Todavía recuerdo la sorpresa que sentí cuando The Dead Daisies anunció la salida de John Corabi, su carismático cantante, debido a diferencias con sus compañeros, justo cuando la banda alcanzaba el cenit de su popularidad. Aún mayor fue mi asombro al descubrir que el nuevo vocalista y bajista sería nada menos que Glenn Hughes, una auténtica leyenda del Rock, conocido por su legado junto a Deep Purple, Black Sabbath, Trapeze y Black Country Communion, entre otros.
Para quienes tenían dudas sobre la alianza Hughes-Dead
Daisies, “Holy Ground” se encargó de despejarlas rápidamente. La banda presentó
una colección de temas excepcionales que, en buena medida, mantuvieron el
estilo sucio y eléctrico que los caracterizaba. Sin embargo, su siguiente
trabajo, “Radiance” (2022), uno de mis favoritos de aquel año, se inclinó más
hacia el estilo personal de Hughes, con toques de Funk nunca antes explorados
por la banda. Aunque no todos acogieron con entusiasmo este cambio, nadie podía
negar la impecable calidad vocal de Hughes, quien, a sus más de 70 años, sigue
sorprendiendo.
Hacia finales de 2023, las aguas volvieron a su cauce
con el regreso de John Corabi, quien solucionó sus diferencias con el grupo,
dando lugar a la salida de Hughes. En esta nueva etapa, la plaza de bajista fue
ocupada por Michael Devin, conocido por su trabajo junto a Whitesnake y el
propio Doug Aldrich. Con Corabi de vuelta, The Dead Daisies nos presentan
"Light 'Em Up", un álbum lanzado a finales del verano, ideal para
combatir la depresión post-vacacional con un Hard Rock directo y sin florituras,
homenajeando a la vieja escuela. Marti Frederiksen repite en la producción,
aportando esta vez un enfoque más moderno, perceptible sobre todo en la
contundencia de las secciones rítmicas. Además, Tommy Clufetos, batería
fundador de la banda y colaborador de Black Sabbath, se unió nuevamente para la
grabación.
El álbum arranca de manera espectacular con el
homónimo “Light ‘Em Up”, un tema que atrapa desde el primer riff afilado y
distorsionado de Aldrich. Un Hard Rock sucio y vertiginoso, al estilo de
Airbourne, pero con la inconfundible voz rasgada de Corabi, que destaca tanto
en las estrofas agresivas como en el exigente estribillo, apoyado en coros de
alto vuelo.
El siguiente corte, “Times Are Changing”, ofrece un
sonido más relajado, aunque lleno de energía, con una clara influencia del Hard
Rock sureño. Sin ser tan crudo como su predecesor, logra su objetivo: hacer que
todos se pongan a bailar y disfruten del momento.
“I Wanna Be Your Bitch” nos muestra el lado más
descarado de la banda. Este tema apuesta por riffs sólidos y contundentes que
nos guían de unos versos callejeros a un puente-estribillo cargado de actitud.
El solo de Doug Aldrich, lleno de personalidad, termina de elevar la pieza.
En “I’m Gonna Ride”, lanzado como segundo adelanto, la
banda baja un poco el ritmo con un medio tiempo que, aunque mejora con las
escuchas, no logra destacar tanto como los temas anteriores.
Llegamos a la mitad del álbum con “Back to Zero”, una
canción que, si bien sigue la línea del tema previo, resulta algo más plana en
comparación con los primeros cortes. A pesar de esto, su estribillo
serpenteante mantiene cierto atractivo, aunque no alcanza la misma efectividad.
“Way Back Home” devuelve la energía con un Rock que
evoca a Led Zeppelin, con guitarras marcadas y coros omnipresentes que
enriquecen las estrofas, dando paso a un estribillo sencillo pero efectivo,
imposible de ignorar.
El bajo de Devin introduce con fuerza “Take A Long
Time”, un tema con claras influencias del Rock clásico que recuerda a los
discos más recientes de Alice Cooper. Su tono desenfadado y el notable solo de
Aldrich son sus puntos más destacables.
“My Way And The Highway” continúa la fiesta con un
sonido reminiscente de los primeros Aerosmith. Aunque repite algunos recursos
ya presentes a lo largo del disco, mantiene el nivel de entretenimiento. La
banda cierra el álbum con “Love That’ll Never End”, una balada que, aunque
convencional, destaca por romper con la dinámica predominante.
Finalmente, “Take My Soul” sobresale por su pegajoso
ritmo sureño y el colosal trabajo de guitarras, acompañado por la inconfundible
voz rasgada de Corabi, cerrando el álbum con broche de oro.
CONCLUSIÓN
Sinceramente, esperaba algo más de “Light ‘Em Up”.
Aunque me ha brindado buenos momentos, lo siento menos inspirado que “Holy
Ground” y “Radiance”, dos discos que dejaron el listón altísimo (¡honor a Glenn
Hughes!). Entre sus diez canciones, encontramos destellos de gran calidad (como
los tres primeros temas o los dos últimos), pero también momentos donde se
percibe cierta repetición de fórmulas, lo cual limita su frescura. Es probable
que el álbum cobre más vida en directo, ya que The Dead Daisies siempre han
cuidado ese aspecto, pero por ahora, “Light ‘Em Up” queda en un segundo plano
dentro de su discografía.
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