Las brujas suizas son, desde mi perspectiva, una de
las bandas femeninas más destacables de la actualidad (las pondría en mi Top 3
seguro) y eso es algo realmente impresionante ya que estamos viviendo tiempos
donde la figura de la mujer metalera parece reivindicarse.
El caso es que las Burning Witches ya llevan unos
añitos lanzando grandes álbumes de Metal claramente inspirado por la
N.W.O.B.H.M. (¿las Judas Priest femeninas?) y por la temática ocultista, así
como ofreciendo shows en vivo de un altísimo nivel. Con todos estos factores a
sus espaldas, “Dance With The Devil”, su nueva entrega, promete no decepcionar
a nadie. Por último cabe señalar que este es el primer disco de Laura Guldemond
como nueva vocalista del grupo tras la sorprendente salida de la gran Seraina Telli.
¡Sin más preámbulos vamos a por la música!
Una intro breve y con tintes macabros titulada “The
Incantation” es la antesala a la espídica “Lucid Nightmare” con su doble bombo
asesino y unos agudos que confirman que Laura no tiene nada que envidiar a
Seraina. Un tema que podría pertenecer fácilmente a los discos más
contemporáneos de los Judas Priest o Accept y que funciona, como no podía ser
de otra forma, a las mil maravillas.
Seguimos sin un atisbo de bajar las revoluciones
gracias a la homónima “Dance With The Devil”, una pieza de las que solemos
denominar “medio-tiempo” especialmente adornada en las guitarras (me encantan
los arreglos que introduce Romana Kalkuhlse cada vez que puntea) y un
estribillo facilón que se mete al oyente en el bolsillo. Este tema algo menos
lucido que la apertura queda un poco empequeñecido desde los primeros compases
de “Wings Of Steel”, uno de los mejores temas de toda la discografía de estas
jóvenes artistazas. Aquí hay Power Metal en esos versos, hay Metal de la vieja
escuela en el épico estribillo y hay mucha técnica en todas sus secciones. ¿El
mejor tema del disco? Probablemente.
Yo que mencionaba hace solo un par de líneas más
arriba eso de la resurrección de la “vieja escuela” y resulta que en la
siguiente “Six Feet Underground” el espíritu de Dio (un cantante respetado por
esta banda tal y como puede observarse en su versión de “Holy Diver” lanzada en
el pasado) o la rebeldía sonora de los Judas Priest se alzan de nuevo ante
nuestras caras de incredulidad. Una buena sacudida metalera que es imposible
que no dibuje una sonrisa en tu boca.
Parece que las chicas nos quieren dar un pequeño respiro
tras tanta locura y se marcan un BALADÓN titulado “Black Magic” que también
pondría entre lo mejor de todo el álbum. Joyita escondida grabada a dos voces
durante varias secciones de la misma que crean una atmósfera similar a la que
en su momento nos regalaron Warlock, por poner un ejemplo.
“Sea of Lies” y “The Sisters Of Fate” o la powermetalera
“The Final Fight” nos vuelven a atrapar en un tornado de electricidad y muy
mala hostia que se asemeja a lo escuchado en la primera mitad del disco. Me ha
gustado mucho, ya no solo en estos temas sino a nivel general, el papelón que
hace a la guitarra Romana, así como el sorprendente uso del siempre agradable
recurso de las Twin Guitars que tanto embellecen una canción de Metal (mucha
atención a “The Sisters Of Fate” en este aspecto).
Tal vez “Necronomicon” y “Threefold Return”, aunque no
dudaría en volverlas a reproducir siempre que acuda a este álbum, son las
composiciones que menos me han dicho del conjunto de piezas. Me parecen dos temas
realmente buenos pero tal vez menos inspirados (o más reiterativos en la misma
idea) que el resto. Tal vez con las escuchas termine por valorarlas como al
resto.
Como guinda a este dulce pastel las suizas nos
despiden por todo lo alto con otro sorpresón mayúsculo titulado “Battle Hymn”
en el que han contado con la inestimable participación de Ross The Boss y
Michael Lepond (¡vaya dos!). Pieza de proporciones épicas (ojo al intermedio
acústico tan bello que se marcan) que, como el resto del álbum nos deja clarito
un asunto: Burning Witches es una banda con una proyección de futuro asombrosa.
Discazo de nuestras queridas suizas. No hay grandes
cambios estilísticos frente a sus obras pasadas, aunque sí puedo destacar
aspectos como el mayor cuidado de las melodías, así como el despliegue de una
técnica musical cada vez más consolidada. Un disco sobresaliente, no de 10,
pero sí de un gran 9 (la máxima calificación les llegará próximamente con su
mejor disco). Todo a su tiempo que estas chicas prometen.
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