Tras el arrollador éxito de Impera (2022), una obra que terminó de consolidar a Ghost como uno de los actos más teatrales y ambiciosos del rock contemporáneo y que podríamos etiquetar como mainstream, el mundo aguardaba con ansias el siguiente capítulo de esta ópera blasfema que parece querer prolongarse durante muchos años.
“Skeleta”,
el nuevo álbum de la banda liderada por el ya icónico Tobias Forge, no solo
cumple con nuestras expectativas: la creatividad y amplitud de horizontes de
sus últimos álbumes no deja de crecer, convirtiendo a Ghost en una agrupación
cada vez más impredecible y, al mismo tiempo, que mantiene la esencia diabólica
que tan buenos resultados les dio en el seminal “Opus Eponymous” (2010).
En esta
ocasión, la narrativa (o el “lore” para los que van de modernos) se ve marcada
por un nuevo cisma sagrado: la transición del carismático y queridísimo
Cardinal Copia, quien ascendió terminó ejerciendo como Papa Emeritus IV durante
la era de Prequelle (2018) e Impera (2022), hacia el enigmático Papa V
Perpetua. Esta sucesión no solo marca un nuevo ciclo estético y sonoro, sino
también espiritual dentro del culto Ghost. Perpetua representa una figura más
mística y retorcida cuya máscara —una reinterpretación inquietante y más
solemne de las anteriores— nos remite directamente al niño que aparecía en la
icónica portada de Infestissumam (2013). Un guiño profético, quizás, o
simplemente una prueba más del meticuloso control de Forge sobre su universo
simbólico.
Pero si la
ficción muchas veces tiende a reflejar la realidad, la publicación de “Skeleta”
y la llegada del Papa V Perpetua a nuestras vidas coincide con un evento
histórico en nuestra historia reciente: la muerte del Papa Francisco (de las
pocas cosas decentes que nos ha dado la Iglesia Católica) y la elección de un
nuevo sumo pontífice en el mundo real. Esta coincidencia de sucesiones papales
parecen querer trazar un paralelismo de lo más curioso entre Ghost y la
Iglesia, como si se respondieran con ese macabro juego de espejos que
encontramos en la portada del LP.
De hecho,
si nos detenemos a hablar sobre la brillante portada de “Skeleta” (insisto en
la grandeza de cada ilustración de Ghost) profundiza aún más en esa iconografía
cíclica. En ella, la versión esquelética de Papa V Perpetua emerge como una
figura totémica, rodeada de iconos litúrgicos distorsionados y un halo de
eternidad sombría. Muchos seguidores no han pasado por alto el aparente guiño a
“Year Zero” en el juego de espejos, así como en esa estética de tintes
distópicos.
Todo esto
no hace más que reforzar la sensación de que estamos ante una obra total, donde
la música, la imagen y el relato están en perfecta comunión.
Tobias
Forge, mente maestra tras el antifaz, demuestra una vez más su capacidad para
mezclar sátira, crítica religiosa y puro espectáculo con una facilidad
desconcertante. Skeleta no es solo el siguiente disco de Ghost: es un rito de
paso, un paso al frente hacia la eternidad macabra de una banda que se niega a
repetirse, incluso mientras se cita a sí misma con maestría. Aquí comienza un
nuevo reinado. Y Perpetua no parece dispuesto a dejar que este sea breve.
Algo que
ha caracterizado a Tobias desde sus inicios es su talento indiscutible para
abrir cada álbum con canciones de primerísimo nivel. “Peacefield” no iba a ser
una excepción. En contraste con el dinamismo de “Rats” y “Kaisarion”, el sueco
nos entrega en esta ocasión una apertura valiente y ambiciosa, apostando por
terrenos más teatrales y dramáticos sin por ello sacrificar su esencia. Su
sonido evoca al Rock de los años 80, especialmente a Journey o Survivor,
apoyándose en teclados épicos y en una estructura más o menos predecible que es
coronada por un estribillo de primerísimo nivel. A nivel lírico, el propio
Tobias ha confesado que, frente al tono oscuro que predominará en el LP, la
canción representa un canto de esperanza en un momento realmente complejo para
nuestro mundo, donde los tiranos y los extremismos no dejan de crecer. En
palabras del cantante: “Sin duda vamos a experimentar la paz y la caída de los
imperios que queremos ver caer”. Se trata de una canción que no deja de crecer
con cada nueva escucha.
Uno de los
momentos más grandiosos de todo el LP, en mi opinión, llega con “Lachryma”, una
canción cuyo riff principal y la densidad de la sección rítmica parecen sacadas
de los primeros, y más oscuros, álbumes de la banda, aunque pronto nos traslada
de vuelta a los tiempos actuales con un estribillo cercano al AOR. Esa fusión
entre lo extremo y lo elegante, respaldada por una letra sobre el autoengaño y
un videoclip influido por la temática vampírica, la convierte en una pieza
sobresaliente dentro de “Skeletá”.
Presentada
como primer avance del álbum, “Satanized” se erige como uno de los temas más
célebres y pegadizos de todo el LP, atrapando al oyente con una estructura
radiofónica sabiamente rematada con un estribillo de primerísima categoría
donde los coros desempeñan un papel fundamental. Se trata de un Hard-Rock
clásico y edulcorado que remite a los momentos más luminosos de “Meliora” o
“Prequelle”. Aunque muchos seguidores creen que el tema habla sobre una
posesión infernal, Tobias ha confirmado que esta composición trata sobre “la
sensación de parecer poseído por un demonio porque estás enamorado”. Sin ser
una de mis preferidas del LP (confieso que me parece el single más flojo de los
tres publicados), tengo claro que es una canción que en poco tiempo terminará
convirtiéndose en un clásico del grupo.
