Como fan acérrimo de Yngwie Malmsteen (como músico siempre, porque en lo personal…) me duele el doble tener que escribir una reseña negativa sobre uno de sus discos, pero es que no podemos huir de la realidad. Y es que el sueco lleva mucho tiempo dando señales de una especie de decadencia compositiva donde los patrones sonoros, las estructuras de las canciones o, incluso, de sus virtuosísimos solos, están por debajo de lo que este auténtico genio de la guitarra es capaz de hacer. “Parabellum”, álbum grabado en su totalidad por Yngwie tiene algunas canciones salvables, pero estamos ante un trabajo muy irregular, sin la magia de antes salvo en algunos coletazos que destacaré a continuación y con un sentimiento general de ausencia de buenas ideas espantoso.
Tratando de evocar sus primeros álbumes solistas, “Wolves
at the Door” se inicia ardiente con una introducción de punteos endemoniados e
impecables arreglos neoclásicos para poco después encontrarnos al propio músico
cumpliendo con las labores vocales que le tocan. Como siempre, lo más
disfrutable de la canción es el extenso solo de guitarra del intermedio, donde
el sueco poner toda la carne en el asador. Me resulta realmente flipante el
hecho de que siga siendo capaz de puntear a tanta velocidad y destreza.
No tengo la menor duda de que “Relentless Fury” es,
del conjunto de canciones cantadas, la que más me ha gustado. Los versos suenan
más crudos y metalizados, con un feeling lejano a “Odyssey” o “Trilogy” (insisto
en eso de “lejano”) donde parece que Yngwie, salvo en el solo intermedio
nuevamente, se da cuenta de que no hace falta correr con la guitarra para mostrar
tus dotes como músico. Pienso que esta canción podría haber ganado enteros con
un cantante profesional pero, a estas alturas y tras haber contado en sus filas
con auténticos monstruos del micrófono como Jeff Scott Soto, Marc Boals y mi
respetadísimo Joe Lynn Turner, son pocos quienes pueden soportar en el estudio
a un tipo tan conflictico como el “maestro” sueco.
Siguiendo con las pistas que incluyen voces tenemos “Eternal
Bliss”, una especie de balada bienintencionada tanto en instrumentación (esto
no era difícil tratándose de todo un experto del arpegio) como en la competente
(sin más) voz de Yngwie. Le sobran un par de minutos, eso sí, así como algún
detalle rompedor, pero no está mal.
“(Fight The Good Fight)” abre más interesante con
ese punteo breve de acústica, pero una vez empiezan las hostilidades siento que
entramos en un bucle de ideas demasiado desgastadas de tanto ser usadas. Fíjate
que aquí la voz de Malmsteen me gusta un tanto más, pero en líneas generales es
difícil sacar de esta canción algo realmente destacable.
Pues lo que queda de álbum es instrumental. Aquí
sabes que Yngwie siempre va a cumplir porque nadie duda de sus habilidades a la
hora de empuñar el mástil. Obviamente no todas las canciones están igual de
bien, pero en general todas muestran el virtuosismo de un músico que, tal vez,
sobreexplota la velocidad (¿no son acaso David Gilmour o Eric Clapton “guitar
gods” por sus solos y riffs más pausados?). Del conjunto de ideas, a mí me han
gustado particularmente “Presto Vivace en C # Minor” (que si la traducimos al
inglés quedaría un título cómico ya que ambos términos italianos aluden a “rápido”
por lo que sería “Fast, Fast in C# Minor”…y velocidad no le falta) y “God Particle”
que combina líneas acústicas con otras más distorsionadas. También incluiría
aquí “Sea Of Tranquility”, pero sus ocho minutos de solos similares (porque
Yngwie es virtuoso, pero también lleva atascado unos añitos en sus solos) la
hacen algo menos disfrutable que las ya mencionadas.
Un disco difícil flojo, sin momentos inolvidables ni temas que presienta uno que van a mantenerse en la memoria a largo plazo. “Parabellum” no mantiene viva la atención del respetable al escucharlo y, lo sé, tampoco vamos a pedirle ahora al músico que saque un LP al nivel de sus cuatro primeros discos, pero creo que hay que establecer unos criterios mínimos y este disco aprueba (y creo que lo hago porque soy incapaz de suspenderlo) raspado.
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