Nueve años
después de “Resonate” (2016), su último trabajo en solitario, el célebre Glenn
Hughes regresa con “Chosen”, un álbum profundamente personal y vibrante que
supone uno de los retornos más esperados del Rock clásico, sobre todo teniendo
en cuenta el extraordinario estado de forma en el que se encuentra esta leyenda
a sus 74 años.
En este
trabajo, Hughes se reencuentra con sus raíces, apostando de nuevo por el hard
rock, el soul y el funk que lo elevaron a la categoría de mito a lo largo de
las décadas. En alguna entrevista reciente, incluso ha insinuado que este
podría ser su último LP dentro del género. Sea como sea, con un currículum en
el que figuran nombres como Deep Purple, Trapeze, Black Sabbath o Black Country
Communion, vuelve a escena con una obra que vamos a desgranar en detalle.
Conviene
destacar que para esta grabación Hughes se ha rodeado de un notable elenco:
Søren Andersen (guitarrista y productor), Ash Sheehan (batería) y Bob Fridzema
(teclados).
El
recorrido comienza con la ya conocida “Voice In My Head”, uno de los adelantos
del álbum. Desde los primeros compases atrapa con un riff electrizante y ese
inconfundible bajo que retumba al frente. A los pocos segundos, la voz de
Hughes emerge para demostrar que ha resistido al paso del tiempo como pocas,
conservando intacta su potencia y dulzura. Rock duro y directo que convence de
inmediato y empuja a seguir escuchando.
Con la
densidad funky que remite a su célebre “Soul Mover”, el gran Hughes entrega una
vibrante “My Alibi”, tema que se convierte fácilmente en una de las joyas del
disco. Versos melódicos, estribillos afilados y un despliegue
vocal-instrumental de máximo nivel la convierten en imprescindible.
El corte
homónimo no se queda atrás: riffs arrolladores, un estribillo pegajoso y, sobre
todo, una línea vocal serpenteante en las estrofas que permite a Hughes mostrar
su faceta más dramática. Los ecos de Black Country Communion son evidentes, lo
cual nunca puede considerarse un inconveniente. Es una canción que gana con
cada escucha y acaba conquistando.
La
impronta de Black Country Communion también se percibe en la épica “Heal”, con
más de seis minutos de duración. Sucesivos cambios estructurales enriquecen una
composición donde Hughes vuelve a lucir su voz con inusitada energía y a
sacudirnos con su bajo vibrante. Resulta increíble comprobar cómo mantiene
intacta esa fuerza medio siglo después. Por su parte, la faceta más cruda y
rockera aparece en “In The Golden”, un tema sucio, desenfadado y muy enérgico
que recuerda a lo mejor de su etapa en The Dead Daisies.
Al sonar
el riff principal de “The Lost Parade” confieso que tuve que mirar la portada
para confirmar que era Glenn Hughes y no Black Sabbath. Tema denso (mención
especial al bajo y a la batería), cargado de tensión emocional y con una nueva
exhibición vocal en la que se mueve entre registros agudos y otros más
sosegados. Una pieza para disfrutar con calma.
Llegados a
este punto, “Hot Damn Thing” resulta un respiro necesario. Pocos rockeros han
sabido integrar el funk y el soul en el género con la naturalidad de Hughes
(basta recordar “Come Taste The Band” de Deep Purple). No es un tema
revolucionario, pero su groove contagioso lo hace irresistible.
Aunque
disfruto especialmente de este tipo de composiciones, debo admitir que “Black
Cat Moan” acusa cierta repetición de fórmulas ya escuchadas en el disco. Es un
corte sólido, pero acaba algo eclipsado por otras propuestas más frescas. En
contraste, “Come And Go” rompe con los moldes del LP y apuesta por pinceladas
psicodélicas, ofreciendo una riqueza particular en sus atmósferas hipnóticas y
su profundidad sonora.
“Into The
Fade”, tercer single del trabajo, es el encargado de poner el broche final. Lo
hace entre riffs enérgicos, melodías convincentes y un estribillo donde la voz
del maestro brilla por última vez con fuerza. Una pieza bien estructurada y con
mucho gancho, ideal para cerrar este viaje.
CONCLUSIÓN
“Chosen”
representa el regreso triunfal de Glenn Hughes, un artista que nunca
decepciona, ya sea en solitario o acompañado por alguna banda de renombre. Este
LP es una avalancha de riffs y coros cargados de honestidad. Hughes no piensa
en la jubilación, y eso solo puede alegrarnos. Valió la pena esperar casi una
década para disfrutar de semejante obra.
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