En esta vida uno debe dejarse llevar muchas veces por su propio instinto y evitar las influencias de terceros. Dentro de esta filosofía incluiría siempre como ejemplo absoluto al gran Rory Gallagher, del cual ya os he hablado bastante últimamente por lo que voy a evitar entrar en presentaciones extensas, permitiéndome solo el placer de calificarlo como uno de los mejores guitarristas de la historia (ahí es nada). El irlandés vivió más bien poco, pero si algo caracteriza a su obra es que ni las tendencias musicales de cada momento, ni la opinión de los críticos y/u otro tipo de factor con riesgo a cambiar tu forma de pensar, afectaron en absoluto a su estilo de música ya que, siendo claro y algo simple, “Rory fue siempre Rory” y eso es algo que no todos los artistas pueden decir.
Aun viniendo de un álbum con gran acogida como “Photo Finish”, en el que se apreciaban todavía ciertas influencias de Blues, mas no tantas como en previas obras, nuestro protagonista apostó por poner un poquito más de distorsión a su Stratocaster de cara al próximo álbum y dejar de lado influencias pasadas de Soul o Jazz. Eso sí. Ni por asomo esta apuesta por algo más eléctrico iba a suponer que las composiciones serían tan sencillas como las del Punk, movimiento en pleno auge en aquel momento, sino que este junto a McAvoy y Ted McKenna, su dupla de ensueño, seguirían esa senda musical orientada a exhibir la mayor técnica posible. El álbum se grabó en Colonia y vio la luz el 16 de septiembre del año 1978.
Si Rory dice que lo sigamos, lo dejamos todo (como dice la canción aquella). “Follow Me” es una apertura con todas las de la ley. Rock duro con cierto regusto a Thin Lizzy que no encontrará detractor alguno. Gallagher suena imponente tanto al micro como tras la guitarra, la cual da la sensación de tener un mayor protagonismo en la mezcla, así como una distorsión más hard-rockera.
Todo en “Philby” es absolutamente perfecto. Tema contundente, más sólido y, al mismo tiempo, menos veloz que el que abría el plástico, en el que a la guitarra le suma la inclusión de un sitar eléctrico que pertenecía a otro monstruo como Pete Townshend, quien no dudó en prestárselo a Rory para que hiciera esta joyita de canción inspirada en el espía británico Kim Philby y su misión descubierta como topo para los soviéticos en plena Guerra Fría mientras formaba parte del Servicio de Inteligencia Británico. Los riffs y los arreglos de sitar suenan especialmente ofensivos (es difícil encontrar temas así en los álbumes previos de este) y resultan absolutamente gratificantes.
Ideales para lanzarse a la carretera a toda velocidad son la marchosa y colorida “Wayward Child”, además de la más desmelenada e incendiara “At The Depot”, en la que el trío se mueve por los bailables mundos del Boogie-Rock, y la salvaje “Just Hit Down” (Rory nos deja sin adjetivos cuando usa el siempre efectivo slide y lo aplica a los trastes de su guitarra) en la que la guitarra se lleva todo el protagonismo por su propuesta de elevada técnica.
No obstante, y fiel a eso de “no olvidarse de dónde viene cada cual”, Rory no duda en recuperar su faceta bluesera en la seductora “Keychain”, en la que encontramos una guitarra distorsionada y con algún que otro efecto aficional sobre el que su voz hace pequeñas virguerías, aun sin ser este un cantante especialmente dotado. Estructura tan simple como ideal para que el músico desenfunde su guitarra y nos dispare un buen puñado de balazos en forma de solos. Pero este no es el único tema con clara inspiración Blues ya que, si tienes un pequeño conocimiento del legado de este músico, seguramente habrás escuchado más de una vez la imponente “Off The Handle”, un corte de Blues-Rock de máxima calidad en el que nos toparemos con una de las mejores versiones vocales de Rory (¡qué manera de desgañitarse!), así como con una nueva masterclass de cómo tocar la guitarra y dejar al oyente sin palabras.
El LP terminaría con la funkarra y cruda “Public Enemy no. 1” nacida de las sesiones de San Francisco del año 1977 bajo el título de “B Girl”, pero reconstruida en una pieza más colorida y llena de detalles guitarreros que no se apreciaban correctamente en su versión original. Además, en la reedición de 1999 se incluyeron dos canciones extras que tampoco os dejaría de recomendar como “Hell Cat” (Rock setentero 100% que me recuerda al “Rock And Roll Damnation” de AC/DC en sus versos) y la más accesible “The Watcher” que con el tiempo se ha ido convirtiendo en una de mis preferidas.
¿Cómo? ¿Que me he dejado un tema? Pues sí. Porque en esta ocasión he querido dejar la joya del disco para el último lugar. Estoy hablando de “Bad Penny”, ese medio tiempo lleno de magia tras la guitarra y la manera de cantar de Rory Gallagher. Preciosa la manera en la que avanza la pieza hasta su final. En el cómputo global es LA CANCIÓN que demuestra por qué a nuestro querido Rosendo Mercado, el padre del Rock Urbano español, se le llama “el Rory Gallagher español”. Esta canción, especialmente en sus versos, recuerda muchísimo a lo que unos pocos años después haría el genio de Carabanchel, quien, ya añadiendo una anécdota extraída de una entrevista que el músico dio en 2012 para la Cadena Ser y que ha sido recuperada en varios medios musicales del país. Resulta que era tal el amor que el señor Mercado profesaba por Gallagher que estuvo varios días haciendo cola “como un cabrón” para ver al irlandés tocando en el Teatro Monumental de Madrid, siendo este el primero en hacerse con una entrada para dicho evento ya que consideraba al guitarrista como “su ídolo”. El caso es que “Bad Penny” suena callejera y mezcla con gran gusto la suciedad de la distorsión con unas melodías trabajadas con dedicación y que terminan funcionando exageradamente bien.
