¿Sabes esas incómodas situaciones en las que un
amigo/conocido/familiar/mascota te cuenta un chiste que ya has oído varias
veces y, por compromiso, tienes que forzar una sonrisa? Pues algo así me está
sucediendo con Steel Panther desde el lanzamiento de “Lower The Bar” (2017).
Estos americanos son muy buenos (negarlo sería un
absoluto error) y poseen unas habilidades en sus respectivos roles de lo más
destacables (especialmente su guitarrista Satchel). No obstante, hay un aspecto
que ya empieza a cansar: la sobreexplotada lírica erótica que, al principio
hacía gracia (“Feel The Steel” o “Balls Out” son discos buenísimos en todas sus
dimensiones), luego un poco menos (“All You Can Eat” empezó a mostrar cierta
falta de imaginación en las letras) y después menos gracia que un político en
una fiesta (sí, me he inventado esa comparación y no me arrepiento).
Tras escuchar los primeros adelantos del disco, los
cuales analizaré junto al resto del disco más adelante, me creé las siguientes
expectativas sobre “Heavy Metal Rules”:
a) Instrumentalmente
seguían siendo la caña.
b) Las
letras volvían a sonar algo cansinas.
No quiero parecer fino ni mucho menos (de hecho, soy
de los que se ríe cuando escucha algunas palabras sexuales en canciones
inglesas), pero sí pienso que Steel Panther con un ideario lírico más alto
sería mejor de lo que es (algo similar me sucede con mis queridos Mojinos
Escozíos, cuya formación instrumental es envidiable, pero han preferido
dedicarse a vacilar con las letras, lo cual les ha dado mucha fama, también hay
que decirlo).
Veamos qué se cuece realmente en la quinta obra de
Steel Panther:
Tras una introducción anecdótica titulada “Zebraman”
en la que se mencionan los nombres de algunas bandas icónicas del género, el
disco comienza con la ya conocida “All I Wanna Do Is Fuck (Myself Tonight)”, la
cual parece que, aunque sigamos hablando del mismo tipo de canciones y de
letras, suena convincente especialmente gracias a los arreglos de teclados,
buenos riffs, un puente más que vistozo y un estribillo facilón pero con
gancho. Sin embargo, “Let's Get High Tonight” ya empieza a encender las alarmas
de la repetición. Poca cosa que destacar, la verdad.
“Always Gonna Be A Ho” se presenta como la canción
suave de la obra o, en otras palabras, en la parodia melódica que tuvo su
gracia con “Fat Girl” o “Community Property”, pero claro…de eso ha llovido ya.
De “I'm Not Your Bitch” llaman la atención los
teclados iniciales (la banda no ha estado mal en la inclusión de estos), así
como el primer riff que firma Satchel. No obstante, la canción avanza y vuelve
a caer en el repetitivo estilo del grupo (pero es de lo mejor del disco, no nos
engañemos). “Fuck Everybody” tiene como punto fuerte el cutre videoclip creado
por el grupo (quiero pensar que fue a propósito), pero no me ha dicho nada en
absoluto. Lo mismo me ha sucedido con “Heavy Metal Rules” (un mediotiempo
pesadísimo en todos los sentidos de la acepción) o “Sneaky Little Bitch” (lo
mejor de esta canción es el riff principal, el cual me recuerda al de “Jaded”
de Aerosm
ith).
La recta final del disco la iniciamos con “Gods Of
Pussy” (solo su estribillo parece salvable entre tanto “más de lo mismo”) y la
más lograda, y acústica, “I Ain't Buying What You're Selling” (¡prometo que
Steel Panther ha escrito una letra crítica con la sociedad americana!), las
cuales pone punto y final a un álbum que no sé si decir que me ha decepcionado
o realmente lo veía venir. Steel Panther tiene que tomar cierta consciencia
sobre su necesidad de cambiar de “temas recurrente”.
CALIFICACIÓN: *****
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