Pocas rarezas documentan con tanta precisión los orígenes de una banda que, durante décadas, ha sido un auténtico fenómeno de masas. "Snakebite" es un tesoro escondido que todo buen fan de Whitesnake debe oír.
No creo que nadie se ofenda si afirmo que Whitesnake
forman parte de esa sociedad distinguida de bandas únicas dentro de la historia
del Rock, así como tampoco se escandalizará nadie si aseguro que David
Coverdale es uno de los cantantes más grandes que han existido.
Hace tiempo que deseaba rescatar una vieja reseña que tenía en el tintero y que no había terminado de escribir por diferentes motivos. Afortunadamente he encontrado un poco de tiempo libre en este Puente de la Constitución y he podido rematar un pequeño análisis sobre el primer EP de mis queridos Whitesnake, un trabajo que muchos seguramente no hayan escuchado íntegramente, aunque en este podamos escuchar algún que otro clásico de este grupazo.
Originalmente este álbum vio la luz al inicio de 1978 con solamente cuatro canciones (dos por cada cara del vinilo de siete pulgadas), pero pocos meses después, volvió a lanzarse en formato LP con cuatro canciones adicionales procedentes del disco solista de Coverdale “Northwinds”, el cual también data de dicho año. En mi escrito he optado por analizar brevemente las ocho canciones de la edición definitiva de “Snakebite” a modo de ampliar un poco este escrito sobre los orígenes de nuestros queridos Whitesnake.
Debe tenerse en cuenta que por estos tiempos David Coverdale no era ningún desconocido debido a los memorables trabajos, especialmente “Burn”, que firmó con Deep Purple cuando este fue contratado para reemplazar a Ian Gillan.
¿Quién le dice que no a una apertura de la talla de "Come On"? La serpiente blanca muerde por primera vez con una fuerza colosal que nos permitiría hacernos una idea de lo que se nos vendría encima a lo largo de la carrera de estos tipos. La dupla Marsden-Moody suena impecable, mientras que la base de bajo y batería cortesía de Murray y Dowle reparte a diestro y siniestro con el bajo y la batería. Coverdale, ya convertido en un reputado cantante por sus trabajos previos, se desenvuelve con maestría por una canción cuyo registro me recuerda por instantes a los de Paul Rodgers.
Seguimos con la divertidísima “Bloody Mary”, un Boogie-Rock al más puro estilo “Wine Women an’ Song”, al que siempre he guardado especial cariño. Coverdale se pone en modo travieso, mientras la banda crea a sus espaldas una animada canción que tiene como culmen su estribillo. Elogios especiales para esos teclados tan Honky Tonk que te llenan de buenas vibras.
Pero la fiesta da paso a la solemnidad y Coverdale nos
muestra su versión más gloriosa. Es difícil no enamorarse de la versión que nuestros
protagonistas hicieron de la popular "Ain’t No Love In The Heart Of The
City". Blues-Rock sucio y oscuro
sobre el que David hace lo que le da la gana (¡pelos de punta!) mientras el
bajo de Murray se mueve de una forma seductora y las guitarras quedan en un
segundo plano realmente bello. Probablemente estemos hablando del primer hit
de Whitesnake.
En “Keep On Giving Me Love” observamos claras influencias del mejor Funk-Rock, ese estilo que Coverdale desarrolló con Deep Purple (mucha “culpa” de esto la tuvo nuestro querido Glenn Hughes). Su estribillo es adictivo y goza de una potencia endiablada.
El nivel vuelve a subir con “Only My Soul” y su deje baladístico al más puro estilo “Soldier Of Fortune”, que David, como siempre, sabe elevar al máximo exponente de calidad. Preciosa composición que se completa con una línea de violines y sintetizadores (estos últimos tocados precisamente por Glover) que la consolidad como “lacrimógena”. Uno solamente puede limitarse a aplaudir este momentazo que el rubio nos acaba de regalar.
“Queen Of Hearts” nos ofrece, con su ritmo más pausado, la versión más seductora de David, quien sabe llevar sus registros a las notas más sobrenaturales. Una vez más me detengo en el sencillo, pero emocionante estribillo que crece con el paso de las repeticiones.
El cierre lleva el nombre de “Breakdown” y suena mucho más veloz y despiadada, con una letra que, según cuentan las leyendas, el rubio dedicó a sus compañeros de Deep Purple por destruir el grupo. Sea verdad o no, lo cierto es que le quedó un corte redondo.
CONCLUSIÓN
“Snakebite” es una pieza de coleccionismo para
cualquier seguidor de Whitesnake ya que, ciertamente, contiene los orígenes de
uno de los grupos más emblemáticos de la historia del Rock. Su primera mitad ya
nos da pistas del sonido que se impondría en aquellos memorables “Trouble”,
“Lovehunter”, “Ready An’Willing” o “Come An’ Get It”, mientras que la segunda
nos permite descubrir la evolución sonora del bueno de David Coverdale y sus
ganas de seguir haciendo buena música tras su salida de Deep Purple.
Lo que vendría después ya es historia...¡y vaya historia!
Comentarios
Publicar un comentario