En una reciente entrevista realizada por el periodista Jan Gradvall, Lars Ulrich habló sobre varios
aspectos relacionados con su carrera como batería. Entre estos, reveló cómo
conoció a James Hetfield, con quien ha compartido 37 años de trayectoria
musical bajo el nombre de Metallica:
“Nos mudamos [su
familia y él] a Los Ángeles, a Newport Beach, un área residencial en el sur.
Allí iba a jugar al tenis en el equipo del instituto. Había un tenista
australiano llamado Roy Emerson que era cercano a mi padre, y él tenía un hijo
llamado Anthony Emerson, la estrella del instituto Corona del Mar. Yo tenía en
mente dar un paso al frente y ser el segundo mejor jugador del instituto. Por
aquellos tiempos, en Dinamarca, estaba de alguna forma entre los 10 mejores del
país y blah blah blah, por lo que tenía pensado que iba a llegar a Newport
Beach y estar con Anthony Emerson en su equipo de tenis. El problema fue que,
cuando hice las pruebas, no entré en los siete mejores del instituto. De hecho,
creo que no estaba entre los siete mejores de la calle en la que vivía. Así
que, literalmente, en un día, mi sueño del tenis se estrelló y entró en llamas…
y la música estaba ahí para tomar el relevo. Había un 7-Eleven con un periódico
de anuncios clasificados llamados The Recycler, o por lo menos estaba en todos
los 7-Eleven. Y podías comprar y vender coches, corta-céspedes, cosas para la
cocina y lo que quisieras. Y, al final del todo, había una sección pequeña para
músicos buscando bandas y bandas buscando músicos. Así que puse un anuncio
diciendo: “Batería busca a otros fans de heavy metal”, o algo así, “para
empezar una banda. Influencias: Diamond Head, Angel Witch, Tygers of Pan Tang y
Venom”. Empecé a tener llamadas de tíos diciendo: “Me va el heavy metal. Me
mola Styx, Kansas y Van Halen”. También me decían “¿Quiénes son Diamond Head?”.
Entonces hablábamos, quedamos para tocar música con estos tíos y ninguno
funcionaba. Entonces, un día, recibí una llamada de un tío llamado Hugh Tanner,
quien dijo que traería a un amigo, quedamos y tocamos música una tarde. El tío
que trajo fue James Hetfield. Era muy tímido, introvertido, apenas te podía
mirar a los ojos o tener una conversación. Pero hubo una especie de conexión
mientras tocábamos. Aun así, no salió nada de ahí, acabé bastante frustrado por
todo. Pasamos a junio de 1981, cuando volvió, pasé el verano en Europa, y parte
del tiempo en Inglaterra con bandas como Diamond Head, Motörhead y otras.
Cuando volví a Estados Unidos en Octubre de aquel año, llamé a ese tal James
Hetfield otra vez, porque había algún tipo de vibración, una conexión. Le dije
que quería que nos juntáramos y ver si había alguna posibilidad de algo, y así
lo hicimos. 37 años después, aquí estoy”.
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