Si algo nos han enseñado las bandas que conforman “la
vieja guardia” del Rock y el Metal es que sus giras de despedida no terminan de
serlo. Me baso, sin ir muy lejos, en artistas como Aerosmith, Scorpions o los
Rolling Stones, quienes llevan retirándose bastante tiempo.
En esta ocasión toca decir, supuestamente, “hasta
siempre” a una banda que no requiere presentación alguna como es Slayer. La
banda se encuentra en estos momentos realizando el que, según dicen, será su
último tour y que finalizará en tierras americanas. No quiero despertar
polémicas con esta reseña, pero me voy a permitir opinar que, desde mi
perspectiva, Slayer tuvo que haber echado el cierre hace unos años, cuando Jeff
falleció y Lombardo fue despedido. Si bien la formación actual está bastante
bien, no le termina de hacer honor del todo a la banda que todos conocemos.
Además de incluir una recopilación histórica de todos
los videoclips que sirvieron para promocionar “Repentless” y unirlos con
escenas inéditas a modo de conformar un pequeño corto cinematográfico, la banda
ha querido despedirse de sus seguidores con la filmación de un concierto
íntegro extraído de su gira de despedida que fue filmado en el Forum de
Inglewood.
Por tanto, “The Repentless Killogy” puede verse como
una celebración del legado imperecedero de una banda fundamental para entender
la historia del Metal como tal. Un testamento musical que incluye piezas que
han traspasado las propias fronteras del grupo para convertirse en himnos
indiscutibles del género tales como “Raining Blood”, “War Ensemble”, “South Of
Heaven”, “Dead Skin Mask”, “Season In The Abyss”, “Chemical Warfare”, “Hell
Awaits” o “Angel Of Death” (todas suenan igual de contundentes que siempre, lo
cual me lleva a querer felicitar al bueno de Gary Holt por haber ocupado con
tanta maestría el enorme hueco que dejó Jeff Hanneman.
Tampoco faltan segundos platos de primer nivel como
“The Antichrist” (un tema que sigue sonando igual de bien que cuando esta fue
concebida), “Disciple” (mi favorita de aquel irregular “God Hates Us All” que
cuenta, además, con una gran participación del público presente), “Bloodline” o
“Hate Worldwide” o algunos de los temas más rescatables del polémico
“Repentless”, las cuales, a mi modo de ver, funcionan excelentemente bien en
directo (“You Against You”, “Repentless”
o “When The Stillness Comes” funcionan a las mil maravillas).
No es su mejor álbum en directo (creo que era algo
esperable con el extenso y brillante catálogo del grupo), pero no por ello
sigue siendo un gran trabajo que sirve para bajar, al menos aparentemente, el
telón y obligarnos a quitarnos el sombrero ante la apocalíptica carrera de
Slayer.
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