“Top Priority” mantendría el nivel general de las obras que hasta aquel momento venía haciendo nuestro querido Rory Gallagher. Pronto vendría un buen álbum en directo titulado “Stage Struck”, aunque no tan perfecto como el “Live In Europe” o el “Irish Tour”, así como en 1980 saldría a la luz “Jinx”, otro álbum del cual espero hablaros en algún momento. Ahora lo que hay que hacer es darle “prioridad absoluta” a este LP y disfrutar en grandes dosis de este músico.
Aun viniendo de un álbum con gran acogida como “Photo Finish”, en el que se apreciaban todavía ciertas influencias de Blues, mas no tantas como en previas obras, nuestro protagonista apostó por poner un poquito más de distorsión a su Stratocaster de cara al próximo álbum y dejar de lado influencias pasadas de Soul o Jazz. Eso sí. Ni por asomo esta apuesta por algo más eléctrico iba a suponer que las composiciones serían tan sencillas como las del Punk, movimiento en pleno auge en aquel momento, sino que este junto a McAvoy y Ted McKenna, su dupla de ensueño, seguirían esa senda musical orientada a exhibir la mayor técnica posible. El álbum se grabó en Colonia y vio la luz el 16 de septiembre del año 1978.
Si Rory dice que lo sigamos, lo dejamos todo (como dice la canción aquella). “Follow Me” es una apertura con todas las de la ley. Rock duro con cierto regusto a Thin Lizzy que no encontrará detractor alguno. Gallagher suena imponente tanto al micro como tras la guitarra, la cual da la sensación de tener un mayor protagonismo en la mezcla, así como una distorsión más hard-rockera.
Todo en “Philby” es absolutamente perfecto. Tema contundente, más sólido y, al mismo tiempo, menos veloz que el que abría el plástico, en el que a la guitarra le suma la inclusión de un sitar eléctrico que pertenecía a otro monstruo como Pete Townshend, quien no dudó en prestárselo a Rory para que hiciera esta joyita de canción inspirada en el espía británico Kim Philby y su misión descubierta como topo para los soviéticos en plena Guerra Fría mientras formaba parte del Servicio de Inteligencia Británico. Los riffs y los arreglos de sitar suenan especialmente ofensivos (es difícil encontrar temas así en los álbumes previos de este) y resultan absolutamente gratificantes.
Ideales para lanzarse a la carretera a toda velocidad son la marchosa y colorida “Wayward Child”, además de la más desmelenada e incendiara “At The Depot”, en la que el trío se mueve por los bailables mundos del Boogie-Rock, y la salvaje “Just Hit Down” (Rory nos deja sin adjetivos cuando usa el siempre efectivo slide y lo aplica a los trastes de su guitarra) en la que la guitarra se lleva todo el protagonismo por su propuesta de elevada técnica.

El LP terminaría con la funkarra y cruda “Public Enemy no. 1” nacida de las sesiones de San Francisco del año 1977 bajo el título de “B Girl”, pero reconstruida en una pieza más colorida y llena de detalles guitarreros que no se apreciaban correctamente en su versión original. Además, en la reedición de 1999 se incluyeron dos canciones extras que tampoco os dejaría de recomendar como “Hell Cat” (Rock setentero 100% que me recuerda al “Rock And Roll Damnation” de AC/DC en sus versos) y la más accesible “The Watcher” que con el tiempo se ha ido convirtiendo en una de mis preferidas.
¿Cómo? ¿Que me he dejado un tema? Pues sí. Porque en esta ocasión he querido dejar la joya del disco para el último lugar. Estoy hablando de “Bad Penny”, ese medio tiempo lleno de magia tras la guitarra y la manera de cantar de Rory Gallagher. Preciosa la manera en la que avanza la pieza hasta su final. En el cómputo global es LA CANCIÓN que demuestra por qué a nuestro querido Rosendo Mercado, el padre del Rock Urbano español, se le llama “el Rory Gallagher español”. Esta canción, especialmente en sus versos, recuerda muchísimo a lo que unos pocos años después haría el genio de Carabanchel, quien, ya añadiendo una anécdota extraída de una entrevista que el músico dio en 2012 para la Cadena Ser y que ha sido recuperada en varios medios musicales del país. Resulta que era tal el amor que el señor Mercado profesaba por Gallagher que estuvo varios días haciendo cola “como un cabrón” para ver al irlandés tocando en el Teatro Monumental de Madrid, siendo este el primero en hacerse con una entrada para dicho evento ya que consideraba al guitarrista como “su ídolo”. El caso es que “Bad Penny” suena callejera y mezcla con gran gusto la suciedad de la distorsión con unas melodías trabajadas con dedicación y que terminan funcionando exageradamente bien.
“Top Priority” mantendría el nivel general de las obras que hasta aquel momento venía haciendo nuestro querido Rory Gallagher. Pronto vendría un buen álbum en directo titulado “Stage Struck”, aunque no tan perfecto como el “Live In Europe” o el “Irish Tour”, así como en 1980 saldría a la luz “Jinx”, otro álbum del cual espero hablaros en algún momento. Ahora lo que hay que hacer es darle “prioridad absoluta” a este LP y disfrutar en grandes dosis de este músico.

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