A estas
alturas de su trayectoria, creo que nadie puede dudar de la enorme capacidad de
Tobias Forge para firmar baladas de lo más emotivas y sentidas. “Guiding
Lights” es una Power-Ballad de regusto ochentero (podría imaginar a Bon Jovi o
a Scorpions firmando un tema así), marcada por las guitarras acústicas y unos
solemnes teclados que acompañan al bueno de Tobi en una interpretación sentida
y notable a nivel vocal (y eso que Forge nunca ha sido un superdotado en este
apartado). La letra gira en torno a la incapacidad de poder hablar con alguien
que sabes que va por el mal camino por miedo a su reacción ante tal
advertencia.
“De
Profundis Borealis” se inicia de forma lenta y melancólica, pero no tarda en
mutar en una canción de Hard-Rock duro que condensa muchos de los elementos
propios de los Ghost contemporáneos, especialmente en el tono comercial de su
puente-estribillo, combinados con riffs crudos que pueden recordar por momentos
a los tiempos de “Opus Eponymous”. El trabajo de batería resulta tan
martilleante como dinámico, imponiendo un ritmo acelerado a un número que, con
el tiempo, terminará destacando entre los más memorables del LP. El título del
tema está inspirado en la epístola “De Profundis” de Oscar Wilde, a la que
Tobias ha añadido “Borealis”, pudiéndose traducir el título definitivo como “El
Abismo del Norte”.
Aunque no
se trate de un gran tema, “Cenotaph” profundiza en el Hard-Rock accesible y
orientado a todos los públicos (probablemente una de las canciones más limpias
y facilonas de toda su historia), cimentando su estructura en un riff muteado
tan simple como cumplidor. La estructura tampoco presenta grandes sorpresas,
salvo, eso sí, por el pequeño duelo de solos entre la guitarra y los teclados
que, al menos para mí, es lo más destacable de una canción que pasa un poco sin
pena ni gloria. A nivel lírico, Tobias reflexiona sobre el impacto de la muerte
de un ser querido, rescatando el concepto del “cenotafio”, que es una
estructura de piedra que parece una tumba, pero que no contiene ningún cuerpo
en su interior. En palabras del propio líder: “Pensé que servía como un buen
simbolismo para la idea de que alguien que muere no está necesariamente
encarnado por esta entidad física enterrada dentro de una tumba, sino que es
parte de nuestra conciencia".
En
contraste con la frialdad y artificialidad del tema anterior, “Missilia Amori”
nos devuelve a los Ghost más distorsionados con una canción que, sin ser la
octava maravilla del mundo, tiene muchas papeletas para figurar en futuras
giras del grupo. El puente-estribillo es de mis preferidos de todo el LP, con
ese pegadizo “Love Rockets!” que remite a los mejores Def Leppard. En esta
ocasión, Forge nos habla sobre el declive del amor.
Mucho más
acertada me ha parecido la excelente “Marks Of The Evil One” y su Rock robusto,
con obvias influencias de los años 80 tanto en su colorido estribillo como en
los omnipresentes teclados. Si me hubieras dicho que este tema era una versión
de Blue Öyster Cult, lo habría creído sin dudar. Y es que, cuando Tobias y sus
lacayos apuestan por ese Rock sin contemplaciones, resulta realmente difícil
que decepcionen.
Y llegamos
a uno de los momentos más logrados de todo “Skeletá”. Aunque los primeros
compases de “Umbra” puedan hacer pensar que estamos ante una balada, un riff
corpulento y un ritmo de batería con cowbell (¡sí, cowbell!) dan paso a un tema
sobresaliente que, ahora sí, me ha hecho recordar a los primeros tiempos del
grupo, a excepción de su escandaloso y veloz estribillo (¡otro acierto
indiscutible!). Resulta obligatorio destacar esa sección central en la que la
banda coquetea con el Rock Progresivo gracias a una monumental exhibición tanto
de los teclados como de las guitarras, entrelazando solos cargados de técnica
sobre una base muteada (nadie puede negar que Tobias se ha rodeado en los
últimos años de unos músicos de primerísimo nivel). Canciones como estas
justifican la grandeza de un grupo que con los años ha terminado por
convertirse en un icono contemporáneo. De lo mejor que nos ha ofrecido Ghost en
mucho tiempo.
Todo llega
a su fin con “Excelsis”, una melódica balada que, no obstante, termina pecando
un poco de previsible. Y es que no resulta extraño escucharla y pensar en otros
temas similares, y de mejor calidad, como “Life Eternal” o “Respite On the
Spitafields” (no hablemos ya de “Monstrance Clock”). No es ni mucho menos una
mala canción, pero quizá el disco pudo haber tenido un mejor remate.
CONCLUSIÓN
En
definitiva, “Skeletá” es un trabajo sólido que consolida una vez más el talento
compositivo de Tobias Forge y su habilidad para reinventarse sin perder la
identidad sonora que ha convertido a Ghost en una de las bandas más
reconocibles del panorama actual. El álbum ofrece una notable variedad de
estilos, guiños evidentes al pasado y momentos de gran inspiración, aunque en
conjunto puede percibirse como un paso ligeramente por debajo de Impera y, por
supuesto, de sus discos más emblemáticos. Aun así, estamos ante un LP que no solo
mantendrá satisfechos a los seguidores del grupo, sino que probablemente
terminará ganando aún más valor con el tiempo y las sucesivas escuchas. Un
disco notable que, sin alcanzar la excelencia de sus predecesores, reafirma el
estatus de Ghost como una de las propuestas más estimulantes del rock
contemporáneo.