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Judas Priest - Screaming For Vengeance (1982)

Calificación:*****

Si con “British Steel”  Judas Priest había dado su primer paso agigantado en la escena internacional, “Screaming For Vengeance” terminaría consolidando al quinteto británico como un fenómeno de masas gracias a un conjunto de canciones que se han mantenido inalterables al paso del tiempo y que han terminado por convertir a este en un disco fundamental.

Creo que pocos, o nadie, se atrevería a poner en cuestión el hecho de que los discos abarcados entre la segunda mitad de los 70 y finales de los 80 que lanzó Judas Priest son auténticas maravillas. Por supuesto, hay unos más grandiosos que otros (yo siempre seré más de “Sad Wings”, “Killing Machine” o “Defenders Of The Faith” que del “Point Of Entry”), pero fueron casi dos décadas de absoluta magia por parte de una de las bandas más icónicas de la historia.

Pese a la calidad de sus primeros discos y el consecuente reconocimiento como una banda de gran potencial para abanderar a las nuevas generaciones de metaleros, probablemente la popularidad global de nuestros muchachos no era a principios de los 80 la más justa. Fue por ello por lo que, aprovechando el bagaje sonoro acumulado en los años previos, así como la aparición de la NWOBHM, para tratar de consolidar su grandeza. El primer golpe llevó por título “British Steel” (¿es necesario describirlo?) y, tras ver la luz en 1980, fue un auténtico acierto que, comercialmente hablando, el posterior “Point Of Entry” (1981) no supo dar continuidad, pese a tener un buen número de grandes canciones. Por este motivo, los británicos no tardaron en tomar su avión hasta Ibiza para dar forma a un conjunto de nuevas canciones que debían combinar elementos accesibles (estribillos inolvidables, algún patrón estructural,…) con esa magia sonora que les ha distinguido y que podríamos resumir en una de las mejores duplas de guitarras que se recuerden y en el mismísimo Rob Halford, quien ya en aquel momento había comenzado a despuntar como uno de los más grandes vocalistas de Metal del mundo.

“Screaming For Vengeance” fue el resultado de cinco meses de duro trabajo que, como usted ya sabrá querido lector, terminarían por romper con cualquier frontera musical y llevarían a este quinteto a los mejores festivales de la geografía global (inolvidable su aparición en el US Festival de 1983) para desarrollar sus poderosísimos directos a los que acudirían, como no podía ser de otra forma, ataviados de cuero (ellos consolidaron esta “moda” entre los metaleros de la época) y con su ya icónica moto que Halford no dudaría en sacar a escena en cada directo.


¿Y qué decir de su portada icónica? Este diseño de Doug Johnson alejó las malas críticas que la ilustración de “Point Of Entry” había despertado y nos presentó a The Hellion, un ave metálica y llena de armas que, según nos revela la descripción que aparece en la contraportada del LP, llega al mundo a clamar venganza. Como ya os habréis dado cuenta, el nombre de la criatura coincide con el título de la apertura del disco.

 

La transcripción literal del texto es la siguiente:

«Desde una tierra desconocida y por medio de cielos lejanos, llegó un guerrero alado. No quedaba nada sagrado, nadie estaba a salvo de The Hellion ya que proliferó su grito de batalla... Gritando por venganza»


Hablemos ahora de cada canción de este maravilloso disco.

 

The Hellion/Electric Eye

Por si existían aún  dudas sobre la calidad de este álbum, la apertura se encargará de disiparlas rápidamente. No es una exageración afirmar que “The Hellion”, con sus 45 segundos de duración, es una de los intros más épicos de la historia. Las guitarras de Downing y Tipton se unen para abrir el disco y anunciar la llega de “Electric Eye”, uno de los himnos por excelencia en la discografía de los Judas, así como una de mis preferidas (no puedo ocultarlo jejeje). Halford saca a relucir su amplitud de registros desde el primer verso, jugando con voces casi robóticas y agudos de escándalo que siempre me ponen los pelos de punta (el grito de Halford cuando dice “I’m Made Of Metal” así como el posterior estribillo me parecen dos de los momentos cumbre en la historia del género). Mención aparte merece el duelo de guitarras entre Tipton y Downing, un tándem tan perfecto como a veces insuperable. Uno empieza la escucha emocionado gracias a semejante maravilla.

 

Por otro lado me resulta llamativo que la gente no tienda a detenerse a leer y tratar de comprender la profética letra de “Electric Eye”. Ese “ojo eléctrico” al que se alude es un guiño al “Gran Hermano” de la aclamada 1984 de George Orwell y, por ende, a los cada vez más sofisticados sistemas de vigilancia (hoy en día mejor ya ni hablemos de lo controlados que estamos). Enorme y, al mismo tiempo, crítica letra.


 

Riding On The Wind

“Riding On The Wind” acumula una potencia atronadora similar a la de los primeros discos de Motörhead, pero con la diferencia de que es Halford quien está frente al micrófono desgañitándose a base de agudos infernales. Destaco también el papel de Dave Holland en la batería, un músico que siempre aportó grandes actuaciones en cada álbum de los británicos. Para mí esta es una canción que musicalmente sirvió como inspiración para diversas piezas del siguiente álbum, mi predilecto “Defenders Of The Faith”, como por ejemplo “Freewheel Burning” o “Jawbreaker”.


