CALIFICACIÓN: *****
Si piensas que Seether no deben su fama a su música sino al hecho de que su líder, el gótico Shaun Morgan, fuera pareja de Amy Lee (Evanescence), con quien terminó cruzando canciones llenas de indirectas, creo que no debes seguir leyendo esta reseña. Y es que, con cada nuevo álbum, estos sudafricanos parecen seguir edificando un legado cada vez más sólido. Trabajmos como las dos partes de “Disclaimer”, “Finding Beauty In Negative Spaces” o el reciente “Poison The Parish”, sin olvidarme de un directo acústico que me parece de primer nivel como “One Cold Night”, enganchan a cualquier amante del Post-Grunge. Y con la llegada del 2020, el ahora cuarteto, debido a la incorporación de Corey Lowery, presentan “Si Vis Pacem, Para Bellum”, (expresión latina que se traduciría como “Si quieres paz, prepárate para la guerra”), su octavo disco, en el que han apostado por 13 temas completamente nuevos, llenas de oscuridad y fuerza, así como con esas letras tan introspectivas que tanto gustan al bueno de Morgan, quien se ha encargado también de producirlo. . Bajo las mezclas ha estado Matt Hyde, quien ha trabajado junto a Deftones. Ya desde los primeros compases de “Dead And Done”, corte encargado de abrir con furia el disco entre guitarras distorsionadas y una irresistible base de bajo (me encanta su presencia) y batería, nos daremos cuenta de que las cosas siguen marchando bien para un grupo que se mantiene fiel a un estilo concreto y que, particularmente me encanta. Morgan canta con su registro teatral habitual.
Como segundo plato tenemos una grandiosa “Bruised And Bloodied” que, personalmente, me retrotrae a grandes misiles firmados por Alice In Chains (¡casi nada!) como “We Die Young” o “Damn That River” (salvando las diferencias de calidad y el legado de los de Seattle). Un riff sangrante al más puro estilo Cantrell da el pistoletazo de salida a una canción con mordiente. Me ha enamorado desde que salió como sencillo del álbum.
“Wasteland” apunta seriamente a convertirse en una de las favoritas de los seguidores del grupo ya que su estructura cambiante, que lo mismo te enamora con sus melodías que te sacude con su mayor garra en los estribillos, es difícil que no enganche a los “puritanos” del grupo. Lo mismo sucede con la peligrosamente pegadiza “Dangerous” y su feeling más comercial que muestra la madurez de un experimentado grupo que sabe cómo contentar a los viejos seguidores y, al mismo tiempo, atraer a nuevos seguidores.
Es el turno de una dupla de canciones absolutamente geniales y bien diferenciadas como “Liar” y “Can’t Go Wrong”. La primera suena más melódica y emotiva, siendo rematada por un estribillo fácilmente memorizable, mientras que la segunda me atrevería a definirla como una explosión sónica que recuerda a un viejo hit del grupo como “Let You Down” en la intensidad de esas guitarras. Dos de las canciones que más me han dicho.
Una batería imponente abre la curiosa “Buried In The Sand”. Y he utilizado el adjetivo “curiosa” porque en esas guitarras más pesadas o en la presente línea de bajo encuentro influencias setenteras en el sonido de Seether, cosa que no es precisamente habitual. El estribillo, eso sí, es más propio de nuestros protagonistas.
Ya hemos superado la primera mitad del disco y es imposible no sentirse satisfechos con lo escuchado hasta el momento. Y lo que se viene a continuación tampoco desentona con el concepto de la obra y el estilo de Seether con canciones cumplidoras como “Let It Go” o “Failure” que, si bien no aportan nada nuevo y hasta me cuesta encontrarles algo a destacar, no me dejan extremadamente frío. Son buenas canciones dentro de lo esperable.
Mucho mejor es “Beg”, tercer adelanto que pudimos escuchar del disco, y su colosal estribillo que será coreado hasta la asfixia por sus seguidores durante las presentaciones en vivo. Siento, eso sí, que con canciones como esta o alguna de las anteriormente expuestas, la banda ha querido sonar un poco más dura que en su último álbum, cosa que nunca será sinónimo de algo malo.
Shaun Morgan brilla a la voz en la sentida “Drift Awat”, un tema muy maduro en todos sus apartados (muy buena letra) que con las escuchas me ha ido atrapando más. De hecho, en el grupo de “canciones maduras” no dudaría en incluir “Pride Before The Fall”, la cual defino como una de las más brillantes en cuanto a producción (todo suena nítido), aunque no esté al nivel de los mejores temas del grupo, ni del disco.
Y para terminar la banda decide marcarse una pieza más suave. “Written In The Stone” suena muy acorde con el resto del disco pese a bajar las pulsaciones y cierra el disco dejándonos un sabor de boca dulce.
“Si Vis Pacem Para Bellum”, definitivamente, mantiene con eficacia y mérito el nivel mostrado por estos chavales durante todos estos años. Es un disco que se deja escuchar y que trae algún que otro punto fuerte. Estoy seguro de que los fans acérrimos del grupo estarán más que satisfechos con lo nuevo de Morgan y compañía. Un disco que me ha gustado bastante y que siento que lo mismo provocará en la mayor parte de nuestros lectores. Para mí se merece cuatro estrellas altas.
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