre en el recuerdo y el corazón de todos los amantes del
Metal y del bajo. Cliff fue, es y será una leyenda de la música.
RIP
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