La cuarta entrega de Slash, Myles Kennedy & The Conspirators acaba de ver la luz y, dado el fiasco que fue su anterior obra, uno no sabe bien qué esperar de este nuevo lanzamiento. A continuación vamos a analizarlo de manera extensa y sin prisa alguna.
Reconozco que cuando escuché “Living The Dream” quedé
altamente decepcionado. No sé si esto se debió a lo mucho que disfruté de sus
dos primeros álbumes (“Apocaliptic Love” y “World On Fire”), pero la falta de
creatividad, la sobreexplotación de los mismos esquemas y, en definitiva, la
ausencia íntegra de una sola canción que pudiera trascender, me hicieron temer
que este proyecto pudiera empezar su declive definitivo. Es por ello que me
hallé con sentimientos encontrados una vez anunciaron la salida de “4” para
febrero de 2022 (hay que reconocer que no se complicaron mucho la vida con el
título).
La gran peculiaridad de este nuevo trabajo es que ha sido
grabado en vivo desde el estudio, con
todos los músicos interpretando sus secciones al mismo tiempo, lo cual se
traduce en una producción más cruda y, al mismo tiempo, en canciones sin
grandes adornos ni arreglos posteriores, algo que, para mí, siempre es
positivo, aunque puedo entender a quien prefiere escuchar temas más nítidos y
con claros retoques en las posteriores sesiones de mezclas.
“The River Is
Rising” inicia con muy buen pie el disco. Un riff endiablado y adictivo de
Slash en el que acelera su golpeo de cuerdas mientras su mano izquierda sube y
baja por el mástil abre una canción grandiosa (mejor que su anterior álbum al
completo). Myles está genial con el micrófono, cantando sin despeinarse y
bordando un elegante estribillo en el que introduce sus habituales agudos. El
guitarrista redondea al alza el resultado final con un veloz solo en el que
puntea con clase y precisión. Numerazo sin duda.
Seguimos con la
sencilla y pegadiza “Whatever Gets You By”, un número marcado por el ritmo
sólido de batería y una distorsión considerable en la voz de Kennedy que,
sumada a la cavernaria producción que de por si tiene el disco, crea una
atmósfera algo más misteriosa a este número de buen Hard-Rock. El solo de
Slash, que tampoco desmerece, viene precedido de un punzante scream de Myles Kennedy que no puedes
perderte.
Me gusta la rudeza
de “C’est La Vie”, un tema comandado por un seductor riff de Slash, así como
efectos de talk-box también añadidos por el músico, sobre los que Myles Kennedy
clava una interpretación estelar. Aunque está dentro de los parámetros
habituales del grupo, me ha gustado muchísimo el estribillo. Tras la segunda repetición del mismo, Slash
introduce una variante al riff que también deja un excelente sabor de boca y con el que termina dando paso a otro impecable
solo.
Rock clasicón y alegre el que nos proponen a continuación
en “The Path Less Followed”, un número lleno de energía en los versos, con
constantes apariciones de los coros y un estribillo marca de la casa. Tal vez
aquí empezamos a encontrar los primeros indicios de repetición en todo el
álbum, con una estructura similar a lo que hemos venido escuchando y que tan
poco bien les hizo en el “Living The Dream”. No obstante, hay que escuchar el
nuevo solo de Slash y el acompañamiento de batería en el mismo.
Menos mal que las dudas se disiparán, al menos por
momentos, con “Actions Speak Louder Than
Words”, un corte relajado y de inspiración más sureña en el que Slash usa
numerosos efectos de distorsión que, entrelazados con un siempre bienvenido
cencerro, tejen una tentadora telaraña sonora con sabor a Jack Daniels. Muy
buen Rock ‘N’ Roll.
Otro de los momentos a tener en cuenta del disco es “Spirit
Love”, una canción en la que el guitarrista de la chistera nos rompe los
esquemas con una apertura de sitar eléctrico que termina derivando en el riff
más pesado de toda su discografía. Me encanta Kennedy en este número, cantando
con ese tono entre seductor y chulesco que tan bien le queda siempre.
Lástima que con “Fill My World” vuelvan a aparecer viejos
fantasmas, y eso que su riff recuerda mucho al de “Sweet Child O’Mine” en sus primeros
compases. Balada de Pop-Rock sin gracia ni nada reseñable, en el que todo suena
a medio gas. Cuando fue elegida como segundo sencillo reconozco que me hizo
ponerme en lo peor respecto al resto del disco, un miedo que hasta el momento
se ha ido diluyendo con el paso de las canciones (salvo esta, claro está).
“April Fool” contiene un riff muy Joe Perry (no descubro nada al deciros que Aerosmith fue la banda que más influyó en Guns N’ Roses). Slash disfruta dibujando líneas funkys en su guitarra que son notablemente acompañadas por el resto de compañeros de la banda (Myles incluido). Sin embargo, a estas alturas del disco empiezo a sentir que el disco tiene un solo ritmo, frente a las variaciones de sus dos primeros trabajos.
Tampoco es difícil sonreír al escuchar el riff que inicia
“Call Off The Dogs”, pista rápida y de buena instrumentación (ojo a la línea de
bajo) en la que Myles logra regalarnos un simple pero efectivo estribillo que
termina evitando que el número caiga al baúl del olvido.
Lo que sí ha sido un acierto es elegir "Fall Back to
the Earth" como cierre. Estamos ante la pieza más rompedora de toda la
obra, con seis minutos llena de detalles a reseñar: la base de bajo y batería
suenan mejor que en el resto de números, Myles ofrece su mejor interpretación
en todo el disco combinando dramatismo, elegancia y furia (me recuerda a la
homónima “Ides Of March” de su último disco solista) en los diferentes pasajes
que, por otro lado, dibuja un sobresaliente Slash que no para de introducir diferentes
riffs y solos llenos de sentimiento y técnica. Pese a ser la pieza más larga
del disco, se disfruta tanto que parece que dura mucho menos. El final es
oscuro, con una melodía enigmática y hasta progresiva que baja el telón con
solemnidad, dejando al oyente pensativo ante semejante despliegue de detalles.
Para suerte de todos, no estamos ante una continuación de
“Living The Dream”. Sin ser ni de lejos una obra perfecta, ni ofrecer la
diversidad de “Apocaliptic Love” o “World On Fire”, este “4” garantiza 43
minutos de buen Rock, con momentos altamente reseñables como “The River Is
Rising”, “Fall Back To The Earth” o “Spirit Love” (en estos tres dejaron,
curiosamente, las fórmulas de siempre de lado), otros de agradable escucha y un
par de rellenos que podían haberse ahorrado sin problema (podían haber incluido
la versión del “Rocket Man” de Elton John que están interpretando actualmente
en sus directos). Hay que reconocer que un proyecto con semejantes dos iconos
podría aspirar a algo más, pero, a fin de cuentas, el LP convence y eso me
resulta ya suficiente a estas alturas de la historia.
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