Si buscas un buen puñado de canciones fieles al Rock Sureño interpretadas por una banda de primera categoría, "Shake The Roots" es tu álbum.
Desde que ejercieron de teloneros de AC/DC (con Axl Rose) en su show en el estadio de La Cartuja (Sevilla) en 2016, he seguido de cerca la carrera de una de las bandas de Blues-Rock más interesantes de las últimas dos décadas. Su Rock es claro y conciso, sin adornos innecesario, ni experimentaciones que puedan alejarlos de sus principios.En sus poco más de 10 años de trayectoria, el grupo
liderado por un guitarrista excelso como Tyler Bryant acumula un buen número de
álbumes de alta factura de los que podemos extraer una cantidad considerable de
canciones absolutamente geniales y variadas como “Backfire”, “The Wayside”, “Devil’s
Keep” o “Wash Me Holy” (sigo sin entender por qué esta última nunca ha figurado
en un álbum de estudio cuando es una auténtica pasada). Por todo esto y más era
imposible no sentir unas ganas enormes de escuchar “Shake The Roots”, su nueva
placa de estudio, con la que afirman haber querido recuperar sus raíces
musicales primigenias, escarbando en la tradición musical norteamericana. No es casualidad que la portada presente un
estilo más vintage que de costumbre (parece imitar las carátulas de los singles
de los años sesenta y setenta).
Sin más datos que añadir procedo a analizar un álbum
que a buen seguro convencerá a sus seguidores.
“Bare Bones” inicia el carnaval sonoro con buenos
slide de guitarra 100% sureño, una letra socarrona, coros excelentes y esos arreglos
de aplausos tan habituales en este subgénero. Un tema ideal para abrir boca y
convencernos de que durante los próximos 40 minutos de música vamos a disfrutar
de lo lindo.
Con el mismo espíritu del primer número, “Ain’t None
Watered Down” se inicia también desafiante y algo más lenta. La voz de Tyler
suena cruda y algo distorsionada, provocando un efecto árido bastante molón con
el que nos lanza una letra picante y sucia (“Me gusta mi amor tanto como una
pelea de bar”).
La distorsión propia de sus álbumes previos vuelve a
lo grande con “Ghostrider”. Su Hard-Rock denso llega a su cénit en un
estribillo simple que es imposible que no suene en su próxima gira mundial. El
solo hace honor a la destreza técnica de la que puede presumir el líder del
conjunto. Gran número.
Los matices sureños se imponen nuevamente con “Roots”,
una canción de letra autobiográfica con una sonoridad que recuerda a los Black
Crowes, la banda más grande de Rock Sureño de las últimas tres décadas. Rock
festivo y a medio gas que te inyecta un buen rollo al que jamás te atreverás a decir
que no.
Me estaba extrañando no haber escuchado todavía un
tema completamente acústico, una de las grandes especialidades de Bryant. Menos
mal que “Hard Learned” emerge por sorpresa y nos regala tres minutos de Country-Folk
bajo una atmósfera densa que va ganando enteros gracias a los coros femeninos y
unos teclados soberbios. El invento es redondeado al alza con ese breve, pero
soberbio, solo de guitarra con slide.
“Shackles” es un chulesco número atemporal afín a la más
pura tradición de Blues-Rock cuyo elemento más vistoso es el gran solo de
guitarra de Tyler que ocupa una parte considerable del tema en su totalidad.
¿Quién no ha pensado en Airbourne al escuchar “Off The
Rail”? En cuanto aparece por primera vez esa sucesión de acordes a lo AC/DC (la
gran referencia para Airbourne) lo primero que uno piensa es que va a entrar
Joel O’Keefee a desgañitarse tras el micrófono. Este es, probablemente, uno de
los temas más rápidos que ha grabado este grupo en su historia, con un desarrollo
veloz que siempre culmina en un atractivo estribillo y que cuenta, como gran
punto de interés, con dos solos no menos veloces de Tyler.
Las revoluciones bajan considerablemente con el medio
tiempo “Goodthing” antes de que nos
entreguen otro notable corte titulado “Sell Yourself” en el que, básicamente,
critican a los sellos musicales y la forma en que juegan con las bandas a las
que representan (en el estribillo dicen “si no te vendes a ti mismo, te va a
vender otro”), un motivo que les llevó a rechazar todas las ofertas de diversas
casas discográficas en favor de fundar su propio sello. Número cumplidor.
Con “Tennessee” el grupo canta a la tierra que les vio
nacer, así como también ha sido cuna de otros gigantes del género. Un celestial
corte de Blues acústico en el que sale a relucir la enorme compenetración de
todos los músicos, escondiendo en su base instrumental numerosos detalles (licks,
golpes de plumilla en la batería,…). Suena celestial ese estribillo en el que
Tyler canta “Solo hay una cosa que sé, y es da igual a dónde vaya, que no
hay lugar como mi dulce Tennessee”
La distorsión gana mucho terreno en la directa “Sunday
No Show”, una canción en la que su líder nos confiesa que no quiere redimirse
de sus pecados (“Tomé la manzana y la mordí”) ni acercarse a algún credo.
Número serpenteante tanto en la percusión como en las guitarras que funciona la
mar de bien.
Como una especie de síntesis de todo lo anterior, el
álbum llega a su fin con “Minight Oil” y su ración de Rock sincero y bailable
que nos transporta a los años 50 o 60 con ese ritmo de batería adictivo y un
trabajo vocal y guitarrero de Mr. Bryant descomunal.
No se trata solamente de que estos muchachos no hayan
lanzado un disco malo en su carrera, sino que da la sensación de que siempre se
encuentran en su mejor momento musical. “Shake The Roots” es un gran álbum,
compacto y sin relleno alguno que dibujará una enorme sonrisa en todos aquellos
seguidores de la tradición musical yanqui.
¡Disfruten!
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