Hay reseñas que cuesta más escribir por el motivo que te lleva a hacerlo. Si bien me defino como un fiel seguidor de Van Halen, confieso que elaborar esta reseña ha sido complicado y ha venido acompañado de lágrimas ya que hace una semana perdimos al gran Eddie Van Halen, genio y figura del Hard-Rock, así como probablemente uno de los guitarristas más influyentes y queridos de la historia. Por tanto, esta reseña de un disco fundamental para entender el Rock como “1984” quiero dedicarlo a la memoria de Eddie, quien ya se ganó la eternidad.
Corría el año 1984. Por aquellos tiempos, el cuarteto americano ya había empezado a hacerse un nombre que suscitaba gran respeto dentro del Rock con cinco obras realmente excelentes. Sin embargo, este crecimiento de la fama vino acompañado de un paralelo aumento de los egos dentro del grupo. Concretamente hablamos del frontman David Lee Roth, y de los hermanos Van Halen, que estaban empezando a vivir como “rockstars”. Esto tendría consecuencias en un futuro muy próximo, como ya sabéis, y terminaría por provocar la salida del vocalista rubio.
gran inspiración que atravesaba el grupo, así como el tirón que la música con sintetizadores comenzaba a experimentar en aquellos momentos, Eddie, como capitán de la nave, toma la acertada decisión de incorporar en mayor medida que en anteriores discos este instrumento, sin renunciar por ello, como comprobaréis, a la fuerza de su sonido más cercano al Hard-Rock. “1984”, grabado en los estudios “5150” de Eddie que darían nombre a su siguiente obra, se convertiría en el disco que convertiría a nuestros protagonistas en leyendas eternas del Rock, llegando incluso a obtener la distinción de Platino.
¿Y si empezamos ya con la música?
Antes de darnos de frente con el primer clasicazo, el disco abre de una manera muy curiosa con la homónima “1984”, una breve improvisación instrumental que el gran Eddie Van Halen decidió firmar en los teclados y, de esta forma, preparar el cuerpo para “JUMP”, el himno por antonomasia de este inmortal grupo, así como un himno de los años ochenta. Esos sintetizadores anuncian fiesta de la grande durante los versos (¡qué bien está el señor Lee Roth!) para, ya con las guitarras de Eddie funcionando a tope, llevarnos a un puente de esos que marcan escuela, así como el archiconocido estribillo. No puedo dejar de nombrar el inmortal solo de guitarra que contiene esta canción y que, como el tema en su conjunto, también suele figurar en todos los Top de los años 80.
Pero es que la cosa parece que va de clásicos ya que la siguiente no es otra que “Panama”, otro corte insigne dentro de la discografía de estos titanes. Guitarras colosales y cargadas de presencia, un David sobrado a la hora de sacar sus mejores registros a la luz, así como el ya reconocido estribillo de un corte tan simple como único. No puedes hablar de Van Halen sin conocer esta canción.
La guitarra de nuestro héroe caído abre de manera melódica la ochentera “Top Jimmy” mientras su hermano Alex y Michael Anthony crean una inclasificable base rítmica sobre la que cualquier músico puede lucirse. Son tantos los detalles que introduce Eddie tras cada punteo o riff que es imposible resumirlos en una reseña, por lo que me limitaré a invitaros a escucharla de principio a fin. No obstante, si puedo decir que el solo es un auténtico regalo para quienes quieren escuchar técnica en su máxima expresión.
Siempre me ha llamado la atención que la siguiente pista, “Drop Dead Legs”, también abra con una tónica melódica muy similar a la del corte previo. La batería de Alex se impone con notoriedad en este medio tiempo de Hard-Rock accesible que siempre suena con fuerza en mi reproductor de CDs. Además del colosal solo que vuelve a firmar Eddie, me gustaría destacar los coros que acompañan durante el puente-estribillo a David.
t For Teacher” es una de las canciones más Heavys que podemos encontrar en la discografía de Van Halen. Tras una lección de batería firmada por Alex (tal vez sea el momento de reconocer como es debido a este tipo), Eddie demuestra que no es humano con un punteo de ensueño, de guitar-god...¡de su propia factoría! La manera en la que David Lee Roth se desgañita tras el micrófono justifica seguramente a todos aquellos que defienden que este fue el mejor vocalista que pasó por el grupo, aunque no es cuestión aquí de enfrentar ahora a los amantes de este con los de Sammy Hagar. Si notabas que faltaba algo, ahí va Eddie con un nuevo solo que creo que disipa las dudas sobre si era, es y será uno de los más grandes de la historia. Un tema incalificable por su grandeza.
La faceta más comercial de Van Halen vuelve a aparecer con “I’ll Wait” y sus pegadizos teclados que capitanean la canción en todo momento. Estamos ante una canción que no desmerece en absoluto y que cumple con lo que uno puede esperar de una banda de estas dimensiones.
Nos vamos acercando al final con “Girl Gone Bad” una pieza más cañera y eléctrica que siempre me dibuja una sonrisa. En esos primeros coletazos de guitarra uno encuentra ciertos toques progresivos, además de una técnica demencial que recuerda a la de otro grande como Yngwie. Canción llena de actitud y que redondea al alza la obra. No obstante, antes de terminar, el grupo tenía preparado como cierre un corte por el que siento especial amor como es la rebelde “House Of Pain”, tema lleno de agresividad tras la voz de David, así como tras la guitarra de un inspiradísimo Eddie, quien no para de introducir pequeños detalles tras su instrumento (mucha atención al pequeño cambio que introduce en la estructura de la canción antes de facturar el hipnótico solo). Para mí, junto a “Hot For Teacher”, es la canción más dura de este trabajo.
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