Sin necesidad alguna de innovar, The Hellacopters estrenan su primera placa discográfica desde 2008 manteniéndose fieles a ese sonido que les convirtió a principios de siglo en uno de los grupos más interesantes y a tener en cuenta del Hard-Rock europeo. Una vez más, la fórmula funciona y no, no estamos ante un ejercicio de nostalgia.
Desde que vio la luz su hasta hace poco más reciente LP, “Head Off”
(2008), hasta nuestros días la trayectoria de The Hellacopters ha vivido
diferentes etapas. Primeramente anunciaron un hiato indefinido durante el cual
su líder, Nicky Royale, aprovecharía para probar suerte con otros proyectos
como Imperial State Electric o Cold Ethyl. Fue en 2016 cuando anunciaron su
reunión para celebrar el 20 aniversario de su debut, Supershitty to the Max,
con una gira mundial que, al final, les hizo recobrar la química que creían
perdida como banda y terminaron optando por seguir adelante con este grupo que
tanto nos hizo vibrar a principios del milenio. Cabe señalar que una vez
volvieron a la carretera lo hicieron con Dregen tras la guitarra, quien
aparecería en los dos primeros LPs del grupo, tras la negativa de Robert
Dahlqvist a reunirse con sus viejos compañeros (Robert fallecería un año
después). Por otro lado, también en 2017 el bajista habitual del conjunto, Kenny
Håkansson abandonaría la nave siendo su puesto ocupado ahora por Dolf DeBorst.
En pleno 2022 hemos
recibido, por fin, una nueva placa de estudio bajo el nombre de “Eyes Of
Oblivion”, conformada por 10 canciones completamente nuevas y que rompen con
casi dos décadas de sequía. Ahora nos queda comprobar si ha merecido la pena o
no tanta espera…
Ni los 17 años que
habían pasado desde la publicación de su último álbum de canciones (“Head Off”
era un trabajo de versiones, por lo que hay que remontarse al “Rock And Roll Is
Dead” de 2005 para encontrar sus más recientes composiciones), pudieron impedir
que los suecos se olvidaran de las bases y principios que habían marcado su
esencia musical. La inicial “Reap A Hurricane” es una auténtica declaración de
intenciones con cierto sabor a futuro himno que será coreado en cada directo
por su fanaticada. Estribillo facilón, riffs afilados (se nota gran cohesión
entre Nick Royale y Dregen), pequeños detalles de teclados en ciertos
instantes, un buen solo,…así es imposible decepcionar.
La travesía se mantiene
convincente gracias a “Can It Wait”, una
canción cálida y que posee una sección de punteos imperdible, así como un
peculiar cambio rítmico en su puente. No se alejan de momento de sus principios
y eso es buena señal.
Me encanta “So Sorry I
Could Die” por su reverencia sonora hacia el Blues y el Soul. Numerazo emotivo
en el que Nick se muestra impecable en el micrófono, cantando con mucha alma
sobre una base marcada por los teclados y los licks. De lo mejor y más rompedor
que encontrarás en todo el LP. Absolutamente de locos.
Tras la calma nunca
está mal un poco de tempestad. Eso es lo que sucede con la posterior “Eyes Of
Oblivion”, el tema homónimo con el que la electricidad vuelve a ganar terreno a
través de certeros, y muy eléctricos, puñetazos de distorsión tras ese punteo
principal que se graba a las primeras de cambio en tu cabeza o el más melódico
estribillo.
La primera mitad del disco llega a su fin con “A Plow And A Doctor”, una canción que hasta el puente suena más cruda, pero que tanto en el propio puente como en el estribillo cobra un tono más setentero y similar a Kiss, banda a la que admiran (tienen una versión de su “All American Man”) y para la que, si no estoy equivocado, abrieron durante algunas fechas en su gira por Suecia. Con las escuchas he terminado por catarla como se merece. Buen y mordedor apuesta.
El Punk se impone definitivamente en “Positively Not Knowing”, con guitarras y batería a máxima velocidad, un Nick desmadrado tras el micrófono y un duelo de solos breve pero que no deja a nadie insatisfecho.
Vuelven a aparecer ciertas reminiscencias de Kiss en “Tin Foil Soldier”, solo que esta vez abarcando su etapa más Power Pop, con esas típicas pistas de aplausos, ritmos predecibles, guitarras en un segundo plano y un tono lleno de color que, si bien no es lo que más me gusta oír en un disco de los Hellacopters, hay que reconocer que entra bien, sin ser ni mucho menos una maravilla.
Para el colofón final
los suecos nos tenían reservadas tres piezas rápidas y fáciles de memorizar que
son apuesta segura para sus futuras presentaciones en directo. “Beguiled”
esconde un solo de guitarras gemelas muy interesante (aunque tremendamente
breve), mientras que “The Pressure’s On”
apuesta por brindarnos momentos acústicos y melódicos que alcanzan su máxima
expresión en el elegante estribillo que posee. Por último, “Try My Tonight” nos
pone a bailar hasta el final con un ritmo rebelde y hasta pícaro que nace de la
soberbia base de teclados, a la que se unen las guitarras en un estribillo
destacadísimo.
No creo que nadie se
lamentara de la reunión de semejante banda, pero de existir alguien seguramente
al escuchar al completo este “Eyes Of Oblivion” toda duda o queja que tuviera
pasó a mejor vida. Con solo diez canciones (ninguna de duración excesiva) el
disco, sin ser perfecto, convence sobradamente y garantiza 35 minutos de un
Rock sincero y enérgico.
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