Tras “Live After Death”, “Maiden England”, “Rock In Rio” o “En Vivo!”, por nombrar unos pocos, seguramente muchos se pregunten si realmente era necesario otro álbum en vivo de Iron Maiden. Pero, seamos sinceros...¿quién le dice que no a una de las bandas más trascendentales de la historia del Heavy Metal? ¿no es, acaso, motivo de alegría que nuestros héroes sigan en pie de guerra y con un poderío intacto que explotan en cada nuevo álbum de estudio o directo? Son Iron Maiden, señores.
El motivo real de este lanzamiento que aquí se reseña es una realidad que han vivido todos los músicos durante este inolvidable 2020 (“inolvidable” en el mal sentido de la acepción). Maiden ha querido redimirse tras tener que suspender gran parte de su Legacy Of The Beast Tour por la maldita pandemia del Covid-19 lanzando un disco en directo perteneciente a esta gira y que recoge lo mejor de los tres shows que los británicos ofrecieron en el Palacio de los Deportes de México DF a finales de septiembre de 2019.
Por lo tanto, a un extenso abanico de LPs en directo como los citados al inicio de la reseña, recibimos a finales de año este “Nights Of The Dead, Legacy Of The Beast: Live In Mexico City”, el cual, aunque, como comprobaréis, es increíble, podría quedar eclipsado por los tantos trabajos similares editados en el pasado (más aún cuando la mayor parte de las canciones del repertorio las puedes encontrar en dichos conciertos lanzados). Cada uno decide qué discos pinchar más y yo tengo claro que este estará muy presente en mis escuchas próximas.
Un Eddie engalanado con un traje típico mejicano y rodeado de diferentes dibujos que hacen referencia a las canciones incluidas en el concierto, algo que desde que empezaron a promocionar el tour me encantó, preside la notable cubierta de este lanzamiento. Además, a los lados pueden percibirse rosas y las cabezas de tres espíritus pintados como si de calaveras mejicanas se tratara. Me gustaría recomendar la adquisición del álbum en formato libro ya que la calidad de las fotografías, así como los diferentes bocetos del escenario ganan más de esa forma.
Personalmente me encanta el hecho de que estas leyendas hayan recuperado como “opener” de sus shows la legendaria “Aces High” (no es necesario sentir cercanía, políticamente hablando, por Wiston Churchill para que se te erice la piel con su discurso previo a la entrada de las guitarras gemelas y la batería de Nicko). Esta pone desde el primer segundo toda la carne en el asador con un derroche de adrenalina monumental. Dickinson está crecido, disfrutando de esos versos espídicos e invitando al entregado público mejicano a corear el archiconocido puente-estribillo de la canción. Otro acierto pleno en el repertorio es el hecho de que el segundo movimiento sea “Where Eagles Dare”, una de mis canciones favoritas de “La Doncella” (necesitaba decirlo), en el que la banda suena realmente engrasada y Bruce, aunque no llegue a los agudos de antaño, vuelve a jugar con sus registros para no desmerecer en esta canción.
“2 Minutes To Midnight” y “The Trooper”, pese a ser dos de esas canciones de esas que sabes que “nunca faltan”, suenan colosales una vez más y nos hacen pasar un buen rato antes de que emerja la retornada “The Clansman” y sea patente la gran conexión existente entre el sexteto y su audiencia allá donde vayan. Por supuesto que me quedo con la versión del “Rock In Rio”, pero no me parece que esta sea una interpretación anecdótica de tan buena pieza, al igual que me sucede con otra pieza monumental de la “era Blaze” como “Sign Of The Cross”, que sin llegar a los niveles del mencionado álbum filmado en Brasil, me emociona que sea recuperada por los muchachos.
Dos sorpresones de este material son “Revelations” (más clásicos del “Piece Of Mind”) y esa joya contemporánea del grupo llamada “For The Greater Good Of God” por el despliegue de poder y electricidad llevado a cabo por nuestros protagonistas, con especial protagonista de ese superdotado de los micrófonos llamado Bruce Dickinson. Estas entrarían en el saco de “canciones menos habituales en vivo” y creo que no decepcionan.
...y a partir de aquí Maiden pone el piloto automático y se viene una sucesión de clásicos presentes en todos los shows del grupo (y, por ende, en este tipo de lanzamientos) que están la mar de bien, pero que seguramente escuche mucho menos que las previamente comentadas. De todas formas, siempre es genial escuchar “Fear Of The Dark”, “The Number Of The Beast”, “Iron Maiden”, “The Evil That Men Do”, “Hallowed Be Thy Name” (esta me alegró que volviera tras el veto que recibió por las acusaciones de plagio de su ex-mánager al notar similitudes con "Life's Shadow" de Brian McQuinn) y el genial broche de oro que suele poner “Run To The Hills”.
Cada á
lbum en directo de “la doncella” es un regalo de sus majestades y, como tal, solo puedo ponerles una nota altísima y hacerles la reverencia. Los británicos siguen incontestables en su trayectoria inmejorable. No deje de escuchar, querido lector o lectora, esta nueva exhibición de nuestros queridos Iron Maiden.
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