No me cansaré de reivindicar la trascendencia del gran
Rosendo Mercado. En esta ocasión rescato un álbum soberbio a mi parecer que no
dudaría incluir en un Top 5 de toda su discografía, aunque puedo entender que
esta opinión no la compartan otros, cuidado.
Con “Vergüenza Torera”, decimoquinto álbum de estudio
del de Carabanchel, volvió el Rosendo más encabronado con la podrida sociedad
española del 2013 (que tampoco ha cambiado demasiado…) y sintiendo la necesidad
de abrir fuego con las armas más peligrosas posibles, que no son otras que la
lírica y la música tan inconfundible que nuestro querido “Rosen” ha sido capaz
de facturar. No, no estamos ante una “obra más”, querido lector. Así que tome
asiento y disfrute.
Este auténtico “Workin’ Class Hero” comienza sin pelos
en la lengua con “Al Lodo Brillo”, la primera declaración de intenciones de
este incendiario álbum. Riffs crudos, con algún punteo intercalado y su
infalible solo, la característica voz del señor Mercado y una letra
desgarradora.
“Vives
del uso y disfrute
Y
entretanto vas tomando apuntes
Para
cuando te pregunten
Estar
resuelto
No
hay un dios que te compute
Y
aunque tienes el bolsillo infecto
No
es materia que te inmute”
Pero para crítica la que Rosendo hace en la homónima
“Vergüenza Torera”. El madrileño, harto de corrupción, paro y tantos problemas
sociales que parecen no tener fin en España, se marca una de las letras más
directas de toda su trayectoria (¡que ya es decir!) que podría citar a
continuación al completo, pero he preferido incluir solamente la última estrofa
porque resume perfectamente el cansancio del músico frente a un país podrido.
La canción es pegadiza, con su estribillo impresionante y un sonido duro pero a
la vez dramático acorde con lo que la letra nos quiere decir. TEMAZO.
“Qué
pena, qué frustración, qué triste porvenir
Serena
desilusión, qué mierda de país”
“Y Venga Vueltas” habla, como se puede apreciar en la
compleja letra de la misma, de los constantes cambios de gobiernos y sus
correspondientes leyes. Especialmente este es un ataque a las políticas de la
derecha española (“Con esta guisa no hay que negociar. No me pises los
cartones. Mano dura para adoctrinar a los peleones. Los hay dispuestos a
considerar la dignidad por doblones”). Medio tiempo de la escuela
tradicional rosendera que sirve como gran preludio para un cañonazo como
“Haciendo Cábalas”, en la que, a través de una letra más facilona, Rosendo se
desnuda como letrista ante sus oyentes y nos muestra su actitud vital y profesional
en pleno Siglo XXI.
“No
podré presumir de potente financiero
Aunque
he de reconocer que trabajo por dinero
Y
puedo decir que sí, que me siento un hombre entero
Haciendo
cábalas, mostrando el género
No
dejando nada al azar
Gozando
efímero del burladero
Recto,
moderado y neutral”
A continuación las revoluciones bajan
considerablemente con las dos siguientes canciones. Primeramente “Autócratas”
se mueve lenta e hiriente, como una serpiente de cascabel por el desierto,
mientras nos recuerda que “son muchas las secuelas de ayer y las heridas por
cerrar”, así como que el hecho de “acorralar para arremeter no es un
buen principio de autoridad”. Temazo al igual que la bella “A Remar” y su
letra escrita por su hijo Rodrigo Mercado (gran artista, por cierto), en la que
a las guitarras acústicas se suman algunos arreglos de cuerda emotivos que
convierten a esta en una de las piezas más grandiosas de la obra.
Una de mis canciones preferidas de este LP y, en
general, de la discografía del madrileño es “Muela La Muela”, que supone un
canto dirigido directamente al trabajador de la clase baja, esclavizado y
siervo del poder, al que invita a levantarse contra su situación en busca de un
futuro más digno y mejor. Ese alegato final a la revolución es un diamante en
bruto, amigos.
“Llano
y con la hechura natural
Harto
de la usura y de la represión
Franco
y con mesura cerebral
Se
el centinela de tu configuración
Y
si duele que duela, ¡viva la revolución!
Y
si duele que duela, ¡viva la revolución!”
“Delirio” rompe un poco con la estructura típica del
repertorio “rosendero”, pero no por ello deja de brillar en el plano lírico (“Quién
puede hacerte dudar sobre lo que es conveniente. Quién hay con autoridad para
decir lo que sientes. ¿Te vas a mortificar en un gesto complaciente?”).
Algo similar ocurre con “Dubitando”, en la cual llaman la atención tanto la
percusión de Mariano, así como el registro más agudo de Rosendo.
La obra llega a su fin con la hardrockera “Cuando…”
(imposible no pensar en los primeros trabajos en solitario del artista), tema
que sonó en la mayor parte de los posteriores shows del artista (incluida
también en su gira de retirada) y una joya ignorada como “Ni Fu, Ni Fa”, un
canto a la libertad de pensamiento y elección frente a una sociedad cada vez
más sometida a las modas. Una definición genial, y seguramente realizada sin
querer, de lo que ha sido Rosendo en nuestro Rock: un músico que siempre hizo
lo que le dio la gana, sin necesidad de venderse a modas pasajeras o a los
sonidos “mainstream”.
“Voy a ser casual
Más que comprometido
Solo una presencia virtual
No está bien ni mal
Y de haberlo sabido
No hubiera cruzado el umbral”
“Vergüenza Torera” podría ser la obra más explícita de
Rosendo en lo que a indignación con la sociedad se refiere (también nos
regalaría alguna que otra rajada en “De Escalde y Trinchera), así como una de
las más completas en el plano instrumental y vocal. Por ello, aunque sé que
muchos puedan presentar discordancias con mi opinión, es merecedor de la máxima
nota (y si duele que duela…¡viva la revolución!).
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