Como muchos sabréis, en la jerga típica relacionada con el espacio exterior y el cielo suele aplicarse el término “constelación” para hacer referencia a una agrupación convencional de estrellas. No obstante, a principios de los años 90, surgió otro término para hacer referencia a la unión de varios astros luminosos: BBM.
Y es que tres superestrellas del Rock como Ginger
Baker y Jack Bruce, ambos ya se habían ganado la inmortalidad gracias al legado
que dejaron con Cream junto a Clapton, y el no menos magnánimo Gary Moore
decidieron unir fuerzas bajo las siglas de sus apellidos (BBM) para dar inicio
a un proyecto que, pese a durar más bien poco, terminó derivando en un gran
disco que, siendo muy sincero, me emociona rescatar y traeros para que
disfrutéis.
“Around The Next Dream” fue el título elegido para un
disco impecable y que se aleja de cualquier posible etiquetaje de “anecdótico”.
En este se concentran un total de 10 canciones completamente nuevas y que
suenan claramente a Cream, pero con esos tintes blueseros tan personales y
distintivos del señor Moore. Por lo tanto, estamos ante una parada obligatoria
para todo buen rockero y/o admirador de estos señores.
El álbum se inicia con la contundente “Waiting In The
Wings” en la que, sobre una inconfundible línea de bajo y batería creada por
esa legendaria dupla que conformaron Jack y Ginger, surge la guitarra de Moore
punteando por momentos y apostando por melodías en el estribillo que son
distorsionadas por efectos de wah. La canción avanza con fuerza, sin grandes
alteraciones pero con una solidez que solo nos da ganas de seguir adelante con
la escucha de la obra.
La banda no baja en ningún momento el ritmo y nos
enviste con la sureña “City Of Gold” y ese encanto a Blues-Rock tan propio de
los ZZ Top que, al menos a mí, me encanta. La guitarra de Moore crea líneas de
color sobre las que la pista vocal avanza sin piedad.
El single del álbum llevó por título “Where In The World”
y es el tercer tema que nos encontraremos en el disco. Preciosa pieza melódica
que viene acompañada por una sección de cuerda en su fondo que termina por
cautivar al oyente y hacerle levitar en su habitación mientras la escucha. Pero
cuando entren en escena “Can’t Fool The Blues” y “High Cost Of Loving”, o la
posterior “Why Does Love (Have To Go Wrong)” (ocho minutos de magia, blues y
experimentación), aparecerá Gary en tu habitación y te golpeará con el mástil
de su guitarra para que escuches con atención cómo este genio fallecido
prematuramente era capaz de marcarse dos magistrales Blues-Rock que dejaban sin
aliento a cualquiera. La producción es tan buena que permite sentir como Moore
puntea y avanza por los trastes con esa seducción tan personal que él imprimía
a las composiciones.
El espíritu de Cream renace en “Glory Days” (¿el
título no será también un guiño a aquellos tiempos?) , una canción que Jack
Bruce borda tanto al bajo como al micrófono, compartiendo labor en este último
con Gary. Tampoco me puedo olvidar de la sobresaliente pista de batería del
bueno de Ginger Baker, machacando cada parte de su set con la agresividad que
esta composición demandaba. Canción redonda en la que, tras esa ardiente
guitarra, se esconden ciertos retazos progresivos que recuerdan a la época en
la que Clapton ocupaba su lugar.
“Naked Flame” es la típica balada que Gary Moore era
capaz de sacarse de la chistera cada vez que se le antojara (lo que tiene ser
un genio). Para algunos puede que sueñe algo melosa, pero a mí me encanta y
creo que, aunque esté claro quién la compuso y la cantidad de piezas similares
que este escribió, en esta hay algo mágico y que no encontramos en todos los
discos solistas de Gary: el lujo de tener a tu vera a dos auténticos maestros como
Ginger Baker y Jack Bruce. Baladón y punto.
Empezamos a encarar la recta final con otro Blues-Rock
(este suena más agresivo que el resto) de los que te dejan sin habla y en el
que Gary pone toda la carne en el asador con su vozarrón y sus líneas de guitarra
tan personales. La guinda del pastel lleva por título “Wrong Side Of The Town”
y se trata de un tema más tranquilo y acorde con el tono de Cream en el que
Bruce está a otro nivel. Impecable el trabajo vocal y a los teclados que este
hace. Un final de lujo.
No voy a decir en esta reseña que la banda con Moore
fuera mejor que con Clapton (esos debates absurdos se los dejo a la gente que
tiene ganas de provocar), ya que Cream marcó un antes y un después en la
música, cosa que no logró BBM, aunque sí Gary Moore en solitario (también “mano
lenta”). No, tampoco BBM fue un éxito comercial. De hecho el proyecto fue
concebido cuando a Moore se le acusaba de haberse pasado al Blues y dejar de
lado cualquier otro estilo y la relación entre Bruce y Ginger no era la mejor.
Pero eso no importó, porque estos músicos nunca quisieron otra cosa que seguir
ampliando su legado y reivindicar su figura como iconos de la música
contemporánea, cosa que nadie puede negarles.
Desde aquí, con una copa de vino en la mano brindo
mirando al cielo y le doy las gracias a estos tres héroes caídos que
seguramente compongan una de esas galaxias de las que os hablaba al principio.
Un disco para celebrar la música.
Esta reseña fue lanzada originalmente el 7 de julio de 2020 en el Portal del Metal.
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