Después de más de una década surcando los mares del metal con su inconfundible fusión de humor desbocado, riffs de inspiración folk y una estética pirata que ya es todo un sello de identidad (con permiso de Running Wild), la banda escocesa regresa con un álbum que se atreve a desafiar ligeramente su propia fórmula. El uso intensivo de sintetizadores es evidente a lo largo de las ocho canciones que componen “The Thunderfist Chronicles”, un trabajo valiente con el que el grupo busca retomar el rumbo tras el tropiezo que supuso “Seventh Rum Of A Seventh Rum”. Y es que Alestorm siempre ha navegado entre dos aguas: la diversión sin restricciones y el riesgo de la repetición temática. Su mundo marinero, tan delirante como limitado, ha sido tanto su mayor fortaleza como su talón de Aquiles en etapas recientes.
El disco
arranca con “Hyperion Omniriff”, un corte enérgico y de gran peso rítmico
gracias al bajo, donde desde el primer momento se despliegan todos los
ingredientes del folk metal característico de la banda: riffs potentes,
estribillos coreables y arreglos orquestales que enriquecen el conjunto. Desde
esta apertura ya se hace patente la presencia más marcada de elementos
electrónicos (especialmente sintetizadores), que apuntan hacia una leve
evolución en el sonido del grupo. Sin duda, uno de los puntos más altos del
álbum.
El bajo de
Gareth Murdock introduce la ya conocida “Killed To Death By Piracy”, escogida
como sencillo y que apuesta por una estructura más accesible y “pirática”, sin
renunciar por ello a ciertos toques inesperados, como el protagonismo de los
sintetizadores o una base rítmica especialmente robusta.
La pareja
formada por “Banana” y “Frozen Piss 2” (no hace falta traducir esta última,
¿verdad?) representa la cara más humorística del disco. La primera se erige
como una de las piezas más pegadizas y sorprendentes del LP, donde los arreglos
electrónicos encajan perfectamente con las guitarras y una batería demoledora.
Por su parte, la segunda opta por un enfoque más familiar, alineado con el
estilo que la banda ha cultivado a lo largo de su trayectoria. “Frozen Piss 2”
es también el primer acto de una trilogía narrativa (completada por “The Storm”
y “Mega-Supreme Treasure of The Eternal Thunderfist”) que gira en torno a un
tesoro maldito de origen sumerio oculto bajo la ciudad británica de
Bournemouth.
Los temas
más marcadamente folk del álbum son “The Storm” y “Mountains Of The Deep” (el
trabajo de flautas y violines en este último merece todos los honores). En
ambos, la voz rasgada de Bowes y la ejecución instrumental del conjunto les
otorgan una profundidad narrativa superior a la habitual. El estribillo de “The
Storm” se cuenta entre los mejores que ha producido el grupo en mucho tiempo,
mientras que el segundo destaca por una estructura sumamente adictiva. Da la
impresión de que la banda ha recuperado cierta frescura, evitando caer en
esquemas manidos y desgastados.
“Goblins
Ahoy!” (versión del tema original de Nekrogoblikon) es un auténtico disparate
sonoro como solo estos escoceses podrían llevar a cabo, manteniendo los
elementos distintivos del original, pero trasladándolos con acierto al terreno
propio de Alestorm.
Todo
culmina con la ambiciosa “Mega-Supreme Treasure of the Eternal Thunderfist”,
más de 17 minutos de gloria bucanera. Aquí la banda firma una epopeya que
condensa todos los registros explorados a lo largo del álbum: hay folk,
toneladas de metal, coros grandilocuentes, orquestaciones continuas, un solo de
guitarra espectacular (atención al minuto 7:40) y ciertos toques de producción
más contemporáneos. Aunque alterna momentos brillantes con otros más
anecdóticos, se trata de una de las composiciones más elaboradas de toda su
carrera.
CONCLUSIÓN
Reconozco
que, tras el irregular "Seventh Rum Of A Seventh Rum", temía que el grupo
entrara en una etapa de estancamiento creativo. Afortunadamente, "The
Thunderfist Chronicles" devuelve a Alestorm a su mejor forma, no recurriendo a
una copia de sus trabajos más venerados ("Captain Morgan’s Revenge" o "Black
Sails At Midnight"), sino apostando por una renovación que, sin traicionar sus
raíces, introduce elementos que impiden que su propuesta caiga en la monotonía.
Un álbum sólido, que gana enteros con cada nueva escucha.
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