 

Bloodstone

“Bloodstone” es, a mi parecer, uno de los cortes más elaborados de todo el trabajo. No es tan veloz como la mayor parte de las canciones que componen “Screaming For Vengeance”, pero tiene una sólida base de batería y bajo, así como unos punteos de KK y Glenn magníficos, que construyen una apisonadora musical que destruye todo lo que se interpone a su paso a base de buen Metal. No sé si a alguien más le ha ocurrido, pero siempre que escucho este pienso en “Balls To The Wall”, el clásico de Accept. El estribillo, pese a su sencillez, vuelve a poner de manifiesto la elegancia y fuerza que atesoraba Halford en sus cuerdas vocales durante esta época.


 

(Take These) Chains

Otra de mis composiciones más estimadas del álbum es esta “(Take These) Chains”, una canción más sencilla y comercial pero que cuenta con una breve lección vocal de Halford, cantando con mucha elegancia y, obviamente, mucha garra cada verso y estribillo. Una canción destinada a convencer...y que logra sobradamente alcanzar este fin.




Pain And Pleasure

Hablemos ahora de un corte sorprendente en muchos sentidos. Es digno de reseñar la densidad de los riffs y la precisión de Holland en la batería. Halford sigue en estado de gracia amoldándose al ritmo de la banda a la hora de entonar los versos y el estribillo. A modo personal disfruto mucho de la inclusión de pausas en la instrumentación, logrando construir una canción aparentemente sencilla pero impredecible.  No se entiende en absoluto que haya caído en el olvido.


 

Screaming For Vengeance

Es la hora de reencontrarnos con la velocidad y la versión más bruta de los Judas Priest. El tema que dio nombre a este histórico álbum también podría incluirse dentro del listado de himnos del quinteto británico. Halford expulsa toda su rabia a través de sus impecables agudos (los gritos de fondo que incluyeron en los estribillos lo hacen aún más épica) a la par que las guitarras vuelan con una base rítmica de primera categoría, una batalla de vibrantes solos y con una sección de guitarras gemelas asombrosa. Los Judas haciendo lo mejor que saben hacer: poner el mundo a sus pies.


 

You’ve Got Another Thing Comin’

¡No cesan los clásicos! Es turno de “You’ve Got Another Comin’”, pieza de estructura y desarrollo musical-vocal sencillos (a veces las cosas simples se graban en más mentes que las elaboradas).El ritmo de la canción tiene mucho feeling y es lo suficientemente capaz de captar la atención hasta del mayor detractor del Metal y del Hard-Rock. Fue tal su éxito que los británicos nunca, o prácticamente nunca, la han eliminado de su repertorio. No se puede ser fan de los Judas sin escuchar antes este HIT.


 

Fever

Probablemente este podría ser la composición más técnica de todo el plástico, con una estructura muy lograda, a veces parece que nos encontramos ante algo conceptual y de sus primeros álbumes,  en la que hay tres protagonistas fundamentales: Rob Halford (¡qué vozarrón y qué susurros entrega en el estribillo!), KK Downing y Glenn Tipton (el dúo de guitarras borda los 5 minutos de duración a partir de arpegios, punteos y sólidos riffs).  La letra abarca el reencuentro de dos antiguos amantes, centrándose en la lujuria que emerge de ambos cuando vuelven a encontrarse.  

 

Devil’s Child

Como final de fiesta, estos titanes nos despiden con “Devil’s Child”, un cañonazo al más puro estilo AC/DC. Hard-Rock desenfrenado, con pegadizos puentes y estribillos clavados a la banda liderada por Angus Young. También me recuerda a “High ‘N’ Dry (Saturday Night)” de Def Leppard. Halford se desgañita para deleite de su audiencia mientras las guitarras disparan riffs de gran diversidad y clase. Un cierre de primer nivel para un álbum que, como cabría esperar, estaba destinado a triunfar.

 

Con este apoteósico álbum una vez más JUDAS PRIEST, seguía aportando elementos claves al Heavy Metal, tanto en estética, sonido y actitud haciendo que el género creciera a pasos agigantados. El sonido de este álbum seria perfeccionado y llevado a límites más extremos con su siguiente Defenders Of The Faith (1983), otra pieza indispensable y fundamental para comprender el Heavy Metal.

 

Cabe añadir que decidí centrarme en el disco original tal cual se editó en 1982, no quise indagar en remasterizaciones y ediciones aniversario porque estos diez temas fueron los que realmente pusieron al disco y a la banda en lo más alto del panorama metalero.

 

“Screaming For Vengeance” una obra maestra en la historia de la banda y una piedra fundamental para entender la historia del Heavy Metal. Querido lector, no dude en darle una oportunidad a estas leyendas, si es que no lo ha hecho ya. 


WE ARE SCREAMING...SCREAMING FOR VENGEANCE!



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